En estas PASO importa lo que pasó. Y pasó de todo en contra de la
democracia, de las instituciones, de la sociedad argentina, sobre todo, de los
menos favorecidos. A contrapelo de la historia, de la dignidad de los
ciudadanos. Ciudadanos que espero no olviden que no se puede votar a un
presidente que se toma todo en joda.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
Estamos a una semana de las Primarias Abiertas Simultáneas y
Obligatoria, las PASO a buen entendedor. Entendiendo que muchos habrán
aprendido la dura lección de votar a un grupo de pícaros, avivados por otro
pícaro ecuatoriano que dijo sin tapujos: el pueblo argentino es el más tonto
del mundo. Razones tenía, sabiendo lo que venía. Así armó la campaña más
exitosa del mundo: hizo que los pobres se sintieran ricos y votaran al mayor
simulador y mentiroso de los presidentes de todos los tiempos; a sabiendas de
haber vivido apenas dos décadas a favor del pueblo en dos siglos de vida
independiente y los restantes años tan miserables que no vale la pena recordar,
o sí. Sí. Pensemos que sí, aunque no nos rija el positivismo decimonónico y el
mandato de orden y progreso se haya estrellado hace más de cien años, fracasado
en la aberrante crueldad de las guerras.
La segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2015 se celebraron
el domingo 22 de noviembre entre las 8,00 y las 18,00 horas. Todavía lo
recuerdo porque estábamos desmalezando un lote donde mi hija mayor quería
construir su vivienda. Su sueño trunco estos años negros, como los de millones
que no tienen casa propia. No bien pasada esa hora del cierre, por radio
escucho al famoso periodista porteño, Jorge Rial: ¡ganó Macri! ¿Cómo que ganó
Macri – me pregunto – si recién empieza el conteo de los votos en el cuarto
oscuro de las escuelas? Simultáneamente todos los medios comenzaron a difundir
la misma noticia, celebrando el cambio que se venía. Todo lo demás pasó a
segundo plano esa noche. Un dudoso resultado de 2,8% a favor lo instaló en el
gobierno.
Al lunes siguiente, me encuentro con un amigo en una librería y me
pregunta por otro amigo en común, cómo estaría con el triunfo de Cambiemos.
Alguien desconocido al lado nuestro nos increpa a los gritos: ¡todos ustedes
los K son lo mismo! Lo miramos mudos los dos, atónitos por la interpelación y
dudando qué hacer, salimos del negocio abrumados y nos despedimos más
confundidos todavía. Me costaba entender esa euforia colectiva por el cambio.
Me siguió sucediendo toda esa semana con personas que me increpaban alegremente
por el cambio que se venía. La escena se repitió varias veces esas dos semanas
largas hasta el cambio de gobierno el 10 de diciembre de ese año. Con el cambio
llegó el cambio.
Ahí mismo en el acto de traspaso del mando en la Casa Rosada al que se
negó a asistir la ex presidenta CFK, seguramente porque sabía lo que se vendría.
Terminado el acto oficial, el flamante presidente se puso a bailar en el famoso
balcón mientras la vice presidenta Gabriela Michetti cantaba desde su silla de
ruedas No me arrepiento de este amor de Gilda. Balcón que supo tener al Coronel
Perón el 17 de octubre de 1945 reclamado por los miles de trabajadores que
pedían su libertad y presencia. Balcón que albergó tantas veces a Perón y Evita
durante el primer gobierno. Balcón que se colmó de tristeza el Día del
renunciamiento de Eva a la vice presidencia en 1951. Balcón sumamente caro al
sentimiento de todos los argentinos, hasta el uso demagógico que hizo el
dictador Galtieri con la Guerra de Malvinas. Balcón solemne y con historia
tomado por primera vez en joda. Nada después sería en joda.
Abajo en la plaza la multitud contagiada por la algarabía del balcón
coreaba entusiasmada. El entusiasmo duró poco y la Plaza luego fue vallada y
nunca más poblada a favor de Mauricio Macri.
Seguramente los allí presentes ese día sí se arrepienten de ese amor
que cantaba la Señora Gabriela Michetti.
Todo esto fue ampliamente difundido por televisión y puede ser
atestiguado por millones de personas en el mundo entero. Esto sucedió. Lo vi,
no me lo contaron.
Un hábil y generalizado manejo de los medios manipuló a las multitudes.
Hecho extendido de manera global y perfeccionado por la multiplicación de
mentiras, la desinformación y la viralización de noticias falsas en los
entornos digitales.
Los diarios en el siglo XIX surgieron para influir políticamente.
Bartolomé Mitre, General, presidente, historiador, escritor y periodista, autor
de la historia oficial, fundó el diario La Nación el 4 de enero de 1870, dos
años después de dejar la presidencia. El diario La Nación actualmente, sigue
siendo uno de los más influyentes. Pero sabemos que los diarios no ocupan el
lugar central que antes tenían y luego cedieron a la televisión; ahora con
Internet todo cambió.
Lo novedoso del soporte de las redes digitales, cuyos enunciadores
pueden ser cuentas de medios de comunicación, de políticos o imitaciones
bastante cercanas. También es novedosa la escala planetaria que en cuestión de
segundos pueden instalarse imágenes o palabras de dudosa certidumbre. Discusión
sobre verdad y verosimilitud que ocupa muchas mentes pensantes desde hace tiempo.
Todo ese arsenal digital más el aparato oficial macrista se encuentra
ocupado estos días para seguir ocupando la mente de los indecisos y decidir por
ellos a seguir con la tortura.
Así como en ¿Dónde está Wally? Nadie sabe por dónde anda el candidato
y actual presidente, Mauricio Macri. Tal vez escondido por el resultado de las
encuestas. Escondido como en las boletas de Todos por el Cambio de la provincia
de Buenos Aires, donde la gobernadora María Eugenia Vidal quiere despegarse
para no ser traccionada para abajo. Tristes figuras, donde los ven… los
insultan.
Vuelvo a Jorge Rial, hace rato que se despegó de Macri y ahora lo
critica abiertamente, como muchos colegas suyos que antes lo coreaban.
En estas PASO importa lo que pasó. Y pasó de todo en contra de la
democracia, de las instituciones, de la sociedad argentina, sobre todo, de los
menos favorecidos. A contrapelo de la historia, de la dignidad de los
ciudadanos. Ciudadanos que espero no olviden que no se puede votar a un presidente
que se toma todo en joda.
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