viernes, 23 de diciembre de 2011

Guatemala: las sombras del pasado

En el pasado, circulaban listas negras en las que era sindicado de “comunista” cualquiera que, con dos dedos de frente, hubiera asumido una posición crítica frente a la realidad que tiene a Guatemala con uno de los más bajos índices de desarrollo humano de América Latina. Estar en una de esas listas era equivalente a ser condenado a muerte. Hoy, una versión "agiornada" de tales listas vuelve a ponerse en el tapete.

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Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

rafaelcuevasmolina@hotmail.com

(Fotografía: La Fiscal General de Guatemala, Claudia Paz y Paz)

La cultura maya, la misma que en nuestros días es objeto de atención mediática porque supuestamente de ella parten premoniciones sobre el fin del mundo en el 2012, tiene una concepción circular del tiempo, distinta, por lo tanto, a la lineal que se tiene en la cultura occidental.

En efecto, mientras que los mayas representaban el transcurso del tiempo como una serpiente que se muerde la cola, lo que significa que la vida (individual y social) se mueve en ciclos que, no de forma idéntica pero sí esencialmente, se repiten, la cultura occidental ve el transcurrir temporal como una línea, con comienzo y final, en donde el inicio (o el pasado) se encuentra a la izquierda, y el final (o el futuro) se encuentra a la derecha.

Guatemala, junto al sureste mexicano (los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán) y el occidente de Honduras, ocupan actualmente el territorio en donde los mayas (históricos y contemporáneos) han habitado por más de 3000 años. Son ellos los que han sufrido, por lo menos en cuanto a nuestra memoria histórica alcanza a identificar, dos grandes holocaustos que los han impactado en todos los sentidos. El primero, lo constituyó la llegada de los europeos en el siglo XVI, proceso social que conocemos como de conquista y colonización; el segundo, la guerra librada en Guatemala, especialmente entre 1980 y 1990, en la cual el ejército cometió masacres, asesinatos y desplazamientos de población que pueden caracterizarse como crímenes de lesa humanidad.

Después de años de impunidad, en Guatemala se ha logrado, en los últimos años, la localización, juzgamiento y condena de algunos de los responsables de las atrocidades cometidas en lo que se conoce como el conflicto armado interno. Una característica que tiene el caso guatemalteco en relación a otros similares de América Latina, es que quienes han sido pasados a tribunales no son los grandes responsables, los cabecillas implementadores de tácticas y estrategias políticas y militares, que se encontraban en puestos relevantes del Estado o del ejército, sino los perpetradores directos, los instrumentos fácticos de los hechos.

Pero muy recientemente, también esta situación ha empezado a cambiar. Se les ha abierto expedientes judiciales a generales como Oscar Humberto Mejía Víctores y Efraín Ríos Mont, quienes fungieron como jefes de estado de facto en el período más cruento de la guerra, es decir, en la primera mitad de la década de los 80.

Y ha sido entonces cuando la derecha guatemalteca ha puesto el grito en el cielo y ha sacado a relucir todo el viejo arsenal que ha utilizado, de forma sistemática, desde que reasumió el poder político en 1954, cuando derrocó con la complicidad de los Estados Unidos al gobierno democrático de Jacobo Árbenz Guzmán.

Uno de los instrumentos de este viejo arsenal es el de la intimidación. En el pasado, por ejemplo, circulaban listas negras en las que era sindicado de “comunista” cualquiera que, con dos dedos de frente, hubiera asumido una posición crítica frente a la realidad que tiene a Guatemala con uno de los más bajos índices de desarrollo humano de América Latina. Estar en una de esas listas era equivalente a ser condenado a muerte por alguna de las muchas organizaciones paramilitares de extrema derecha que pululaban en el país.

Hoy, una versión agiornada de tales listas vuelve a ponerse en el tapete. Se trata de listados de personas a las que se acusa ante tribunales de haber participado en actos criminales perpetrados por organizaciones revolucionarias de izquierda en los años de la guerra. Tales listados no tienen otra función que el amedrentamiento porque carecen de pies ni cabeza desde el punto de vista jurídico: se sindica a personas que eran niños cuando sucedieron los hechos, a algunos que ya han muerto y otros que ni siquiera estaban en el país. Especial atención se pone en acusar a parientes de la Fiscal General, Claudia Paz y Paz, quien le ha insuflado energía y honestidad al cargo desde que fue nombrada el 10 de diciembre de 2010.

Ricardo Méndez Ruíz, quien recientemente presentara una de estas acusaciones, reconoció abiertamente en la prensa nacional, que su objetivo era amedrentar a la Fiscal. Ante la aseveración del periodista que lo entrevista, “Parece que el móvil es político”, Méndez responde: “Sí es un asunto político. Es contra la fiscal general, por el amor de Dios, a ella le estoy apuntando.

Son las sombras del pasado que vuelven, es la serpiente que se muerde la cola.

Venezuela en la mira

Con sus polémicas declaraciones, Obama cumple su papel en la trama imperial en un momento político de extraordinaria importancia: una coyuntura en la que, por un lado, el presidente Hugo Chávez consolida su liderazgo regional, como lo demostró en la cumbre de creación de la CELAC en Caracas; y por el otro, los representantes del MERCOSUR intentan facilitar el ingreso de Ecuador y Venezuela a ese espacio de integración.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

En nuestro artículo anterior, planteamos que la política de agresión imperial de los EE.UU hacia nuestra América, desde la década de 1960, tiene en el bloqueo a Cuba uno de sus principales ejes, toda vez que le ha permitido atacar la nueva realidad sociopolítica y cultural surgida de la Revolución, al tiempo que despliega una política continental basada en el intervencionismo y la desestabilización de gobiernos "incómodos" a sus intereses. Y son los países con quienes Cuba estrecha relaciones quienes, en consecuencia, sufren en primera instancia la persecución emprendida por las elites norteamericanas (¡las mismas que acusan al presidente Barack Obama de ser “socialista”!) contra todo aquello que encauce los esfuerzos de la liberación latinoamericana.

