Se ha abierto una nueva
coyuntura internacional, donde Rusia surge como un actor importante. La crisis
de Ucrania y la anexión de Crimea a Rusia, ya son parte de ese nuevo escenario,
en el que se debilita la capacidad norteamericana de imposición militar de sus
intereses.
Emir Sader / Página12
Entre las enormes
trasformaciones que el mundo ha sufrido en las últimas décadas, una que tuvo la
mayor consecuencia ha sido el paso del mundo bipolar al mundo unipolar, bajo la
hegemonía imperial norteamericana. El fin de la guerra fría trajo no solo la
derrota, sino también la desaparición del campo socialista, abriendo paso a la
hegemonía de la única superpotencia: los Estados Unidos de América (EUA).
El que fue anunciado
como el tiempo de la Pax Americana se ha mostrado como un tiempo de guerras, en
el que EUA se vale de la inexistencia de otro campo que le impusiera límites,
para buscar resolver todos los conflictos con su militarización, con el uso de
su superioridad en el plano de la violencia. Fue así en Afganistán, en Irak, en
Libia.
La lucha por un mundo
de paz, de resolución pacífica de los conflictos es, así, una lucha por la
quiebra de la hegemonía imperial norteamericana. Es la lucha por un mundo
multipolar.
Cuando América del Sur
crea un Consejo Suramericano de Defensa está contribuyendo a la resolución
pacífica de los conflictos, como lo ha hecho en el caso de la relación de
Colombia con Ecuador y Venezuela, así como en el intento separatista en
Bolivia.
El rol de las fuerzas
políticas en el mundo actual se define por la posición que tienen respeto a la
hegemonía imperial norteamericana. Los gobiernos de Europa, por ejemplo, son
parte integrante del bloque de fuerzas comandado por EUA, se comportan como sus
aliados fieles, rol similar al de Japón, Israel, entre otros.
En este marco, toda
fuerza que, por alineamiento político e ideológico o simplemente en la defensa
de sus intereses nacionales, se enfrente a la hegemonía estadunidense,
desempeña un rol positivo, favorable al surgimiento de un mundo multipolar.
Son los casos de
gobiernos como los de Rusia, China, Irán, Siria, entre otros. Amenazados por la
política agresiva de EUA, que busca imponerles sus intereses por medio de
formas violentas, resisten, constituyen alianzas para ello, buscan debilitar la
capacidad de acción de EUA. Independientemente de las razones que los mueven e
incluso de la naturaleza de sus regímenes políticos, en el ámbito internacional
son aliados de aquellos que luchan en contra de la dominación imperial
norteamericana y por la construcción de un mundo multipolar.
Hasta hace poco los EUA
habían logrado las condiciones políticas, internas e internacionales, para
trasferir los conflictos al plano militar y resolverlos a su favor. A partir
del conflicto con Siria, la situación ha empezado a cambiar. El gobierno Obama
no logró siquiera el apoyo de Gran Bretaña, tampoco el apoyo de los militares
norteamericanos y de la opinión pública interna. Tuvo que aceptar los términos
de la negociación política del conflicto, al que se agregaron las negociaciones
con el nuevo gobierno de Irán. Han tenido que abandonar las amenazas de
bombardear de Siria, al tiempo que han aflojado las medidas de bloqueo a Irán.
Actitudes que, de forma
automática, han aislado a Israel y Arabia Saudita, antes estrechos e incondicionales
aliados de EUA.
Se ha abierto una nueva
coyuntura internacional, donde Rusia surge como un actor importante. La crisis
de Ucrania y la anexión de Crimea a Rusia, ya son parte de ese nuevo escenario,
en el que se debilita la capacidad norteamericana de imposición militar de sus
intereses. EUA sigue siendo la única superpotencia a escala mundial, pero ya no
encuentra las facilidades que tenía, desde que surgió como potencia vencedora
de la guerra fría, para imponerse en el mundo.
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