sábado, 16 de febrero de 2019

Otras conjeturas de nuevo orden

Hacer frente a los males que aquejan a la humanidad requiere del compromiso intelectual y social de quienes pretendemos un mundo mejor; la guerra ideológica que hoy acompaña las nuevas arremetidas de la ultraderecha mundial, particularmente la latinoamericana, buscan desarticular la vinculación entre el pensamiento crítico, los movimientos sociales y los gobiernos progresistas de la región.

Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México

I

La reconfiguración del orden mundial tiene en América Latina una nueva etapa de conflagración por el creciente avance de la derecha ultraconservadora. Las pretensiones neocoloniales de los Estados Unidos sobre Venezuela, encaminadas a explotar la riqueza natural del país sudamericano (principalmente el petróleo), son acompañadas por gobiernos regionales abiertamente conservadores como los casos de Brasil, Colombia y Argentina. La estrategia imperialista de desarticular a todos los gobiernos progresistas y todas las formas de resistencia social mediante una serie de acciones que van desde la simulación legal a la directa agresión militar, son muestras de sus deseos de acumulación, se encubren con una constante y cada vez más feroz campaña mediática, la distorsión de la verdad o mejor dicho la creación de mentiras difundidas a nivel global, les permiten que algunos sectores poblacionales de diversos países caigan en la trampa y reproduzcan o crean esas mentiras y distorsiones. La opinión pública es sujetada al engaño que repetido una y otra vez como hicieran los nazis, se interioriza y convierte en un pensamiento aparentemente crítico, pero que en la realidad es sólo el manto de la hegemonía imperialista distribuida por sus lacayos en los medios de comunicación masiva.

Esa implantación de la mentira para edificarla como hegemonía, requiere también, introducirse en todos los aparatos ideológicos del estado, para así generar un consenso que facilite la dominación, lo que pretenden es adormecer a los pueblos mediante la utilización de la información falsa en todos los extractos de la vida común, para ello requieren de las instituciones generadoras y repetidoras de pensamiento, la educación en todos sus niveles y los centros de enseñanza y de investigación están nuevamente amenazados, esa fue la estrategia utilizada en México durante décadas por los gobiernos neoliberales, infiltrando ideas y supuestas teorías sociales que relativizaron la interpretación y compresión real de la sociedad, cuyo resultado fue el que hoy observamos en la sociedad; una descomposición social profunda, la violación de los derechos elementales y la falta de conocimiento histórico y cultural de la realidad mexicana, la corrupción que hoy se combate en el país por el gobierno federal se interiorizó ante la falta de esperanza y de perspectivas de cambio que la educación inyecto en las mentes de forma perversa y aparentemente silenciosa. Las abiertas agresiones que vemos hoy sobre la soberanía y la autodeterminación de los pueblos en el mundo, logran tener eco en algunos sectores sociales de toda índole, gracias a esa estrategia de implementar la razón imperialista en lo profundo de la sociedad. El combate a la corrupción y la defensa de la autodeterminación de nuestras naciones requieren reforzarse en el plano de las ideas, replantear la educación como un ejercicio crítico, como una herramienta que sirva para restituir todos y cada uno de los derechos violentados, una educación con clara perspectiva histórica basada en teorías sociales que fomenten el cambio y la mejora de la vida humana.

La agresión contra la educación y el pensamiento crítico es constante a nivel mundial, los gobiernos neoliberales en Latinoamérica, permitieron que las universidades fueran adormecidas con teorías proclives al individualismo, a la negación de leyes fundamentales de la sociedad, impidieron el análisis profundo del sistema capitalista y rompieron los valores de solidaridad, soberanía y autodeterminación, la sumisión que hoy vemos de gobiernos y sectores sociales de muchos países, son el resultado de esa intervención flagrante contra el pensamiento crítico. La interpretación de la realidad quedó en el mejor de los casos, como una búsqueda de mejoras sistémicas, quien se atreve a ir más allá del orden establecido y plantea la necesaria reformulación de la sociedad basándose en sus propias contradicciones, es señalado o perseguido, al pensamiento se le ha puesto una cadena para adormecerlo y controlarlo. Sin embargo, contrario a los deseos imperialistas, la realidad es siempre compleja, los sujetos sociales que en ella actúan formulan y reformulan a partir de las contradicciones mismas de la realidad el camino por el cual andar, los movimiento sociales y sus pensadores contribuyen a la resistencia ante esa pretendida hegemonía cultural e ideológica. Hoy volvemos a hablar de la defensa de la autodeterminación de las naciones y del combate a la corrupción gracias al permanente empuje de la crítica a través de las voces disidentes de los poderes imperialistas.