Con el ascenso al poder del presidente Hugo Chávez, a finales del siglo XX, Venezuela se convirtió en uno de los blancos principales de estos ataques, pues el proceso político que allí se puso en marcha abrió una profunda herida en el sistema de dominación que Washington había tendido en América Latina. Precisamente, en días pasados el presidente Obama cargó una vez más sus armas retóricas y diplomáticas contra la Revolución Bolivariana, mediante una estrategia ya conocida, al dar declaraciones a uno de los principales diarios de la oposición venezolana –El Universal- en las que afirmó sentir una gran inquietud al ver que se han tomado medidas para restringir la libertad de prensa, así como para erosionar la separación de poderes que son tan necesarios para que la democracia prospere”. Además, aseguró que los vínculos del Gobierno de Venezuela con Irán y con Cuba no han beneficiado los intereses de Venezuela ni de su gente” (El Universal, 19-12-2011).

Fidel y la horda de cobardes

El hecho de que la organización Guinness World Records haya registrado en este año 2011 al Comandante Fidel Castro como la persona a la que más veces han intentado asesinar en la historia, es una manera de desenmascarar al imperio y sus brazos tenebrosos que son la CIA y los grupos terroristas conformado por batistianos cubanoamericanos.

Abner Barrera R. / AUNA-Costa Rica

En estos días los “valientes guerreros” de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y los mercenarios de la cloaca de Miami con su sucursal en Madrid (encabezado por el terrorista Montaner) amanecieron turulatos y atragantados con sus propios excrementos. La noticia salió del Reino Unido y fue divulgada al mundo entero: el líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro ingresó al libro de los récords Guinness por ser “la persona a la que más veces se ha intentado asesinar”.

Aunque ellos por ser actores comprometidos en los hechos debieran ser los primeros en acreditar la noticia, “no pueden creerlo”, ¡pensaban que no se sabría sus fechorías! No ha sido el gobierno cubano quien ha informado esos acontecimientos (pues cuando Cuba lo ha hecho entonces ha sido acusada de hacer publicidad revolucionaria), ha sido la organización Guinness World Records -para nada simpatizante con la revolución cubana-, la que ha afirmado que al Comandante Fidel Castro han intentado asesinarlo 638 veces.

Argentina: La revolución de las ollas

Este 20 de diciembre se cumplieron ya diez años de la revolución más limpia y auténtica de todas: la del cacerolazo argentino, el día en que el pueblo no se rindió ante la brutalidad de un gobierno.

Artículo relacionado: “Una década del argentinazo: impunidad en democracia”, de Raúl Zibechi

José Alberto Gatgens Céspedes* / Especial para Con Nuestra América

Gardel tenía razón. Y eso que sólo ha transcurrido la mitad de la estadística tanguera. Me dispongo por fin, diez años después, a escribir algunas líneas de los recuerdos que están en alguna esquina de la memoria.

Confieso que siempre había querido hacerlo, pero esa manía de postergar las intenciones, habían dado al traste con esta muy personal cavilación. Pero el asalto del tiempo obliga: ¡Ya han pasado diez años!

La caida del gobierno de Fernando De La Rúa sacudió la política latinoamericana. Argentina tenía ya tres gobiernos consecutivos de elección democrática: uno de Alfonsín y dos de Menem (aunque el primero tuvo que entregar el poder de manera anticipada a los justicialistas, en parte por la increible inflación de su periodo). Así que los acontecimientos del 2001 fueron seguidos con mucho detenimiento en el resto de países de la región, pues los argentinos habían logrado superar ya las épocas de las dictaduras, los golpes militares y el resto de esos males que afectó el cono sur durante varias décadas.

Guatemala: El dolor de la otra parte

El ejército guatemalteco ganó la guerra pero perdió la historia, porque para ganar la guerra se involucró en el genocidio más grande de la América contemporánea. No se puede olvidar esto. Pero para no perder nuestra condición humana, para no equipararnos con los monstruos que engendró la contrainsurgencia, no podemos ser insensibles ante el dolor de la otra parte.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América

Desde Puebla, México

Las demandas de Avemilgua, de la Asociación de Viudas de Militares y Especialistas del Ejército de Guatemala y la presentada por Ricardo Méndez Ruiz Valdés, son movimientos políticos que buscan la defenestración de la Fiscal General de la Nación, la impunidad para los militares y civiles involucrados en el genocidio en Guatemala y echar el manto del olvido con respecto a dicho genocidio. Considero que el propósito de tales demandas no es la justicia sino el impacto mediático y los efectos políticos. La poca pulcritud jurídica de las demandas mencionadas me ha llevado a pensar en ello.

Pero es un ejercicio ético ineludible hacer lo que el sociólogo Max Weber recomendaba como método de su sociología comprehensiva: el practicar la empatía. Esto quiere decir el tratar de colocarse en el lugar del otro e imaginar sus raciocinios y sentimientos para poder entender su subjetividad y por tanto sus motivos. El que ahora los veteranos del ejército hayan propiciado el surgimiento del grupo denominado Familiares y que haya una estrategia para demostrar que la guerrilla cometió crímenes igualmente censurables a los cometidos por el ejército, me ha llevado a imaginar el dolor de la otra parte.

