El
retorno de Fernando a Cuba es un mensaje al mundo: los verdaderos
revolucionarios cubanos son indoblegables.
Angel Bravo / Especial para Con Nuestra
América
Fernando González dio un discurso en el acto de homenaje por Los Cinco en La Habana. |
El pasado 27 de febrero los grandes medios comerciales al servicio de los intereses hegemónicos de Estados Unidos en América Latina dieron amplia cobertura a la muerte del cubanoamericano Huber Matos, quien radicaba desde hace muchos años en Miami. Las empresas periodísticas presentaron a Matos como un defensor de los derechos humanos y la democracia en Cuba: “Luchó hasta el final por una Cuba libre” (El Nuevo Herald); “Comandante disidente de la revolución cubana. Era un guerrillero que creía en Dios y abandonó su rango militar para opinar como un simple ciudadano” (CNN en español); “Matos fue encarcelado por el gobierno cubano pocos meses después del triunfo de la revolución, en 1959, debido a sus discrepancias con el régimen” (Univisión Noticias). Desde hace varias décadas, con titulares así, estos medios estadounidenses se convierten en matrices de opinión para que sus sucursales periodísticas en América Latina, aliadas a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) repitan y divulguen la noticia sin ningún análisis ni respeto por la historia.
Después de la titánica lucha de los barbudos en la Sierra Maestra y del pueblo cubano en los llanos, que devino en el victorioso 01 de enero de 1959, se inició una nueva etapa en la vida de Cuba. Cuando todo estaba por hacerse, un 21 de octubre -a diez meses del triunfo-, el Comandante Camilo Cienfuegos denunció a Huber Matos por traición. Matos se levantó en armas para oponerse a la Reforma Agraria y a la distribución masiva de tierras planeadas por el nuevo gobierno. Camilo Cienfuegos señaló en su discurso que la revolución no se había hecho para privilegiar a unos cuantos, ni para defender a gamonales y hacendados que toda la vida habían explotado y maltratado al pueblo campesino. Matos, al igual que tantos arribistas, corruptos y seudo revolucionarios, creía que la toma del poder se había hecho para repartirse las riquezas entre los dirigentes.
Información publicada por los propios agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) revelan que lo habían contactado desde un principio, con el fin de utilizarlo contra la revolución. A propósito de la muerte de Matos, las matrices de opinión dicen una verdad a medias: “Matos fue encarcelado veinte años, por sus discrepancias personales con Fidel Castro”. Es cierto que fue encarcelado, pero fue por traicionar los propósitos medulares de la revolución, que muchas vidas de valientes cubanos y cubanas había costado.
Cuando Matos salió en libertad fundó en la ciudad de Miami la organización llamada –eufemísticamente- Cuba Independiente y Democrática (CID), desde la cual se dedicó hasta sus últimos días de vida, al terrorismo, el sabotaje y la guerra mediática contra Cuba. Al igual que muchos de sus amigotes, intentó en varias ocasiones asesinar a Fidel Casto, para cuyo propósito se unió a connotados criminales como Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posadas Carriles; asesinar a Fidel Castro fue siempre su obsesión. En 1981 durante los funerales del entonces presidente de Panamá Omar Torrijos, falló en su intento. Toda esta información es ocultada intencionalmente, con el afán de presentar a Matos como un luchador pacífico o un disidente democrático en Cuba.
Francisco Alvarado agente de los Órganos de la Seguridad de Estado cubano cuenta que, una vez penetrado en la CID, conoció en 1998 a Huber Matos en Miami, y que la principal orientación que recibió para su trabajo conspirativo en Cuba quedó sentenciada en una frase suya: “No importa matar, incendiar, robar o hacer cualquier cosa. Lo importante es acabar con el tirano”.
En varias apariciones de Huber Matos en la televisión internacional (ahora puede entender el lector porqué los grandes medios le concedían esos espacios), se expresaba usando un lenguaje agresivo y cargado de odio; un hombre, que en nombre de la paz, la democracia y los derechos humanos siempre estuvo dispuesto a usar la violencia, el terror y la propaganda falsa contra el pueblo cubano.
La vida de Matos ha estado dedicada al terrorismo, y los grandes medios se han dedicado a maquillarlo; con su silencio se han convertido en cómplices de sus fechorías. En lugar de denunciarlo han ocultado las verdades de este personaje siniestro.
El 27 de febrero, fecha en la que murió el terrorista en Miami, en Arizona era liberado de la cárcel de Safford el antiterrorista Fernando González, uno de los cinco revolucionarios cubanos que se infiltró en los grupos terroristas de Miami. El trabajo de Fernando consistía en informar a las autoridades cubanas de los planes terroristas de esos grupos contra la isla; es decir, laboraba para proteger la vida de seres humanos.
Después que las autoridades de la Seguridad del Estado cubano, le entregaran al FBI gran cantidad de evidencias y pruebas sobre las acciones terroristas de estos grupos contra Cuba, el FBI respondió con la detención de los cinco cubanos el 12 de setiembre de 1998. Fernando al igual que sus hermanos luchadores antiterroristas fue víctima de un proceso judicial injusto, amañado y politizado, en donde nunca se probó ninguno de los cargos.
La justicia del imperio sentenció a Fernando González el 18 de diciembre de 2001, en Miami, a 19 años de cárcel, el cargo que se le imputó fue poner en peligro la seguridad de Estados Unidos. Del 13 de octubre al 08 de diciembre del 2009 hubo una resentencia; la original de 19 años fue modificada a 17 años más 9 meses en prisión. El revolucionario cubano cumplió la condena completa. En todo este tiempo las garras del imperio hicieron de todo para doblegarlo y nunca pudieron con él. Su madre, Magali Llort, revolucionaria, fuerte y amable, en reiteradas ocasiones ha dicho que se siente orgullosa de haber formado a su hijo como un gran patriota, humanista y revolucionario.
Fernando llegó a Cuba el 28 de febrero y al día siguiente una multitud de cubanas y cubanos, de distintas edades, lo recibieron con un gran concierto por Los Cinco en las escalinatas de la Universidad de La Habana. Un hombre que arriesgó su vida, sacrificó su familia y fue condenado por salvar otras vidas había vuelto a la patria. Sin embargo, esto no fue noticia en los grandes medios del imperio. El retorno de Fernando a Cuba es un mensaje al mundo: los verdaderos revolucionarios cubanos son indoblegables.
Mientras Fernando se dirigía a miles de asistentes al concierto en La Habana y decenas de artistas le cantaban al amor, la vida, la libertad, la justicia y la solidaridad en el mundo, la CNN en español entrevistaba al agente de la CIA camuflado de periodista y “exitoso” en falsear hechos, Carlos Alberto Montaner. Un asalariado de la empresa televisiva le pide que opine sobre su amigo Matos, a lo que el publicista responde: “Huber fue un verdadero patriota, una persona honorable, una persona instruida y verdaderamente respetable. Era una persona reflexiva, era una persona moderada…era un hombre de paz”. Al terrorista Montaner sólo le faltó decir que Huber Matos actuaba como la Madre Teresa de Calcuta.
Como puede verse, la naturaleza de esos grandes medios es deformar los hechos y ser cómplices del terrorismo.
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