II

Hacer frente a los males que aquejan a la humanidad requiere del compromiso intelectual y social de quienes pretendemos un mundo mejor; la guerra ideológica que hoy acompaña las nuevas arremetidas de la ultraderecha mundial, particularmente la latinoamericana, buscan desarticular la vinculación entre el pensamiento crítico, los movimientos sociales y los gobiernos progresistas de la región. La postura declarada desde su campaña y reafirmada al asumir el poder por Jair Bolsonaro en Brasil, es el ejemplo medular de esta nueva ofensiva contra la crítica, la razón y la esperanza. A sus expresiones en contra de la izquierda, ahora se agregan sus declaraciones en las que afirma que “Uno de los objetivos para sacar a Brasil de las peores posiciones en las clasificaciones educativas internacionales es combatir la basura marxista que se ha extendido en las instituciones educativas”. Su postura manifiesta el deseo de arremeter contra todo aquello que considera adversos a su intensión de profundizar el neoliberalismo en Brasil, introducir las ideas fascistas en el orden moral y ético, además de extender el dominio de la ultraderecha a las universidades, centros de investigación y de enseñanza.

Entre sus objetivos manifiestos esta el destruir el legado de Paulo Freire, pedagogo brasileño, quien fue uno de los fundadores de la pedagogía crítica y cuya influencia se extendió mediante la educación popular a lo largo de Nuestra América y mundo. Freire estuvo preso durante la dictadura militar que Bolsonaro tanto ha elogiado, él mismo durante su campaña presidencial mencionó que deseaba “entrar al Ministerio de Educación con un lanzallamas para eliminar a Paulo Freire”. La batalla ideología busca eliminar cualquier herencia de Freire de los centros educativos, los ultraconservadores brasileños asumen como enemigo las ideas de compromiso, conciencia y educación que Freire desarrollara como parte de su praxis dirigida a los más necesitados del mundo.

La intensión de extender el neoliberalismo en el campo educativo de Brasil, es contrapuesta con la postura que sostuviera Freire, el pedagogo abogó para que una de la misiones fundamentales del Estado fuera la de educar al pueblo brasileño, mientras que la tenencia marcada por las declaraciones y actos del nuevo gobierno del gigante sudamericano, se dirigen a entregar sin reparo la educación como una mercancía más al interés privado, haciendo hincapié, en sus tendencias machistas, homofóbicas y conservadoras con raíz fascista. Hace pocos días anunciaron sus planes de revisar los contenidos de los libros de texto y dejar fuera de ellos cualquier referencia al feminismo, a la homosexualidad y a la violencia contra las mujeres, previendo la posibilidad de que el ejército tome el control de varias escuelas públicas, el corte militar del gobierno es fácil de notar. El ministro de educación, Ricardo Vélez Rodríguez, se comprometió a poner fin a la “agresiva promoción de la ideología de género”, el funcionario invocó lo que considera los valores tradicionales como la familia, la religión, la escuela y la nación. Estas declaraciones acompañan la postura de Bolsonaro quien exteriorizó que pondrá a revisión los contenidos del examen nacional de secundaria con el objetivo de eliminar cualquier información o cuestionamiento sobre género o movimientos LGBT. La homofobia es un sello marcado en la medula del gobierno brasileño.

La oleada de agresión es grave, la eliminación de conocimientos y teorías claves para comprender la realidad social, extendería un manto de oscurantismo sobre la sociedad brasileña con claras repercusiones en el contexto regional, en el cual además, se vive un recrudecimiento de las agresiones imperialistas a la soberanía y la autodeterminación tal como afronta Venezuela con el nuevo intento de golpe de Estado y/o de invasión militar estadounidense. La ultraderecha busca las formas de perpetuarse en el poder, la educación es una pieza clave para el dominio de las conciencias y las poblaciones, la hegemonía de su ideología de muerte pudiera implantarse de consumarse los planes de privatizar y militarizar los centros de enseñanza, esto junto a la persecución que sufren y sufrirán los pensadores críticos, la censura a libros y revistas de izquierda o por lo menos cuestionadoras de diversas políticas, las universidades entrarán en un periodo complejo en donde nuevamente, como en los años álgidos de las dictaduras, se pudiera querer convertirlas en verdaderos claustros conservadores. El pensamiento crítico está amenazado, los intelectuales y movimientos sociales deben alzar la voz para hacer frente a esta agresión. La filosofía latinoamericana tiene mucho que aportar en estas horas de los hornos, las voces anticoloniales y antiimperialistas de su matriz, pueden ayudar a dar forma a la resistencia y la organización por la emancipación del pueblo brasileño y de todos nuestros pueblos latinoamericanos.