Navidad en rojo y blanco, los colores de la Coca-Cola

Gracias a la campaña publicitaria montada sobre el obsequioso Santa Klaus ataviado de rojo y blanco, el gigante de las bebidas gaseosas levantó su perfil en un momento en que arreciaban las críticas por su presunta toxicidad (80 años después las cosas no han cambiado mucho al respecto), entronizando la figura de este nuevo “duende” moderno, ícono del consumo navideño.

Marcelo Colussi / Especial para Con Nuestra América

mmcolussi@gmail.com

Desde Ciudad de Guatemala

Imagen de Lukáš Vrtílek

Para estos días prácticamente todo el mundo occidental se inunda de imágenes, virtuales y corpóreas, de un señor obeso, de larga barba cana y vestido con una inconfundible indumentaria color rojo y blanco. Santa Klaus o Claus, Papá Noel, San Nicolás, Viejito Pascuero o Colacho son algunos de los nombres con los que se conoce al personaje de marras.

Según la tradición, es él quien trae regalos a los niños para la noche del 24 de diciembre, día en que se evoca el nacimiento de ese famoso predicador judío que tres siglos después de su muerte fue ascendido a la categoría divina en un importante acuerdo político tomado en el Imperio Romano durante el Concilio de Nicea, en el año 325.

La desilusión centroamericana

Los centroamericanos deberíamos romper con esa desilusión regional que data desde tiempos de la Colonia, donde se instituyeron feudos y localismos que dieron al traste con los anhelos que provocaron la Independencia en 1821.

Guillermo Mejía / ContraPunto (El Salvador)

En días recientes se cumplieron 20 años del relanzamiento de la unidad regional, a la vez que los presidentes del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) realizaron un cónclave con modestos resultados frente a los estragos del cambio climático y los desafíos por la escalada del crimen organizado y el narcotráfico.

Pasaron más de dos décadas para que se firmara el Protocolo de Tegucigalpa, en diciembre de 1991, a fin de rescatar del golpe fatal que sufrió el esfuerzo integracionista, en 1969, en medio de la guerra inútil entre El Salvador y Honduras que hizo añicos el Mercado Común Centroamericano, entre otros males.

Realpolitik sudamericana

Marcos Methol analiza en este artículo los alcances de la última cumbre del Mercosur y la firma de un tratado comercial entre este bloque y Palestina. “Estamos haciendo política real sudamericana; no es cuestión de ideologías de izquierda ni derecha, es el nacimiento de una política de estado común de los sudamericanos”, afirma el autor.

Marcos Methol Sastre / ALAI

Ha concluido en la ciudad de Montevideo la XLII Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur que tuvo, entre varios temas importantes -y el impacto de la triste noticia de la muerte del joven funcionario argentino Iván Heyn-, el llamado de los Presidentes a la adhesión definitiva de Venezuela como socio pleno del bloque, la propuesta de Ecuador para asociarse y la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Palestina. Conviene, pues, hacer algunos señalamientos sobre el fondo de estas negociaciones, para comprender el camino y la orientación que se está perfilando.

Históricamente desde el nacimiento del Mercosur en 1991, las objeciones más fuertes de los uruguayos y paraguayos responden a una sensible manifestación de descontento que se origina en las incongruencias entre el discurso y los hechos concretos de los socios principales, Argentina y Brasil. Vaya si habrá motivos para sostener esta postura, y la cuestión es profunda, no se limita a las asimetrías estructurales solamente; hay un esfuerzo de reconstrucción y reconciliación con nuestra historia común, para superar una solidaridad bucólica y dar paso a una identidad ciudadana compartida.

Perú: Ser elegido con la izquierda para gobernar con la derecha

Ollanta Humala en 136 días ha producido una “masacre política”, dejando en la calle a aquellos que lo construyeron como candidato, le escribieron los discursos y le pagaron la campaña electoral.

Oscar Ugarteche / ALAI

La construcción de un candidato presidencial es un proceso complejo de construcción de imagen, de discurso, de configuración de alianzas y en última instancia de visibilidad real. Construir un candidato cuesta dinero y esfuerzo de mucha gente. El entorno del futuro candidato hace este esfuerzo en un acto de fe política convencido de que éste podrá cambiar el rumbo de la historia. Es lo que el Banco Mundial llamaría un acto de inclusión social. Los/las jóvenes repartidos por el país hacen campañas y rompen el descrédito de la política para que las nuevas generaciones voten por la izquierda y no por la derecha y para que las generaciones mayores retomen su compromiso con la sociedad, perdido ante las frustraciones de décadas de luchas truncas. Haciendo camino al andar, cada grupo de trabajo inventa un imaginario progresista y trata de empatar eso con lo que se ve en el horizonte.

La división derecha/izquierda está delineada por una consciencia ambiental versus políticas extractivistas; democracia participativa versus democracia electoral; derecho al cuerpo versus la sexualidad reproductiva compulsiva; las mejoras en los salarios y en la distribución del ingreso versus concentrar el ingreso y aquietar a los mercados; políticas económicas heterodoxas versus políticas económicas ortodoxas; modelo de crecimiento exportador versus un modelo de crecimiento hacia adentro; más impuestos a los ricos versus exoneraciones tributarias; lucha contra el racismo y toda forma de discriminación versus el status quo.

