sábado, 29 de marzo de 2014

Honduras: Agua, desarrollo y Derechos Humanos

Cuando el agua se convierte en mercancía y su acceso es desigual, tanto en calidad, como en cantidad  se violan los  derechos humanos individuales, comunitarios y el derecho de la Madre Tierra.

Juan Almendares / Especial para Con Nuestra América
Desde Tegucigalpa, Honduras

 “Dado que este registro “colonizador” ignora las “relaciones de la diferencia” y las “complejas dinámicas de la diversidad cultural”, la alternativa es “descolonizar” las realidades sociales (no sólo) latinoamericanas. Este proceso pasa por deconstruir- abandonar el discurso del desarrollo y pensar un tiempo-espacio actual, concebido como anti-desarrollo (para otros post-desarrollo), y por deconstruir los parámetros sobre los que se fundan las ciencias sociales eurocéntricas hegemónicas: disección de la realidad (economía, sociedad, política, Estado, etc.), acentuado antropocen- trismo en referencia al “mundo de la vida”, y escasa atención a los conocimientos y prácticas locales o del lugar”. Ivonne Farah y Fernanda Wanderley


Según Heráclito, “uno no puede bañarse dos veces en el mismo río”. Sin embargo, esto no ocurre en las  aguas encarceladas (represas) en donde el agua deja  de ser el movimiento de la unidad de la vida y de la Madre Tierra.

No se puede vivir sin agua. El agua contaminada con tóxicos, residuos industriales, metales que son liberados por el modelo extractivo minero (plomo, arsénico , cadmio, mercurio, níquel, aluminio, manganeso, cadmio  y otros), plaguicidas, fertilizantes, bifenilos policlorados de los transformadores eléctricos y microorganismos peligrosos para la salud,   son indicadores de la mala calidad de vida y el modo de vivir bajo condiciones de explotación humana y destrucción ambiental que tiene su fundamento en las relaciones  patriarcales, desiguales, de clase y género, expresadas en el racismo y la pobreza que ocasiona históricamente el capitalismo y las relaciones imperiales.

Cuando hablamos de la vida nos referimos a la totalidad de los seres vivientes,  o mejor expresado: la comunidad de seres vivos que intercambian energía, alimentos y minerales   en el espacio vivo de la corteza terrestre que se llama biosfera.

El intercambio se realiza  mediante los ciclos biogeoquímicos (oxígeno, anhídridos, gas carbónico, nitrógeno, azufre, fósforo) y el hidrológico, que interviene en la regulación de todos los ciclos. El agua es la molécula más abundante de la biosfera y se encuentra en tres estados: líquido, gas (vapor) y sólido (hielo).

Es una verdad científica, técnica y popular, que sin el agua no podemos vivir, y cuando el agua se convierte en mercancía y su acceso es desigual, tanto en calidad, como en cantidad  se violan los  derechos humanos individuales, comunitarios y el derecho de la Madre Tierra; así lo han comprendido las culturas ancestrales y lo han concretado en su Constitución y Leyes ante el mundo pueblos como el boliviano.

La visión de la totalidad de la vida en sus interacciones, dinámicas de intercambio, convolución  de especies y medios, transformación e historia, contrasta con el enfoque reduccionista  de salud separada de las relaciones sociedad/naturaleza, las relaciones de poder y dominación  en el seno de Estado mismo y entre los Estados hegemónicos  y subalternos.

Los trabajadores de la salud son obligados por las políticas capitalistas a ser enfermólogos,  o sea, a estudiar y trabajar por las enfermedades y no por la vida. Este enfoque reduccionista separa la relación fundamental de la salud con  las condiciones de vida, los modos de producción social y la cultura.
De esta manera los monocultivos, los transgénicos (Monsanto), los desalojos violentos de los territorios de los pueblos originarios y de los garífunas, los agronegocios (de banano, caña y agrocombustibles),  las injustas leyes mineras y forestales; las Ciudades Charter (Zonas Especiales de Desarrollo o zonas económicas de trabajo) y las megarepresas  son la manifestación más cruel e inhumana de  las multinacionales, que explotan los bienes naturales y la vida humana en el marco de la lógica de la acumulación del capital y la desposesión de los territorios En consecuencia, afectan el derecho al agua, la soberanía alimentaria  y la autodeterminación de los pueblos.

La problemática sobre el agua está estrechamente vinculada al enfoque del desarrollo. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿desde qué perspectiva se considera el desarrollo?

Las políticas del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y otros organismos financieros apoyan el modelo extractivo minero, los megaproyectos: represas, turismo y agrocombustibles, que menoscaban profundamente los ciclos del agua y los biogeoquímicos como parte de la modernización, progreso y desarrollo de los países occidentales, que se corresponde con  la promoción  de leyes  y políticas de sometimiento  de nuestra América.

El desafío es descolonizar las falsas políticas de desarrollo, defender los territorios y la cultura; lograr  la unidad solidaria  y la dignidad histórica de los pueblos de América Latina. La lucha por el derecho al agua es inseparable de los procesos de emancipación del neocolonialismo y coloniaje histórico.

Tegucigalpa, 22 de marzo: Día Mundial del Agua 

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