sábado, 10 de agosto de 2019

Argentina: Por favor, por favor, votame

Esta última semana antes de las PASO la campaña oficialista ha cobrado un giro extremo, hasta ridículo sino fuera que atrás hay mucha inteligencia para vender desinteligencia, torpeza o simplemente, justificar ausencias, mostrar bondades donde no las hay. 

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Los últimos spots publicitarios muestran al presidente escoltado por el jefe de la CABA, Rodríguez Larreta y la gobernadora, María Eugenia Vidal, pidiendo que lo voten por favor en estas elecciones, que es fundamental que lo hagan para seguir con el cambio.

Hay una súplica, un pedido que pareciera ascender al cielo de las emociones de los posibles votantes. Ruego que, si proviniera de un alma pía, piadosa o caritativa, de un miserable que cae de hinojos en la puerta de un convento, cobraría cierto sentido, aunque sabemos el horror que despierta la lástima. Porque, en ese caso, quien da una limosna se coloca por encima, no mira al pordiosero como un igual; sus miradas jamás se enfrentan. Una domina el escenario, la otra recorre con pudor y vergüenza los rincones o directamente se cierra para ocultar su vergüenza. La desgracia de la necesidad se postra, se inclina, besa los pies de quien da la moneda que le sobra. Siglos de ejercicio de la beneficencia han calmado conciencias, pero sobre todo, han perpetuado castas, privilegios de clase frente a los mudos reclamos de la plebe, la chusma, los despreciables, los nadie.

Cierra el aviso pidiendo, implorando que lo acompañen. Solicitud que niega lo ocurrido con millones de argentinos que fueron abandonados durante su gestión: jubilados, discapacitados, enfermos que quedaron sin remedios, niños a los que cerraron escuelas, trabajadores que perdieron su fuente de empleo, investigadores que sin recursos buscan otro destino para desarrollar sus conocimientos, comerciantes que cerraron sus negocios, pymes que se fueron al tacho. En suma, un 99% cayó de bruces al precipicio. Tomando el coeficiente de Gini, si arrancamos en 2015 pasamos de 0,364 a 0,434 en la última medición del Indec; como si el objetivo expreso fuera llegar a 1, unidad que manifiesta la máxima desigualdad y opone al 0, máxima igualdad. Más claro, agua.

Los periodistas de los canales aliados explican que el presidente, candidato a ser reelegido, sigue el riguroso libreto de su gurú predilecto, Durán Barba, quien lo ha convencido que debe apelar a las emociones: llorar, suplicar y, de ser necesario, enfurecerse, mostrar rabia y estallar en improperios como lo ha hecho en el estadio de Ferrocarril Oeste, donde incluso se le escapó un “carajo”, seguido de sorry.

Repiten y coinciden que es un alumno aplicado. Un excelente actor en acción. Descartan también que ello obedece a una estrategia del núcleo duro oficialista en forzar esta primera contienda que saben perdida y les posibilitaría entrar en una segunda vuelta recuperados.

Sea como sea y, teniendo en cuenta que una de las pocas cosas que el señor presidente tiene muy arraigado en su memoria y que es su paso por el club Boca Juniors – razón de más para que imitara al “topo Gigio” colocando sus manos a modo de las orejas del legendario personaje e invocando al jugador Riquelme, en el acto de Ferro –, siempre insiste con lo del equipo. A partir de esa mención nos extraviamos al intentar identificar a qué equipo se refiere: al club azul y oro de sus amores o a los amores de su reducido equipo íntimo, único ganador de estos tres años y medio. 

Por su parte Alberto Fernández, el candidato del Frente de Todos, la mayor oposición, insiste en mostrarse como un hombre común, dispuesto a responder a las necesidades de la gente común. Que no es necesario tener detrás alguien que te diga qué decir, por no saber qué decir. De allí también la anticipada negativa de Macri de participar en un debate cara a cara, porque, como insiste Fernández, la formación del primer magistrado es precaria y no puede volver a mentir como lo hizo en 2015 frente a Daniel Scioli. Y si en algo ha sido claro Macri es que va a hacer lo mismo, pero más rápido: asegurar las bases de un país para pocos. Un país para tan pocos que le hace justicia a la hora de cerrar en Córdoba con unos seiscientos simpatizantes, siendo que esa provincia le dio el triunfo en 2015.

En otro extremo ha estado el acto en el Monumento a la Bandera en Rosario, llevado a cabo este miércoles simultáneamente al de Córdoba, donde alrededor de 17 mil personas acudieron a escuchar a la fórmula Fernández – Fernández, 19 candidatos a gobernadores de provincias e intendentes bonaerenses que acompañaban a Axel Kicillof en su carrera a la gobernación de la mayor provincia argentina. Firmantes de un nuevo pacto federal, dispuestos a revertir las políticas impartidas desde el puerto.

Al cierre de la nota y pronta a entrar en vigencia la veda electoral, Macri y Vidal, siempre fieles al libreto desplegado y, rogando y exhortando nuevamente el voto de los más jóvenes y los mayores de 70(quienes no están obligados a votar) inundan sus ojos con lágrimas, de cocodrilo sin duda, cuando los millones de argentinos que los han padecido tienen la grandeza de tragar sus lamentos y poner sus fuerzas en la reconstrucción del país.

Sin embargo, detrás de la nube espesa que rodea la furiosa campaña, obstinada en mostrar seguridades, fortalezas y ocultar debilidades, hay miedo, un miedo confeso de ir preso.

Hay 92 causas flotando, señaló Jorge Asis a la periodista Viviana Canossa a fines de abril de este año, cuando todavía no había candidatos. Allí Canossa se sinceró diciendo que Macri le confesó en un reportaje su miedo de ir preso. Seguramente en la intimidad, sospecha que la urdimbre jurídica que lo protege tendrá fisuras si gana la oposición y saldrán a la luz aquellas causas, actualmente cajoneadas. Algunas de las cuales han espantado a la prensa internacional, llegando a nominarlo como el presidente más corrupto del mundo. Todo puede blindarse menos o también, Google, conforme ingresos recientes.

Por favor entonces, este domingo recuperemos la racionalidad, recuperemos la Patria, la nación y sus instituciones. Sabemos que es una confrontación única, una lucha de David contra Goliat, un Goliat más parecido a Polifemo, torpe que con un solo ojo lleva a la catástrofe. Pero la esperanza y el fervor vienen creciendo desde todos los rincones del territorio de este maravilloso país dispuesto a ponerse en marcha nuevamente.

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