CELAC: dos proyectos en pugna

Debemos librar la batalla por la CELAC, para que el proyecto emancipador que le dio nacimiento sea quien finalmente prevalezca y abra aquellas grandes alamedas de las que hablara Salvador Allende en su último discurso, y por las cuales transitarían nuestros pueblos en su larga marcha hacia la justicia, la libertad, la autodeterminación nacional y la democracia.

Atilio A. Boron / Rebelión

Sin duda que la creación de la CELAC ha sido uno de los principales acontecimientos que tuvieron lugar en el plano regional en muchos años. La sola idea de una organización que reúna a los países latinoamericanos y caribeños sin la asfixiante presencia de Estados Unidos y Canadá es una muy buena noticia y permite abrigar esperanzas de que la tradicional prepotencia con que la Casa Blanca manejaba los asuntos del área tropezará de ahora en más con crecientes obstáculos. Claro que la “presunción hegemónica” del imperio no se desvanecerá por la creación de esta organización, pero sus mandatos ya no tendrán el automático asentimiento del pasado cuando un úkase de Washington produjo en 1962 el destierro de Cuba del sistema interamericano.

De todos modos, convendría dejar de lado excesivos entusiasmos porque poner en marcha efectivamente la CELAC, es decir, convertirla en la protagonista que se haga merecedora de las grandes esperanzas en ella depositadas, no será tarea sencilla. Su creación es un logro importantísimo, pero por ahora es apenas un proyecto que, para ser eficaz, deberá ser capaz de convertirse en una organización; es decir, en un sujeto dotado de suficientes capacidades de intervención en el ámbito de Nuestra América. Pero, como veremos más adelante, no es ese el proyecto que proponen los gobiernos de la derecha latinoamericana con la bendición de la Casa Blanca.

México: Acteal, 14 años de impunidad

Seguirán repitiéndose masacres como la Acteal en nuestro país –marcado por la violencia– mientras prevalezca la impunidad y se pretenda borrar de nuestra memoria el clamor de justicia.

Gilberto López y Rivas / LA JORNADA

Este 22 de diciembre se cumplen 14 años de la matanza de Acteal. Ese fatídico día, durante horas, un grupo paramilitar entrenado, armado y protegido por las más altas jerarquías militares, policiacas y civiles de los tres niveles de gobierno, asesinó con toda premeditación, alevosía y ventaja a 45 personas indefensas, en su gran mayoría niños y mujeres, entre ellas, cinco embarazadas, y causó graves lesiones físicas y sicológicas a otras personas que sobrevivieron. La masacre se llevó a cabo en el contexto de una estrategia contrainsurgente o de guerra irregular, cuya parte sustancial de su doctrina castrense se fundamenta, precisamente, en la formación de grupos de civiles afines, o paramilitares.

Nueva era, nuevos conceptos

La relación entre democracia, revolución y liderazgo político debiera sujetarse a nuevas perspectivas de análisis, porque la manipulación de viejos conceptos es un atributo de las derechas para combatir la era de los cambios en América Latina.

Juan J. Paz y Miño Cepeda / El Telégrafo (Ecuador)

América Latina está marcando una época inédita de transformaciones. En varios países de la región se vive procesos revolucionarios, diferentes a los del pasado, pues se desarrollan en el marco de la democracia representativa. Los gobiernos de Bolivia, Ecuador y Venezuela asumen, además, la construcción de un nuevo socialismo.

Esta época de transiciones provoca una serie de contradicciones, reacciones y definiciones, que van desde la derecha hasta la izquierda. Y en estas condiciones, la propia teoría política tradicional ha entrado en crisis. Los liderazgos personales en los países de transición revolucionaria, como ocurre en Bolivia, Ecuador y Venezuela, son cuestionados desde diversos frentes de lucha ideológica. Hay quienes colocan a sus gobernantes al mismo nivel de cualquier dictador latinoamericano del pasado e incluso no faltan los calificativos de “autoritarismo” y hasta “fascismo”. Las acciones de gobierno son consideradas “populistas”, incluyendo la conducción económica.

Bolívar vive

Bolívar vive en su obra. Muerto en vida está quien no crea. Apenas existe aquel cuyos trabajos no le sobreviven. El creador vive mientras su obra subsiste. Tenemos la duración de nuestros proyectos. Se acostumbra el 17 de diciembre conmemorar una vida que pasó. Antes que deplorar lo perdido, hay que celebrar lo que perdura.

Luis Britto García / Question Digital

BOLÍVAR MUERE

La batalla por la eternidad es como la que se libra por la vida: precaria e incesante. Bolívar muere cada vez que su nombre es invocado contra sus ideales.

BOLÍVAR VIVE

En los veinte millones de kilómetros cuadrados que ayudó a liberar.

BOLÍVAR MUERE

Cada vez que los imperios plantan banderas en las extensiones arrebatadas a México, en el territorio ocupado de Puerto Rico, en la superficie colonizada de las Malvinas, en las posesiones todavía coloniales o en las independizadas nominalmente pero aún sometidas a estatutos neocoloniales.

