sábado, 31 de mayo de 2025

Del futuro profundo

 Comprender cómo interactúan los procesos de la biosfera, la antroposfera y la geosfera facilita plantear proyecciones fiables de posibles trayectorias futuras del sistema terrestre.

Guillermo Castro H./ Especial para Con Nuestra América
Desde Alto Boquete, Panamá

“Ciencia es el conjunto de los conocimientos humanos aplicables a un orden de objetos, íntima y particularmente relacionados entre sí. […] Es el fundamento de conocer: no es el resultado de haber conocido.”

José Martí, 1875[1]


Dos años atrás, la revista Science Advances publicó un informe de la investigación llevada a cabo por un distinguido grupo de científicos en torno a las transformaciones en curso en las formas de interacción entre la geosfera, la biosfera y la antroposfera, que ponen en riesgo las condiciones que han permitido el desarrollo de la especie humana en el curso de los últimos once mil años.[2] Dicho en breve, los resultados indican que han sido transgredidos seis de los nueve límites de esas interacciones que proporcionan el ámbito de ese desarrollo, y todo sugiere en cambio que la Tierra “se encuentra ahora muy por encima del espacio operativo seguro para la humanidad.”

 

Ese conjunto de límites incluye los procesos de cambio climático; acidificación de los océanos; destrucción de la capa de ozono; integridad de la biosfera; alteración de los flujos biogeoquímicos de sustancias vitales para la vida en la Tierra como el nitrógeno y el fósforo; cambios en el uso de los suelos – en particular la deforestación para la producción agrícola -; cambios en el uso del agua fresca; la carga de aerosoles en la atmósfera – como el polvo de los desiertos y las partículas emitidas por actividades productivas -, y la introducción de “nuevas entidades” químicas y biológicas en la biosfera. Todos ellos delimitan el impacto de procesos críticos “para mantener la estabilidad y la resiliencia del sistema Tierra en su conjunto”, muy alterados ya “por las actividades humanas.” 

 

La amenaza mayor se cierne sobre la preservación de un estado “similar al Holoceno”, el periodo geológico que comenzó con el final de la última edad de hielo, caracterizado por condiciones planetarias relativamente estables y cálidas que favorecieron el desarrollo de la agricultura y las civilizaciones. [3] Hoy, las actividades humanas han llevado a la Tierra fuera de la ventana de variabilidad ambiental del Holoceno, dando lugar a una época nueva, designada como el Antropoceno, en la cual los componentes del sistema Tierra están en creciente desequilibrio. Ante esa situación en curso, el enfoque de límites planetarios

 

delinea los sistemas y procesos biofísicos y bioquímicos que se sabe que regulan el estado del planeta dentro de rangos que son históricamente conocidos y científicamente comprobables para mantener la estabilidad del sistema Tierra y los sistemas de soporte vital propicios para el bienestar humano y el desarrollo social experimentados durante el Holoceno.

 

Las perturbaciones antropogénicas del ambiente global se encuentran en una interacción constante que afecta al estado general del sistema terrestre. Por tanto, no pueden ser encaradas por separado: de allí que el informe vincule, a las interacciones entre la geosfera y la biosfera, las de ambas con la antroposfera. Así, facilita una comprensión científica de los impactos ambientales globales antropogénicos a la escala que del sistema terrestre en su conjunto.

 

En efecto, durante al menos 3 mil millones de años, las interacciones entre la geosfera (flujo de energía y materiales no vivos en la Tierra y la atmósfera) y la biosfera (todos los organismos vivos/ecosistemas) han controlado las condiciones ambientales globales. El estado del sistema Tierra cambió en respuesta a cambios generados por perturbaciones externas – como la entrada de energía solar e impactos de bólidos-, o procesos internos en la geosfera -como la tectónica de placas y el vulcanismo)- o de la biosfera, como la evolución de la fotosíntesis y surgimiento de plantas vasculares. 

 

Sin embargo, a partir de la Revolución Industrial de fines del siglo XVIII el alcance global de las actividades humanas ha hecho de la antroposfera un componente funcional adicional del sistema Tierra, que incide en la actividad de la geosfera y la biosfera de un modo capaz de alterar el estado de esta tríada. A esta luz, los límites planetarios procuran identificar sobre bases científicas un espacio operativo seguro para el desarrollo humano en el futuro profundo, asumiendo al Holoceno como un “estado de referencia […] para un planeta estable y resiliente.”

 

Comprender cómo interactúan los procesos de la biosfera, la antroposfera y la geosfera facilita plantear proyecciones fiables de posibles trayectorias futuras del sistema terrestre. En este sentido, si bien aún no se dispone de una plena comprensión de las interacciones entre estos dominios, el enfoque de límites planetarios facilita analizar los procesos de cambio en el sistema Tierra en sus componentes “críticamente afectados por actividades antropogénicas y relevantes para el estado general de la Tierra.” 

