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sábado, 19 de febrero de 2022

Sanguinarios humanos. ¡Viva la civilización!

 La civilización es ese largo, tortuoso, nunca terminado proceso en el que nos vamos alejando de nuestros orígenes animales. Pero lo curioso es que… ¡ningún animal mata por placer! 

Marcelo Colussi / Para Con Nuestra América

Desde Ciudad de Guatemala


Los seres humanos nos decimos “civilizados”. Sí, sin dudas. En sentido estricto, lo somos. Somos una especie animal absolutamente civilizada, transida de cabo a rabo por el orden simbólico. Todo lo que hacemos está tocado por el proceso civilizatorio, todo, incluso aquellas cosas que parecieran más naturales. La alimentación, o la reproducción, por ejemplo, funciones básicas para mantener vivo a cada sujeto o para perpetuar la especie, como productos de la civilización ya dejaron de ser pura biología. Por eso hay quienes no tienen para comer y pasan hambre, o mueren de inanición (en tanto sobra comida en el mundo: 40% más de la necesaria para alimentar perfectamente a toda la humanidad), o son obesos o presentan anorexia. Nada de eso es algo estrictamente biológico, explicable desde parámetros físico-químico. Es un tejido social el que lo determina, una historia. 

sábado, 8 de agosto de 2015

Racismo y civilización

La mirada europea, al ser la de la civilización, descubre todo territorio en que su codicia se deposite. La civilización introduce en la Historia todo territorio descubierto. Así, los conquistados estarán siempre en deuda con los conquistadores, aun cuando éstos saqueen sus riquezas: sin ellos, quedarían fuera de la Historia.

José Pablo Feinman / Página12 (Argentina)

Nuestra literatura está atragantada de textos racistas. También la de los países restantes de Suramérica. No “restantes” porque son lo que queda después de nosotros. Somos semejantes en muchas, demasiadas cosas como para establecer diferencias sustanciales. Somos un continente que ha tenido y sufrido una historia similar, no idéntica pues nada es idéntico, lo similar establece un paralelismo y no un bloque, no una mismidad. Esa mismidad surge dentro de las diferencias, surge como diferencia, pero se establece, existe como destino compartido, paralelo. Eso nos permite señalarla. Nosotros, los pueblos de Suramérica, tenemos una mismidad que es la de nuestros destinos compartidos, la de nuestro origen y la de nuestro despojo.