BOLÍVAR VIVE

En la prodigiosa geografía que guarda los más abundantes recursos de agua dulce, biodiversidad, energía y minerales del planeta; en las normas que confieren la propiedad de ellos a nuestros países, como el decreto que el Libertador expide en Quito el 24 de octubre de 1829, según el cual “las minas de cualquier clase corresponden a la República”.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Centroamérica: los militares están de vuelta

En Centroamérica vemos el triple encuentro del poder político, militar y económico: recientemente se lanzó el proyecto multimillonario de un corredor seco entre las costas del mar Caribe y las del Océano Pacífico en Guatemala, de 362 kilómetros de extensión, para el que el Ejército ya participó formando técnicos, y en el que algunos de los principales accionistas son exmilitares que, por su cercanía con el presidente electo, se sienten eufóricos con el futuro de esta obra de infraestructura.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

Rafaelcuevasmolina@hotmail.com

(Fotografía ilustrativa: soldados del ejército de Guatemala)

De distintas formas y maneras, los militares vuelven a ocupar lugares centrales en la política y la economía centroamericana. Alguien podría preguntarse, en buena lid, si en algún momentos éstos se fueron realmente y sí, se le puede responder que los militares tuvieron un período de reflujo en la política después de la culminación de la guerra, que puede identificarse simbólicamente con la firma del último tratado de paz de la región entre la guerilla guatemalteca y el gobierno; eso sucedió en 1996.

En función de ellos, los ejércitos de El Salvador y Guatemala redujeron sus efectivos considerablemente, y el estamento militar dejó de participar activamente como instrumento principal de la política estatal. Los organismos policiales se desmilitarizaron y, por lo menos formalmente, disminuyó la influencia que tenía el Ejército sobre ellos.

En Guatemala, sin embargo, algunos de los protagonistas de la aplicación de la política de seguridad nacional siguieron participando, pero en su calidad de exmilitares. Un caso ejemplar en este sentido es el del exgeneral Efraín Rios Montt, quien llegó a ser presidente del Congreso de la República. Sin embargo, el protagonismo de los militares ha conocido una escalada en los últimos años, tanto en la política como en la economía o, para decirlo más claramente, en la política y la economía, pues éstas se encuentran estrechamente vinculadas en su accionar.

Un factor que coadyuva de forma importante a este retorno de los militares al protagonismo es la llamada guerra contra el narcotráfico, que tiene como principal impulsor a los Estados Unidos de América, y que necesita de la presencia de la “mano dura” que los militares respresentan. Los militares son, también, socios fiables, con los que han trabajado en Centroamérica desde, por lo menos, los años 30 del siglo XX, cuando pusieron a Tacho Somoza al frente de la recién creada Guardia Nacional de Nicaragua, y del cual nunca ignoraron que se trataba de un corrupto y cruel dictadorzuelo de una Banana Republic,pero que servía fielmente a sus intereses políticos: “Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta” dijo de él Franklin Delano Roosevelt.

Ahora, cuando el poder norteamericano flaquea en América Latina, Centroamérica retoma, con toda nitidez, el destino de ser su patio trasero, y ahí están los militares para echarles una mano.

No se trata, sin embargo, de un camino de una sola vía, es decir, de ser ejecutores fieles de los dictados del imperio, sino de ida y vuelta, a saber, en el que los intereses de ambos se satisfacen.

En medio de la vorágine que vive diariamente la sociedad a causa de la violencia, los militares aparecen para mucha gente como el último salvavidas al cual agarrarse antes de morir. Son la imagen de la represión por excelencia, de la mano dura, y ya han demostrado en el pasado que pueden ser implacables con quien se ensañan. No sabe la mayoría, sin embargo, que mandos medios y altos de los ejércitos centroamericanos se encuentran profundamente penetrados por el narcotráfico y la criminalidad organizada, constituyendo eslabones imprescindibles para el trasiego de drogas por la región. No sabe, tampoco, que en ese negocio se encuentra inmerso hasta las cachas los mismos Estados Unidos de América que, en muy buena medida, como afirma el salvadoreño Carlos Rojas, tienen en el narcotrafico al gran sustentador subterraneo de su quebrada economía, por lo que no les interesa resolver el problema ni en su propio territorio; al contrario, lo exacerba asegurando el libre flujo de narcóticos en la región.

Por eso, los militares cuentan con un horizonte prometedor para su retorno. En El Salvador, a pocos días de cumplirse el vigésimo aniversario de los Acuerdos de Paz, y violándolos claramente, el gobierno de Mauricio Funes nombra a un militar en la cartera de seguridad. En Guatemala es electo el general retirado Otto Pérez Molina, lo que envalentona a la recalcitrante derecha guatemalteca.

No se trata solo de política. Atrás de todo, ocultos y silenciosos, están lo negocios millonarios que consolidan al estamento militar como un grupo con poder económico importante: en esta semana que termina se lanzó el proyecto multimillonario de un corredor seco entre las costas del mar Caribe y las del Océano Pacífico en Guatemala, de 362 kilómetros de extensión, para el que el Ejército ya participó formando técnicos, y en el que algunos de los principales accionistas son exmilitares que, por su cercanía con el presidente electo, se sienten eufóricos con el futuro de esta obra de infraestructura.

En la Cuenca del Caribe, Estados Unidos mantiene 28 bases militares. Ha impulsado el Plan Colombia, el Plan Mérida, La Iniciativa Mesoamérica, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y otro con Centroamérica y República Dominicana.

La cuenca es su mare nostrum y los militares una pieza vital de su estrategia.