 

De momento, ese análisis tan solo ofrece la evidencia disponible de que “una mayor perturbación del proceso individual podría conducir a un cambio planetario sistémico al alterar y reconfigurar la dinámica y los patrones espaciotemporales de las interacciones geosfera-biosfera y sus retroalimentaciones”. Así, esa evidencia indica que el nivel actual de transgresión de límites “ya ha llevado al sistema terrestre más allá de una zona segura”, sin que aún quepa identificar en qué momento “puede ocurrir una transición de un nivel de riesgo creciente a uno con riesgos muy altos y peligrosos”, con consecuencias para el desarrollo humano que pueden ir desde la deriva hacia la barbarie hasta la extinción de nuestra especie.

           

Al respecto, seis de los nueve límites ya han sido transgredidos, y uno de los tres restantes – la acidificación de los océanos – “se está acercando a su límite planetario”. A ello se agrega que en todos los límites previamente identificados como transgredidos […], el grado de transgresión ha aumentado desde 2015” – justamente el año en que el sistema internacional aprobó los llamados Acuerdos de París para avanzar hacia el control de los procesos que generan el cambio climático. De momento, dice el informe, 

 

todos los procesos de límites planetarios relacionados con la biosfera que proporcionan la resiliencia (capacidad de amortiguar las perturbaciones) del sistema Tierra están en o cerca de un nivel de alto riesgo de transgresión. […] Esto implica una resiliencia baja o decreciente precisamente cuando la resiliencia planetaria se necesita más que nunca para hacer frente a las crecientes perturbaciones antropogénicas. 

 

Esta situación demanda con gran urgencia “herramientas científicas y políticas más poderosas para analizar todo el sistema Tierra integrado con confiabilidad y regularidad y guiar los procesos políticos para evitar alterar el estado del sistema Tierra más allá de los niveles tolerables para las sociedades actuales.” En efecto, si bien la interdependencia de los límites planetarios “está confirmada por la comprensión de la ciencia del sistema Tierra del planeta como un sistema integrado, parcialmente autorregulado”, para comprender mejor el riesgo para este sistema y los límites críticos que la humanidad debería considerar en sus actividades económicas y sociales, el análisis 

 

debe aumentar sustancialmente el realismo ecológico de la simulación y los análisis de la biosfera como una entidad central adaptativa del sistema Tierra. Estas iniciativas están en marcha, pero tienen que desarrollarse más en un proceso coherente de análisis integrado del sistema Tierra en los dominios físico, químico y biológico, no centrado solo en el clima.

 

De momento, esta actualización del marco de límites planetarios “puede servir como una nueva llamada de atención a la humanidad sobre el peligro que corre la Tierra de abandonar su estado similar al Holoceno”, y contribuir a “orientar las importantes oportunidades humanas para el desarrollo sostenible en nuestro planeta.” El conocimiento científico de los límites planetarios puede y debe estimular a la humanidad, dicen los autores, “a innovar hacia un futuro en el que la estabilidad del sistema terrestre se preserve y proteja fundamentalmente.” 

 

Eso, en todo caso, dependerá en una medida cada vez de la creación de los sistemas de gestión del conocimiento, y del desarrollo de capacidades para la sustentación de la política pública en evidencia científica de los que (aún) carecemos en el sistema mundial. De manera característica, la política pública que esa evidencia debe sustentar no es objeto de discusión en el informe. 

 

Sabemos, sí, que si deseamos un ambiente distinto tendremos que construir sociedades diferentes: de eso hace parte lo incompleto de las referencias a la antroposfera en el informe. El conocer que nos conduzca a ese planteamiento en términos prácticos deberá trascender las fronteras disciplinares que aún enmascaran los límites de la capacidad de las ciencias naturales para vincularse a la política que resulte necesaria a la luz de sus advertencias. Y para ello harán bien en atender a lo que nos dijeran Carlos Marx y Federico Engels en 1846:

 

“Conocemos sólo una ciencia, la ciencia de la historia. Se puede enfocar la historia desde dos ángulos, se puede dividirla en historia de la naturaleza e historia de los hombres. Sin embargo, las dos son inseparables: mientras existan los hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan mutuamente”[4]

 

Pues de lo íntimo de las relaciones entre nuestra especie y sus entornos naturales se trata aquí, justamente, como lo advirtiera a sus lectores el joven José Martí.

 

Alto Boquete, Panamá, 27 de mayo de 2025

 


[1] “Escenas mexicanas”. Revista Universal, México, 18 de junio de 1875. Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VI, 233 – 234.

[2] “La Tierra más allá de seis de los nueve límites planetarios”. Johan Rockström et hal. Science Advances. 13 de septiembre de 2023 / Volumen 9 , Número 37

https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adh2458

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Holoceno

[4] Carlos Marx, Federico Engels: La Ideología Alemana, 1846. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1846/ideoalemana/index.htm

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