La resolución de este nudo epocal en el que nos encontramos no será a corto plazo ni saldremos indemnes de él. Es una crisis de época dentro de otra, más amplia, compleja y contradictoria, que es civilizatoria.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
La Asamblea General de la ONU, que ha tenido lugar en estos días, es un espejo en el que se refleja el mundo en el que vivimos. Se evidencia, por una parte, que el período que se abrió después de la Segunda Guerra Mundial, de la cual ella misma es un resultado, se agotó. El mismo secretario general, Antonio Guterres, lo dejó claro en su discurso: la ONU nació para tratar de prevenir la enorme destrucción y mortandad que había dejado la conflagración mundial, y fue un reflejo del balance de fuerzas al que se había llegado, y hasta el menos avisado se da cuenta hoy en día que ese balance de fuerzas está en un franco proceso de modificación que no encuentra expresión en el máximo órgano del organismo, el Consejo de Seguridad.