Cuba, el bloqueo y el miedo del imperio

La continuidad del bloqueo estadounidense y las oportunidades que este ofrece a las derechas del continente para actuar concertadamente contra Cuba y sus sistemas de alianzas, constituye el centro de una política de agresión sistemática, en primer lugar, contra el pueblo cubano; y en segundo lugar, contra los intereses nuestroamericanos de unidad e integración.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

De acuerdo con una información publicada por el diario español Público.es (14-12-2011), Estados Unidos está presionando a la empresa REPSOL para que no realice exploraciones petroleras en Cuba, específicamente bajo sus aguas en el Golfo de México, donde existen enormes reservas de crudo y gas natural que podrían cambiar positivamente el panorama económico cubano.

REPSOL planea iniciar sus actividades en la isla en enero del 2012, para lo cual tuvo que construir una plataforma especial con solo un 10% de componentes de origen estadounidense, debido a las restricciones impuestas por el bloqueo económico y comercial decretado por Washington contra Cuba desde hace medio siglo.

Pero no este el único obstáculo que enfrenta el gobierno cubano para llevar adelante su decisión soberana de explotar sus recursos energéticos con apoyo de la inversión extranjera. El diario español asegura que la posibilidad de que Cuba se convierta en un Estado petrolero preocupa a los políticos de EEUU”, como lo confirman las maniobras desplegadas por 34 congresistas, liderados por la republicana Ileana Ros-Lehtinen, para “persuadir” a REPSOL –con los manidos argumentos anticubanos de la derecha estadounidense y los sectores más radicales del exilio- de la inconveniencia de continuar con su iniciativa de exploración. Los resultados de este lobby, una vez que asuma el poder el Partido Popular en España, son todavía inciertos.

Por su parte, el senador demócrata Robert “Bob” Menéndez fue un paso más lejos: presentó un proyecto de ley que pretende castigar a las empresas petroleras extranjeras que se vean involucradas en accidentes y derrames de crudo. Pero sus intenciones, según las declaraciones que consigna Público.es, son más que evidentes: "Las compañías que quieran perforar en aguas cubanas lo pensarán dos veces si saben que serán responsabilizadas de cualquier daño a los cayos de Florida”.

Estos actos inaceptables de injerencia en los asuntos de una nación y de guerra económica deliberada, que exudan lo peor de la política imperial estadounidense y el odio impenitente de sus élites hacia la Revolución, se suman al sabotaje perpetrado contra la Cumbre de la Comunidad del Caribe (CARICOM), celebrada la semana pasada en Puerto España, Trinidad y Tobago, cuando una poderosa cadena hotelera se negó a dar alojamiento a la delegación cubana encabezada por el presidente Raúl Castro, amparándose para tal decisión en las disposiciones extraterritorales de la Ley Helms-Burton. Este incidente motivó una declaración especial de los representantes de CARICOM, quienes se manifestaron “insultados por la intrusión de Estados Unidos contra la soberanía de Trinidad-Tobago” (La Jornada, 12-12-2011)

Paradójicamente, fue en ese misma ciudad caribeña donde el presidente Barack Obama, en la Cumbre de las Américas del 2009, había exhortado a los mandatarios del continente a dejar atrás el pasado y ofreció un tipo de relación nuevo y diferente con América Latina. ¡Fueron solo palabras que se llevó el viento! En lugar del publicitado cambio, con Obama se intensificó la presencia militar –de tropas, naves de guerra y bases militares- en Centroamérica, el Caribe y Colombia, a niveles que ni siquiera se alcanzaron durante las dos administraciones republicanas de George W. Bush. Y lo mismo ocurrió con el intervencionismo solapado bajo la forma del financimiento de “organizaciones civiles”, que asumieron el liderazgo opositor en varios países de América del Sur, como Venezuela, Ecuador y Bolivia.

La continuidad del bloqueo y las oportunidades que este ofrece a las derechas del continente para actuar concertadamente contra Cuba y sus sistemas de alianzas, constituye el centro de una política de agresión sistemática, en primer lugar, contra el pueblo cubano y el derecho de sus ciudadanos a un desarrollo humano integral (por ejemplo, el daño económico que provocado por el bloqueo, estimado al 2010, superaba los $975 mil millones de dólares); y en segundo lugar, contra los intereses nuestroamericanos de unidad e integración.

Como bien se expresa en el informe presentado por Cuba a la Asamblea General de Naciones Unidas este año, el bloqueo viola el Derecho Internacional, es contrario a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y constituye una trasgresión al derecho a la paz, el desarrollo y la seguridad de un Estado soberano. Es, en su esencia y objetivos, un acto de agresión unilateral y una amenaza permanente contra la estabilidad de un país. El bloqueo constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todo un pueblo. Viola también los derechos constitucionales del pueblo norteamericano, al quebrantar su libertad de viajar a Cuba. Viola, además, los derechos soberanos de muchos otros Estados por su carácter extraterritorial”.

¿Cómo explicar, entonces, la persistencia de una medida tan irracional e ilegal, como inmoral y perversa? En su discurso conocido como Segunda Declaración de La Habana, de 1962, Fidel Castro planteó una pregunta retórica que conserva íntegra su vigencia, su vigoroso emplazamiento ético y su densidad histórica: ¿Qué es lo que se esconde tras el odio yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica racionalmente la conjura que reúne en el mismo propósito agresivo a la potencia imperialista más rica y poderosa del mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo un continente, que juntos suponen representar una población de trescientos cincuenta millones de seres humanos, contra un pequeño pueblo de sólo siete millones de habitantes, económicamente subdesarrollado, sin recursos financieros ni militares para amenazar ni la seguridad ni la economía de ningún país?” Y la respuesta que dio entonces fue contundente: Los une y los concita el miedo. Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana; el miedo a la revolución latinoamericana”.

