¿Qué trama política hay
detrás de los 12 millones de documentos de la firma forense panameña Mossack
Fonseca que el periódico alemán Süddeutshe Zeitung dice poseer? ¿Qué
importancia tienen las 120 mil empresas de papel creadas por Mossak Fonseca en
40 años al lado de más de 10 millones que existen en EEUU y Europa?
Marco A. Gandásegui, h. / ALAI
Hay que aclarar, en
primer lugar, que los documentos electrónicos de la firma panameña no fueron filtrados (leaked). Fueron
'hackeados'. En otras palabras, el sistema fue penetrado y la información fue
robada por agentes profesionales cuya identidad, por el momento, se desconoce.
Según la Gazeta del Sur de Alemania, “la información provino de una fuente
anónima”. Pero el diario agrega que “se supone que algunas computadoras del
despacho Mossack Fonseca fueron intervenidas por hackers a fin de obtener
correos electrónicos, certificados, estados de cuenta y otros muchos
documentos”.
La entidad que se hace
responsable del 'hackeo', el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación (ICIJ), con sede en Washington, DC, EEUU, es financiada por los
Think Tanks más reconocidos del establishment conservador de EEUU y Europa. El
periódico alemán, Süddeutshe Zeitung, asumió el liderazgo en el reportaje sobre
la firma panameña que maneja Ramón Fonseca Mora.
Curiosamente, entre los
millones de documentos que le fueron hackeados a Fonseca, muy pocos se refieren
a los negocios que la firma realiza con sus contrapartes en EEUU, Gran Bretaña
o Europa occidental. Son en estos países donde se realizan las transacciones
más grandes. Las revelaciones se detienen con detalle en Rusia, Islandia,
México, Brasil, Argentina y España. Países importantes, pero con economías
enanas comparadas con EEUU y Europa occidental.
Fonseca señala que entre
sus socios más importantes se encuentran bancos y abogados en Miami (Florida) y
el estado de Nevada en EEUU. Este último, junto con Delaware, son las
'lavadoras' más grandes del mundo. Compiten con sus contrapartes en el Canal de
la Mancha (Gran Bretaña). Estas lavadoras, sin embargo, no son consideradas
'off-shore' (extranjeras) y pueden operar debido a la protección que reciben de
sus respectivos gobiernos (Washington y Londres, respectivamente).
Panamá tiene una
tradición oscura de prestar servicios a los grandes capitales financieros
mundiales que se remonta a la década de 1920. En aquel entonces se creó en
Panamá la 'sociedad anónima' para empresas británicas y norteamericanas sin dar
a conocer sus propietarios. Poco después apareció el sistema para abanderar
barcos de los grandes países con flotas marítimas. Estas operaciones no son
'ilegales' pero son inmorales. Les permite a los grandes propietarios de esos
países lavar su dinero mal habido y evadir compromisos con sus respectivos
fiscos. En la actualidad, los gobiernos de Washington y Londres toleran el
llamado 'blanqueo' siempre y cuando se haga dentro de sus fronteras, no en lo
que llaman los 'paraísos fiscales' de otros países.
Las rendijas que le
permitían a los abogados y bancos ‘off-shore’
prestarle servicios a las grandes empresas de EEUU y Gran Bretaña para lavar
dinero parecen haber sido cerradas por el FMI.
La OCDE sigue persiguiendo a las firmas ‘off-shore’ que le prestan
servicios a los multimillonarios que no quieren pagar impuestos en sus países
de origen. Esta persecución no afecta a los bancos y abogados en EEUU y Gran
Bretaña (que no son - por definición - 'off-shore').
En conclusión, los
abogados panameños que prestan servicios a empresas norteamericanas, británicas
y de otros países se encuentran bajo la mira de los gobiernos que quieren que
el negocio regrese a casa. Estos gobiernos han atacado formalmente a los
'blanqueadores' panameños y de otros países 'off-shore' a través del FMI y de
la OCDE. Ahora han dado un segundo paso. EEUU y Gran Bretaña quieren introducir
otro elemento al ataque frontal contra las operaciones de bancos y abogados
fuera de sus respectivas jurisdicciones. Bajo el manto de supuestas
investigaciones periodísticas, han descubierto el mundo tenebroso de las
transacciones financieras internacionales de países, gobernantes y otras
personalidades que son descartables (Putin, Lula, Peña Nieto, Kirchner, el
primer ministro de Islandia y otros). Han ignorado las operaciones de los jefes
de gobierno de los países 'buenos' y de sus camarillas.
Las revelaciones
(filtraciones o 'leaks') de Snowden y Wikileaks fueron transparentes en sus
intenciones: descubrir las maniobras inaceptables del gobierno de EEUU. El
Consorcio de Washington y sus 'papeles de Panamá' no son transparentes y aún no
conocemos cuáles son, en última instancia, sus verdaderas intenciones.
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