El
crecimiento en el capitalismo mundial no se anuncia como un proceso fácil para
los próximos años. ¿Podría detenerse la expansión económica? La pregunta se
antoja difícil de responder, pero una cosa es cierta: sin crecimiento el
capitalismo mundial entrará en una crisis profunda.
Alejandro Nadal / LA JORNADA
Uno de los
mitos más populares sobre el capitalismo gira alrededor de su capacidad para
generar crecimiento económico de manera continua. De aquí se derivan
consecuencias importantes en materia de niveles de vida y bienestar, por no
mencionar la leyenda de que el capitalismo es el mejor amigo de la democracia y
la libertad. Pero, ¿es cierto que el capitalismo está asociado al crecimiento
sin fin?
Se ha
sugerido que la economía mundial está adentrándose en una fase de estancamiento
que podría prolongarse varios años. La combinación de fuerzas que conspira para
que este letargo económico se profundice y se extienda en el tiempo son
poderosas y afectan a todos los grandes centros de dinamismo económico. Además
son de muy variada índole y eso hace difícil encontrar un remedio que las pueda
contrarrestar.
Entre estas
fuerzas se pueden enumerar las siguientes tres. Primero, el proceso
deflacionario que hoy afecta a los centros económicos más importantes del mundo
(Estados Unidos, Europa y China). Segundo, la expansión del sector financiero y
su hegemonía sobre la economía mundial. Y, tercero, la profunda desigualdad
económica que hoy sigue intensificándose. Estas tres fuerzas se encuentran íntimamente
vinculadas, aunque no son los únicos factores capaces de contrarrestar las
fuerzas endógenas que favorecen el crecimiento.
La primera
está relacionada con el des-endeudamiento y responde a una combinación de
factores macroeconómicos. No se trata de un fenómeno coyuntural, como algunos
podrían creer. El crecimiento económico en las últimas dos décadas en los
centros de la economía mundial estuvo sostenido por el endeudamiento y
episodios de rápido crecimiento en los precios de muchos activos (burbujas). El
ajuste que sigue cuando revientan esas burbujas conduce al desapalancamiento y
frena el crecimiento. Por eso en los centros de dinamismo económico mundial la
deuda del sector privado sigue siendo un factor fundamental para entender el
mediocre ritmo de crecimiento económico. Hoy el endeudamiento del sector
privado (familias y empresas) en China y Estados Unidos alcanza 207 y 198 por
ciento del PIB, respectivamente. La pérdida de dinamismo en China se pudo
frenar ligeramente entre 2012 y 2014 gracias a medidas que permiten más
endeudamiento pero a la larga la medicina podría agravar la enfermedad.
Quizás
algunos pueden ver en la deflación un fenómeno coyuntural, pero lo cierto es
que el festín de endeudamiento de familias y empresas fue tan profundo que las
cicatrices serán difíciles de borrar. El ejemplo de Japón en los últimos 20
años demuestra que el proceso de des-endeudamiento puede frenar el crecimiento
de manera significativa durante muchos años. El debate sobre si Estados Unidos
podría recaer en una recesión en 2016 está alimentado por este tipo de
problemas.
En una
economía capitalista es normal que el capital fluya hacia los sectores de mayor
rentabilidad. Sin embargo, cuando la economía real mantiene bajas tasas de
rentabilidad y los capitales emigran hacia el sector financiero para buscar
ganancias en la especulación, el resultado es una reducción en la tasa de
crecimiento. No es coincidencia que las tasas de crecimiento en las economías
más importantes del mundo conservaron su tendencia hacia la mediocridad al
mismo tiempo que el sector financiero mantuvo su expansión. Pero el sector
financiero puede ser refugio seguro solamente durante un lapso de tiempo corto.
La volatilidad y la incertidumbre son los compañeros inseparables de las inversiones
en la especulación y los arbitrajes. La mejor muestra es la sacudida en el
mercado bursátil de todo el mundo, comenzando con el colapso de las bolsas en
China.
Finalmente
la desigualdad económica sigue siendo un lastre para la economía mundial. Los
datos del grupo Credit Suisse indican que hoy el uno por ciento de la población
mundial es poseedora de más de la mitad de la riqueza (y 10 por ciento superior
es dueño de 88 por ciento de la riqueza mundial). Mientras los salarios reales
se mantienen sin recuperarse, la demanda agregada sigue comportándose de manera
tímida. El crecimiento del salario real en las principales economías del mundo
lleva ya muchos años estancado. Hoy el desendeudamiento y los bajos salarios
deprimen la demanda agregada y enturbian el panorama y las expectativas de los
inversionistas.
El
crecimiento en el capitalismo mundial no se anuncia como un proceso fácil para
los próximos años. ¿Podría detenerse la expansión económica? La pregunta se
antoja difícil de responder, pero una cosa es cierta: sin crecimiento el
capitalismo mundial entrará en una crisis profunda.
Sin una
oleada de innovaciones análoga a las primeras dos revoluciones industriales es
difícil que el capitalismo global pueda reiniciar un proceso expansivo similar
al del periodo 1850-1950. Esas oleadas de innovaciones abrieron nuevos espacios
de rentabilidad y propiciaron aumentos notables en la productividad del
trabajo. Hoy que el pronóstico en materia de cambio técnico no es prometedor,
los nubarrones macroeconómicos y ambientales se multiplican.
No hay comentarios:
Publicar un comentario