Es cierto que no todos los problemas de Cuba se pueden atribuir exclusivamente al bloqueo comercial y económico, y eso lo saben mejor que nadie los propios cubanos y sus dirigentes (el actual proceso de reformas estructurales y los debates suscitados en torno a él, con sus alcances y limitaciones, así lo demuestran); pero también es cierto que la resistencia a esa acción criminal aplicada por los Estados Unidos, y que solo se sostiene por el odio y el miedo del imperio a la liberación de los pueblos latinoamericanos, engrandece los logros y aciertos de hondo sentido humanista de la Revolución.

No abandonar a Cuba es un imperativo de solidaridad para los pueblos y los gobiernos de nuestra América, especialmente en estos tiempos que vivimos: porque allí, en el corazón del Caribe, se libra desde hace siglos una intensa batalla por alcanzar el equilibrio del mundo y por salvar, como dijera José Martí en 1894, “la independencia amenazada de las Antillas libres, la independencia amenazada de la América libre, y la dignidad de la república norteamericana”[1].


NOTA

[1] Martí, José. “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano”, en Hart Dávalos, Armando (editor) (2000). JOSÉ MARTÍ Y EL EQUILIBRIO DEL MUNDO. México DF: Fondo de Cultura Económica. Pág. 241.

Cuba: ¡Esta calle es de Fidel!

La expresión ¡Esta calle es de Fidel!, es una manera sencilla de decir: estas calles son del pueblo, de los cubanos de a pie, de gente que pertenece a un pueblo digno y soberano; el nombre Fidel, alude a un hombre arropado de pueblo con el cual arriesgó la vida y resistió cientos de atentados coordinados por el imperio.

Abner Barrera R. / AUNA-Costa Rica

¡Esta calle es de Fidel! ¡Esta calle es de Fidel!, es una de las consignas que se escucha siempre en cualquier manifestación que se hace en Cuba contra las provocaciones subversivas y contrarrevolucionarias de los asalariados de la Sección de Intereses de Norteamérica (SINA).

En los últimos años Washington ha intensificado, contra todas las normas del derecho internacional, su servicio “diplomático” en La Habana para alentar, financiar y organizar a un grupo de desconocidos sociales, con el fin de buscar publicidad internacional contra el gobierno cubano, acusándolo de violar los derechos humanos. El imperio tozudo (propio de su naturaleza) no admite –se hace de la vista gorda- cada año, cuando la Organización de las Naciones Unidas en Asamblea, condena casi por unanimidad, el bloqueo económico, financiero y comercial que ejercen contra la isla. Si alguna evidencia tiene dicha condena es que, el gobierno de los Estados Unidos –dizque democrático- viola los derechos humanos contra toda una nación.

Mientras la gran prensa servil del imperio llama a un grupo de señoras -contrarrevolucionarias- “damas de blanco”, el pueblo cubano las conocen como las “damas de verde”, porque se trata de mujeres que actúan dependiendo de los dólares que reciben. Todas ellas y sus familiares viven en Cuba y se benefician de los logros sociales conquistados por la Revolución como son: educación gratuita y de gran calidad, atención médica de primer nivel reconocida internacionalmente, poseen trabajo, vivienda, seguridad ciudadana, etc. (derechos humanos todos, que les son negados a cientos de miles de personas en otros países, incluyendo los Estados Unidos). Esas mujeres de verde, saben que están traicionando a su patria, y ninguna de ellas está convencida de “su” lucha. Al igual que la bloguera Sánchez (apadrinada por el terrorista Carlos Alberto Montaner) se mueven en las penumbras de la ilegalidad calumniando a su pueblo, con la única convicción inmoral: la traición es un buen negocio.

En estos últimos meses, como buenas marionetas de la SINA, trataron de hacer disturbios para llamar la atención internacional a ver si acaso el pasado 10 de diciembre en Oslo, Noruega, quienes otorgan el Premio Nobel por la Paz, por lo menos las mencionaban; dado que ese premio ha sido otorgado muchas veces a personajes cuestionados –como el actual presidente de los Estados Unidos-, entonces ellas, con bloguera incluida, creen también poder ser aspirantes al mismo.

En su afán de ser noticia internacional, el viernes 9 de diciembre, dichas damitas -de blanco por fuera, pero con el alma y los bolsillo de verde-, intentaron “tomar” una calle de La Habana (acto por demás imposible, porque ellas no son más de veinte personas). Contrario a como sucede en otros países donde los gobiernos mandan a la policía a arrojar agua, palos, bombas y balas (es lo que está sucediendo en estos días contra los llamados indignados en los países del primer mundo), en Cuba, estas damitas no reciben ni siquiera un pellizco de las autoridades policiales, sino que es el mismo pueblo quien se encarga de defender el orden social, con convicción revolucionaria.

La expresión ¡Esta calle es de Fidel!, es una manera sencilla de decir: estas calles son del pueblo, de los cubanos de a pie, de gente que pertenece a un pueblo digno y soberano; el nombre Fidel, alude a un hombre arropado de pueblo con el cual arriesgó la vida y resistió cientos de atentados coordinados por el imperio. Fidel es el símbolo de un pueblo que por más de diez décadas ha soportado los ataques del imperio más poderoso de la tierra. Hoy es imposible escuchar en algún lugar del mundo la consigna ¡Esta calle es de…! aunada al nombre de cualquier otro político o presidente. Con excepción de Cuba, en otros países las calles no son del pueblo, éste es extranjero en territorio propio. La soberanía e independencia no es creída por los pueblos ni cuando entonan su himno nacional.

