La pandemia provocada por el Covid19 ha puesto en evidencia a la sociedad de las exclusiones. Ha profundizado y les ha dado nuevas facetas a algunas, y puesto en evidencia otras que, hasta ahora, permanecían más en la penumbra.
Seguramente, una de las más evidentes, y sobre la que se ha vuelto repetidamente, es la existencia de amplios sectores de la población que se encuentran en los márgenes de la sociedad, por carecer de características que los hagan atractivos para la reproducción del capital. Estos grupos sociales son cada vez más grandes. Viven en estado de precariedad y son los más expuestos a los embates de la pandemia.
Otro grupo de marginados, sujeto de discriminación, sobre el cual se cierne también con frecuencia la persecución, y sobre quien recae muchas veces la culpa de los males de la sociedad que el deterioro de la aplicación del modelo neoliberal ha provocado, son los migrantes. Se les achaca el deterioro de los servicios de salud, de la educación, la falta de trabajo y el acaparamiento de las ayudas que eventualmente pueda proporcionar el Estado.