En
Costa Rica, un escándalo de corrupción tiene a mal traer a miembros de los tres
poderes de la República desde hace varios días. El ingenio popular le ha puesto
un nombre, el “cementazo”, en alusión a un negocio de importación de cemento
chino al país, que parece ser el centro de una trama de amiguismos, intereses
empresariales, relaciones políticas y financiamiento de partidos.
Rafael Cuevas Molina/Presidente
AUNA-Costa Rica
La
producción y comercialización del cemento en Costa Rica ha estado en manos de
un duopolio formado por las empresas Holcim y Cemex (con casas matrices en Suiza
y México), pero hace año y medio entró al mercado un nuevo competidor, el
empresario Juan Carlos Bolaños, quien se propuso importar cemento desde China. Hasta
ahí, todo bien. El señor Presidente de la República, Luis Guillermo Solís,
aduce la deferencia que se tuvo con Bolaños -de recibirlo rápida y
repetidamente en Casa Presidencial- para tratar asuntos relacionados con la
importación, a su interés por abaratar, vía competencia, el preciado material
para la construcción.