La frase icónica de Luther
King “I have a dream” (Tengo un sueño) continúa como una utopía inalcanzable en
la distópica sociedad estadounidense del siglo XXI.
Germán Gorraiz López / Especial
para Con Nuestra América
Desde España
Martin Luther King |
El 3 de abril de 1.968,
víspera de su asesinato, el Premio Noble de la Paz y activista de los derechos
civiles, reverendo Martin Luther King, declaró a su seguidores “ ...He visto la
tierra prometida. Quizá no pueda llegar con vosotros pero deseo que sepáis que
nosotros, como pueblo, conseguiremos la tierra prometida”, con lo que se
adelantaría casi medio siglo a la elección de un Presidente afroamericano. Así,
por primera vez en la Historia de EEUU, en 2008 es elegido como Presidente de
la Nación un negro debido al voto de las minorías latina y afroamericana, con
lo que los partidos tradicionales del establishment habrían cambiado su
estrategia electoral para captar un voto que en el horizonte del 2050 será
mayoritario. Así, según la Oficina del Censo de EEUU, hacia el 2043 los blancos
dejarán de ser la mayoría de la población estadounidense y serán desplazados
por la suma de la población hispana que aumentaría de 53,3 millones en la actualidad
a 128,8 millones en 2060 y la afroamericana, que pasaría los 41,2 millones
actuales a los 61,8 millones previstos por las proyecciones.
Sin embargo, según un
artículo de la publicación canadiense Global Research, 47,8 millones de
estadounidenses vivirían bajo el umbral de la pobreza y deberían utilizar los
cupones de alimentación (SNAP por sus siglas en inglés), para satisfacer sus
necesidades alimenticias, lo que se traduce en un aumento del 70 por ciento
desde 2008 debido a la elevada tasa de desempleo y pobreza que se habría
ensañado con las minorías latina y afroamericana. Así, desde el inicio de la
recesión en 2008, 28,2 millones de personas se inscribieron en el SNAP y unos
10 millones de niños vivirían en la pobreza extrema, según dicha publicación.
Por otra parte, la reducción en el Presupuesto del 2015 de cerca de 85.000
millones de dólares, ha obligado al Programa Especial de Nutrición
Suplementaria para Mujeres, Infantes y Niños (WIC) a eliminar beneficios a casi
600.000 madres, lactantes y niños, según la publicación canadiense. Además, la
tasa de paro de EEUU en el mes de Mayo subió hasta el 5,5 % y continúa el
endemismo crónico de altas tasas de desempleo en la población afroamericana
(17%), cifra que se triplicaría en cuanto atañe a la población joven negra
(51%), con los consiguientes efectos colaterales de marginalidad, economía
sumergida e incremento de los índices de delincuencia. que se elevaría hasta
cifras ionosféricas en lo que respecta a la población joven pues seguiríamos hablando
de 8,7 millones de desempleados (superior a la población de Chicago), a lo que
habría que sumar los 6,7 millones que trabajan a tiempo parcial por las
condiciones de sus empresas o por motivos económicos (comparable al total de
vecinos de Detroit y Baltimore) y los 2,2 millones que no buscan empleo
(equivalente a Baltimore), con lo que la frase icónica de Luther King “I have a
dream” (Tengo un sueño) continúa como una utopía inalcanzable en la distópica
sociedad estadounidense del siglo XXI.
La distopía afroamericana
Una distopía sería “una
utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de
una sociedad ideal” y se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos. Así,
Detroit sería un escenario distópico de naturaleza real (no ficitica) y el
paradigma del mayor éxodo masivo de población sufrido por una ciudad moderna
durante los los últimos 70 años , éxodo motivado por la conjunción de razones
económicas (la corrupción generalizada de las autoridades municipales y el
hecho de que los altos impuestos por vivir dentro del área metropolitana se
reducían drásticamente en el extrarradio) y raciales. Detroit habría pasado de
tener en el área metropolitana 1, 8 millones de habitantes en 1960 ( 90 % de
raza blanca) a 700.000 en el 2012 (84% de raza afroamericana), movimiento
migratorio centrífugo conocido coloquialmente como “white fligt “ (vuelo
blanco) ya que la mayoría de la población que emigraba a los extrarradios era
de raza blanca y de clase media y alta, quedando la población de color
confinada al este de la ciudad en una zona irónicamente denominada “Paradise
Valley” (Valle paraíso).Nos encontraríamos pues ante un escenario distópico,
donde el 36% de la población viviría por debajo del umbral de la pobreza y con
la tasa de delincuencia más alta de todo EEUU, favorecido por la lacerante
falta de inversiones en los servicios públicos y la existencia de miles de
solares y viviendas abandonados vacíos que deberán ser derruidos por el
Ayuntamiento. Además, la drástica recaudación de impuestos obligará a recortar
todavía más los programas de asistencia social, subir los impuestos y
privatizar la mayoría de servicios públicos debido al déficit acumulado y al
nivel de los bonos emitidos ya que no pueden imprimir dinero para financiar sus
déficits como lo hace la nación, situación extrapolable a otras muchas ciudades
de mayoría afroamericana. Así, la ciudad de Camden, en Nueva Jersey, la segunda
ciudad con mayor tasa de criminalidad de Estados Unidos, se vio abocada a
despedir al 45% de sus fuerzas del orden, con lo que la conjunción de tasas de
paro estratosféricas ( superiores al 15 %), drástica reducción de los programas
de asistencia social para una población de facto subsidiada y la actuación
desmesurada y con claros tintes racistas de las fuerzas de orden público.
