Queda poco de esa época “heroica”,
que tuvo en Mar del Plata y el rechazo al ALCA un hito que llenó de vigor al
latinoamericanismo. El progresismo, hoy, está a la defensiva, le cuesta
mantener sus posiciones y, aunque se bate a brazo partido, muestra desgaste y
grietas.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Se han levantado voces airadas en
América Latina contra aquellos que ven signos de vientos negativos para el
movimiento nacional-progresista o posneoliberal, como prefiera llamársele, que
tanto protagonismo ha tenido en nuestro continente en las dos últimas décadas.
Una de ellas, la del vicepresidente de Bolivia, Álvaro Linera, les ha llamado izquierdistas
de cafetín, y el brasileño Emir Sader comparte su opinión. En estas páginas de
CON NUESTRA AMÉRICA nos hemos hecho eco de sus reflexiones en días pasados
publicando algunos artículos suyos que tratan el tema.
Hemos publicado, también, las
posiciones opuestas. Un rápido vistazo a nuestros archivos lo deja en
evidencia. Hoy, por cierto, recogemos las ideas de Raúl Zibechi al respecto.
Estamos, ciertamente, en un momento incierto, en el que se multiplica signos
que no son de buenos augurios. Léase el mencionado artículo de Zibechi, que
aparece más abajo, y verán que el uruguayo entiende que el quiebre que lleva
hacia un declive del progresismo se inició no ahora sino hace un par de años.