sábado, 24 de agosto de 2019

Argentina: Sombras griegas

El contundente triunfo popular que han significado estas PASO  (elecciones primarias) en Argentina,  le propinó una bofetada histórica no sólo al contubernio neoliberal vernáculo,  sino a al neoliberalismo a nivel regional  y tuvo, incluso,  repercusiones Internacionales, que son fáciles de advertir consultando los titulares de los principales órganos de la economía transnacional capitalista de la fecha posterior a la elección. 

Mariano Ciafardini / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina

De todos modos y más allá de los justificados festejos, tras cuatro años de espanto político y económico, debería tenerse en cuenta  que junto con las oportunidades aparecen también los desafíos. Entre estos últimos se avisora   un fantasma que merodea al Frente de Todos, triunfador del ensayo electoral, en que se convirtieron estás “elecciones primarias”. Es el fantasma del presidente griego Alexis Sipras y su partido Siryza.

La brutal devaluación del peso frente al dólar y el incremento frenético de los indicadores de default,  a la que, la hoy nuevamente esperanzada,  República Argentina , está siendo sometida por “los mercados”,  no puede dejar de evocar a los sucesos griegos del 2015, cuando, a pesar de un triunfo político de Siryza, que reflejaba la intención del pueblo griego de zafarse de las ataduras económico- monetarias a que la sometían los países dominantes de  UE y   la “troika”, representante del verdadero poder político económico de la “ zona euro”, la extorsión a la que  sometieron a Grecia estos centros del poder real,  convirtió a ese gran logro electoral, esperanzador,  en ( justamente en Grecia) un triunfo “pirrico”.

 En Argentina  el  domingo 11 de agosto, no sé había terminado el primer recuento provisorio de votos de las elecciones,  cuando el dólar en los mercados, que nunca duermen, ya se estaba transando por un 20 % más de su valor anterior. Y ni bien comenzó la jornada bursátil todos los indicadores que miden el “riesgo país” (riesgo de entrar en default) saltaron por las nubes. 

Claro es que el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, no es todavía presidente electo, como lo era Sipras al momento del embate de la “troika” (CE, BCE y FMI), pero tampoco tenía Sipras que lidiar, entonces, con un presidente en funciones que trabajara sistemáticamente en favor de los intereses de los grupos financieros, como lo hace Macri en nuestro país.

A favor de la vapuleada soberanía argentina juega el hecho de que no opera en nuestra área económica ninguna férrea atadura monetaria como lo es el Euro para Grecia Pero nuestro BCE es el FMI y nuestra Alemania es EEUU.

Ahora está claro que el ajuste económico que el gobierno de Macri no pudo hasta ahora y no pueda (al perder eventualmente las elecciones) concretar, en la medida en que “ los mercados” lo exigen , lo harán estos automáticamente y en poco tiempo.

Aquí es donde deben atenderse las diferencias, que no las similitudes, de la República Argentina y del contexto latinoamericano con la situación de Grecia,   en el ámbito de la Unión Europea.

En primer lugar, aunque sea obvio, debe remarcarse que Argentina no es Grecia. Nosotros tenemos ingentes recursos alimenticios y energéticos que nos permiten, no sólo cierta autonomía en esos terrenos económicos básicos, sino la posibilidad de conseguir las famosas  ”divisas”,  a través de la exportación.  De todos modos,  esos recursos están en manos privadas y, una economía de emergencia y resistencia implicaría echar mano a políticas altamente intervencionista que requieren una decisión y un consenso político nunca fácil de lograr.

Otra cuestión muy importante es que el Frente de Todos y todo el movimiento popular argentino exhiben una disposición a la lucha y a la resistencia mucho mayor que el vacilante Siryza, que ni siquiera pudo englobar bajo una misma estrategia de lucha a amplios y poderoso sectores de la izquierda como los del Partido Comunista griego. Aunque, parafraseando a Lenin, hay que decir que esas potencialidades de lucha sólo se confirman en el lugar concreto y  en el momento concreto.

Pero, y tal vez esto sea lo fundamental en el plano de las diferencias entre una situación y la otra, América Latina y el Caribe han estado inmersos, desde 1999, en un proceso de avance de gobiernos populares con tendencias autonomistas, soberanistas y anti neoliberales, proceso que alentó las expectativas de una integración regional, en términos precisamente opuestos a los claramente neoliberales que rigieron la construcción de la UE y su dinámica regional hasta hoy. De ese proceso hoy subsisten regímenes políticos que, tozudamente, se resisten a los mandatos imperialistas, acompañando la ya histórica resistencia cubana,  como son los gobiernos ( y amplias mayorías populares) de Venezuela, Nicaragua y Bolivia y, además,  el reciente triunfo de Andrés Manuel López Obrador, en México, abre un interesante signo de interrogación sobre el devenir político de un país clave por sus dimensiones y su ubicación para cualquier estrategia integradora regional.

En este punto debe remarcarse que, esas asociaciones virtuosas entre los países de nuestra región, resultan viables si, y solo si, se articulan en relación a propuestas globales que encierran también en sí mismas virtuosismo, como las de la  Nueva Ruta de la Seda u otros  acuerdos de cooperación con China, Rusia o países asociados a ellos, en el polo asiático, o algún tipo de cooperación sur-sur, ya que por el momento el “mundo occidental” tiene muy poco que ofrecer al desarrollo nuestroamericano y bastantes intenciones de usarnos como salvavidas. Y en este sentido también es cierto que tanto China como Rusia tienen mayor marco de maniobra para emprender acuerdos plurales a nivel regional  (un ejemplo de ello es  Celac+China) que los que tenían con Grecia y otros países de la UE o con la UE en conjunto.    

Es decir que, a pesar de la contraofensiva neoliberal que puso un freno importante a aquella impronta liberadora y nuestroamericanista de los años 2000 -2015, la región, y Argentina, como otro país clave de la empresa integracionista- autonomista regional,  muestran diferencias profundas con la situación de la Grecia del 2015.

En las manos del pueblo argentino, que ya supo en las históricas jornadas del 2001-2002 dar muestras de su irredención,  está la posibilidad de que el anuncio de un retorno al camino de la autonomía política y la estrategia nuestroamericanista,  que se ha expresado en estas elecciones primarias,  se concrete en una realidad que devuelva a toda América Latina la cuestionada esperanza de poder superar la extorsión neoliberal, o se frustre ( se manque diríamos, en términos turfísticos, en Argentina)  al estilo griego.

*El autor es profesor de la Universidad de Buenos  Aires. Doctor en Ciencias Políticas (UBA)

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