El reverendo Wright en un
sermón pronunciado en el 2001 en la parroquia de la United Church of Christ de
Chicago expresó la necesidad de una metanoia colectiva de la sociedad
estadounidense “que transforme las guerras militares imperiales en guerras
políticas internas contra el racismo y las injusticias de clase”, para lo que
propuso una redistribución fundamental de la riqueza a través de la
reasignación del presupuesto público. Citando el “regalo de la Administración
de George W. Bush de 1.300 billones de dólares en exenciones de impuestos para
los ricos”, replicó con una propuesta de financiación pública de asistencia
médica universal y de reconstrucción del sistema educativo para ponerlo al
servicio de los pobres. Asimismo, en una conferencia pronunciada en la
Universidad Howard (Washington) en el 2006 afirmó: "Este país se fundó y
está dirigido según un principio racista (...) Creemos en la superioridad
blanca y en la inferioridad negra (...) más que en el propio Dios", según
un extracto publicado por The Wall Street Journal. Obama, hijo espiritual del
Reverendo Wright y deudor del título de su libro “La Audacia de la Esperanza,”,
se vio forzado a renegar de su paternidad ideológica y no dudó en desmarcarse
de la influencia de su mentor religioso ante los ataques recibidos siendo
todavía senador, pero en su libro “Los Sueños de mi padre” , habla sobre la
actitud vital de la población afroamericana , marcada por el estigma
generacional de “una segregación racial que ha caracterizado el devenir
norteamericano” según sus palabras, herida sin cicatrizar que posiblemente
vuelva a abrirse y estallar en el final de su segundo mandato.
El racismo policial y el papel de las Fraternidades
Tras la muerte del
adolescente afroamericano Trayvon Martin por el vigilante George Zimmerman (
absuelto de los cargos de asesinato), el profesor de Estudios Culturales y
Negros en la Universidad Duke, Mark Anthony Neal afirmó:”Lo primero que
aprendimos es que no hemos superado el asunto de la raza. En la elección de
2008 se tenía la esperanza de que haber elegido a Obama nos permitiría
trascender las cuestiones de raza”, pero la deriva totalitaria sufrida por EEUU
durante el mandato de George W. Bush provocó que en nombre de la sacro-santa
seguridad del Estado se llegara en la práctica a anular el principio de
inviolabilidad ( habeas corpus) de las personas, instaurando de facto el
principio de “presunción de culpabilidad” en lugar del primigenio de
“presunción de inocencia”, lo que habría quedado como estigma imborrable en las
fuerzas de seguridad de los EEUU y tendría su reflejo en la prepotencia,
brutalidad y el desprecio racial que destilan las intervenciones policiales en
las grandes ciudades de EEUU (965 muertos por la policía en el 2015, de los que
el 60% serían afroamericanos y latinos), elementos constituyentes de la llamada
“perfección negativa”, término empleado por el novelista Martín Amis para
designar “la obscena justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y
premeditada por un supuesto Estado ideal”. Así, tras la muerte del joven
afroamericano de 18 años Mike Brown por disparos de un policía blanco en
Ferguson (Missouri) , la población afroamericana volvió a rememorar la década
de los 60 y la lucha por las libertades civiles encabezada por el reverendo
Martin Luther King, Premio Nobel de la Paz (“Hemos aprendido a volar como los
pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de
vivir como hermanos”).
Según elinformador.com.mx,
casi la totalidad de las nueve hermandades históricamente negras, (conocidas
como ''Las Nueve Divinas''), nacieron del conflicto racial en el país y fueron
fundadas en los campus universitarios a principios de la década de 1900 cuando
los estudiantes negros se enfrentaban a prejuicios raciales y a la exclusión.
Así, según Gregory Parques, profesor asistente en la Escuela de Derecho de la
Universidad Wake Forest y miembro de la fraternidad Alpha Phi Alpha. “hubo un
momento en que las fraternidades negras estaban en la vanguardia de la lucha
por los derechos civiles, pero esos días se han perdido en la memoria” pues la
mayoría de sus dirigentes estarían sedados y adormecidos debido a las
cuantiosas aportaciones que reciben de los fondos federales.
Sin embargo, la persistencia
de la violencia policial contra la población afroamericana y la práctica
impunidad de la policía (cuyo penúltimo exponente sería la muerte de un joven y
su madre por la policía de Chicago), podría hacer oscilar en sus valores la
otrora monolítica actitud de las Fraternidades de permanecer al margen de las
protestas violentas. Así, fraternidades negras como Omega Psi Phi, Alpha Phi
Alpha y Beta Phi Sigma y las hermandades Zeta Phi Beta y Gamma Sigma Rho han
hecho un llamamiento a sus miembros para que se unan a las protestas contra las
actuaciones policiales, con lo que podríamos asistir al agigantamiento
mediático del líder activista pro-derechos civiles Jesse Jackson y a una nueva
gran marcha pacífica sobre Washington (Martin Luther King, 1.963), no siendo
descartable una posterior reedición de los violentos disturbios raciales del
verano de 1963 que podría hacer que las áreas metropolitanas con altas tasas de
población afroamericana ( New Orleans, Washington, St-Louis, Los Ángeles,
Atlanta, Cleveland y Chicago) estallen en violentos disturbios callejeros donde
se entremezclarán las demandas sociales con las de segregación racial,
olvidando las enseñanzas de Martin Luther King (“La violencia crea más
problemas sociales que los que resuelve”) y quedando postergado “sine die” su
sueño utópico de ver sentados en misma mesa a los hijos de blancos y negros en
las praderas de Georgia.
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