Con esas provocaciones contra Cuba el imperio vuelve a equivocarse por enésima vez, porque no logra su objetivo de desestabilización social y política; ese grupo de damitas de verde son anónimas, ni en sus barrios las conocen y ni sus propios hijos las siguen. Habrá que agradecerle a la SINA por este trabajo “diplomático” en la Isla, porque lo que hace es cohesionar más al pueblo cubano en la defensa de su revolución.

Guatemala: Los que siempre estarán en ninguna parte

No tener odio en el corazón no implica que no estemos convencidos de que para que haya un nunca más debe de haber Memoria, Verdad y Justicia.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América

Desde Puebla, México

Hace algunos años publiqué un libro que actualmente es distribuido por F&G editores que lleva un título desesperanzador: Los que siempre estarán en ninguna parte. Con ello lo que quise decir es que los desaparecidos rara vez aparecen. Por lo menos esto es lo que ha sucedido en Guatemala con la inmensa mayoría de las 45 mil víctimas de desaparición forzada. La inmensa mayoría de estos desaparecidos lo son porque fueron secuestrados, torturados, ejecutados extrajudicialmente por las diversas agencias del Estado guatemalteco. La gran tragedia es que la gran mayoría de estos desaparecidos desaparecen nuevamente porque no tienen rostro, se han vuelto una estadística, en no pocas ocasiones a sus familiares les da vergüenza o temor que se sepa que cuentan con familiar desaparecido, las autoridades gubernamentales negaron y niegan cualquier información sobre ellos y paulatinamente su memoria se va disolviendo. Terminan estando en ninguna parte.

El Brasil y su acción subimperialista en América Latina

Brasil es un gigante marcado por las desigualdades. Desarrollo en algunas regiones y miseria infinita en otras. Capitalismo dependiente. Hoy, viviendo un momento de crecimiento económico, refuerza aún más su política subimperialista en relación con los demás países vecinos.

Elaine Tavares / Especial para Con Nuestra América

Periodista investigadora en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidade Federal de Santa Catarina (Brasil) - http://www.iela.ufsc.br/

El sistema capitalista tiene una consigna que es el retrato vivo de su naturaleza: para que un viva, otro tiene que morir. Nadie que viva en ese sistema puede escapar de eso. No es sin razón que la principal discusión del mundo actual sea justamente la idea de desarrollo, pues, cada día más la gente se da cuenta de que la promesa de desarrollo que está imbricada en la idea capitalista de producción solo es buena para muy pocos. En los países centrales, que son la punta del sistema, el desarrollo es desigual y combinado. Siempre hay una camada significativa de la población que se queda explotada y en situación de pobreza extrema, sirviendo como mano de obra para que el sistema se haga.

En los países de la periferia del sistema lo que existe es un capitalismo dependiente, y el desarrollo posible es únicamente el desarrollo del subdesarrollo pues como ya mostró con mucha eficacia el teórico Andre Gunder Frank, es de la naturaleza del capitalismo crear matrices y periferias, en camadas. Así, la promesa del capitalismo se vuelve ilusoria. Jamás, en el sistema, la gente que vive en la periferia podrá desarrollarse. Es una mentira que, de tantas veces repetida, aparece como verdad. Lo que sí, puede pasar, es algunos países de periferia desarrollaren algunos aspectos de la vida o de algunas regiones, pero al mismo tiempo, causando el subdesarrollo de otras.

El comandante en su laberinto: Ollanta Humala y sus mensajes en Ayacucho

No son pocos quienes sostienen que el discurso del Comandante en la localidad ayacuchana Pampa de la Quinua preanunciaba una cierta inclinación hacia la militarización en lo referente a la resolución de conflictos sociales, sobre todo en la compleja coyuntura de la minería a nivel nacional, y en materia económica, una inclinación hacia un rumbo programáticamente en la línea del Consenso de Washington.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

Desde Lima, Perú

“Enviamos médicos y no soldados”

Fidel Castro Ruz, Reflexiones. 23 Enero 2010

La renuncia del Premier Salomón Lerner Ghitis y la designación de ministro del interior Óscar Valdés Dancuart, ex Teniente Coronel del Ejército Peruano, ha despertado una serie de comentarios y argumentaciones que van desde la posible tendencia a la militarización o derechización del Estado peruano o sobre la fractura del sector izquierda y la desintegración de la concertación Gana Perú, plataforma política que impulsó – en primera y segunda vuelta electoral - al actual gobierno liderado por el nacionalista Comandante Moisés Ollanta Humala Tasso , Presidente de la República del Perú (en adelante Comandante). El comentario de mayor peso es aquel que atribuye la actual crisis al interior del gabinete ministerial al discurso que el Comandante emitió en la celebración del 187° Aniversario de la Batalla de Ayacucho, en la Pampa de la Quinua (09/12/11), el cual comentaremos en las líneas siguientes.

La estructura interna del discurso patriótico-militar del Comandante no es ajena a los diferentes mensajes o discursos militares que hemos podido revisar. Estos discursos como dirían los especialistas están compuestos de objetos discursivos preexistentes dentro del campo enunciativo como: nación, orden, progreso, civilización, moral, política, tradición, raza, clase, amor, valor, etc. Esta constante homogéneamente doctrinal - la mayoría de veces de índole liberal – emparenta al movimiento militar latinoamericano entre los que jugaron a defender principios del pragmatismo liberal o aquellos que asumieron el socialismo como distintivo patriótico-castrense.