III

Entre los últimos hechos de la guerra que sostiene la humanidad frente a la crueldad imperialista, se observa la intensificación de la campaña mediática contra el pueblo y gobierno de la República Bolivariana de Venezuela efectuada por los Estados Unidos y demás gobiernos lacayos; difunden la idea de una supuesta “crisis humanitaria” al interior de la sociedad venezolana como pretexto para influir en el ánimo de otros gobiernos en el mundo y recibir su apoyo, justificando delante de la sociedad internacional la intervención militar y el Golpe de Estado que vienen pretendiendo realizar desde tiempo atrás, esa supuesta crisis conllevaría a la necesidad de organizar por parte del exterior “ayuda humanitaria” (envío de alimentos, medicinas y demás productos), queriendo mostrar como una “acción solidaria y democrática” lo que en realidad es un mecanismo de injerencia e intromisión en el país latinoamericano, esa “ayuda humanitaria” es la vieja trampa del caballo de Troya que permitiría a los Estados Unidos penetrar la resistencia del pueblo venezolano que está defendiendo su soberanía y autodeterminación.

La realidad histórica tiene muestras puntuales de que las acciones de los Estados Unidos nunca han estado dirigidas a prestar ayuda humanitaria a ningún país, su constante injerencia e intervención a lo largo del orbe únicamente responde a sus intereses económicos y políticos, llevando consigo dependencia, sumisión y depredación a las naciones, véanse los resultados de sus últimas guerras en el medio oriente ¿realmente mejoró la vida de la población en Irak y Afganistán luego de su intervención? ¿puede alguien argumentar con verdad que esos países alcanzaron armonía y desarrollo gracias a la injerencia e invasión norteamericana? Las respuestas son claras, el incremento del hambre, la violencia, la dependencia y la inestabilidad política son el resultado. La destrucción de pueblos y culturas, el saqueo de la riqueza natural y la sobre-explotación de la población son los botones de muestra de una constante amenaza a la vida en el planeta. La actual crisis que enfrenta la humanidad es el resultado de la existencia del imperialismo, nos enfrentamos al hecho de que para sobrevivir la humanidad tiene que superar todo tipo de dominación, hegemonía y explotación. El respeto a la soberanía de las naciones y a la vida humana es un imperativo para el bienestar mundial.

En América Latina hay muchos ejemplos del cinismo del gobierno de Estados Unidos, habla de llevar “ayuda humanitaria” a Venezuela pero deja morirse de hambre en la frontera de su territorio a cientos de miles de inmigrantes que llegan hasta ahí buscando un poco de esperanza, encarcelan a niños inmigrantes separándolos de sus padres y llevándolos incluso a la muerte, generan crisis económicas en los países centroamericanos como el caso de Honduras y cuyo éxodo migrante hemos podido constatar en los meses recientes, éxodo provocado por la política implantada desde Washington a raíz del Golpe de Estado de 2009 que efectuaron sobre el gobierno de Manuel Zelaya. Estados Unidos viola sistemáticamente todos los tratados internacionales referentes al respeto entre naciones, niega o desconoce los acuerdos sobre el medio ambiente cuyo cumplimiento ayuda a evitar más tragedias ecologías y desde luego sus efectos sobre la vida humana, llevan a otras partes de mundo la palabra “libertad” pero no la conjugan en hechos reales, cierran los ojos ante la permanente condición de hambruna que se vive en países africanos donde literalmente miles de personas mueren de hambre y quienes sobreviven lo hacen en condiciones extremas e insalubres. Las dictaduras que registra Latinoamérica en su historia iniciaron con el pretexto de la liberación de países con gobiernos contrarios a los intereses imperialistas, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, República Dominica y otros, han padecido la bota militar de lo que llaman “ayuda humanitaria” y democracia.

Sí hoy hay una agudización de necesidades económicas en Venezuela es por el bloqueo que le han impuesto, igual que lo han hecho con Cuba desde décadas atrás, y sin embargo, los pueblos dignos de Simón Bolívar y José Martí resisten y persisten en esas duras condiciones consientes de que son agredidos, sabedores de que el sacrificio que realizan es para defender a su patria, su riqueza natural y a la humanidad misma. La guerra mediática e ideológica contra los pueblos del mundo tiene que ser enfrentada por todos los medios posibles, debatiendo cada una de las mentiras y difamaciones, mostrando los avances de los gobiernos progresistas y de los movimientos sociales, poniendo por encima de todo la defensa de la humanidad ante la barbarie de la sinrazón imperial.

*Integrante del Colectivo Disyuntivas

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