El
1 de marzo de 2020, a poco de cumplir en enero los noventa y cinco años, Ernesto Cardenal se
retiró a su celda del Cielo, abiertas las ventanas a la gran Luz sin ocaso.
Carlos María Romero Sosa /
Especial para Con Nuestra América
Desde
Buenos Aires, Argentina
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Ernesto Cardenal |
Hubo una vez un poeta nicaragüense llamado José Coronel Urtecho autor de una “Oda a Rubén Darío”. Recordaba allí cómo su celebrado enseñó a “criar Centauros a los ganaderos de las Pampas”, algo que debió representar un infructuoso aprendizaje para nuestra oligarquía vacuna, en el mejor de los casos refinada y en el peor y más general tilinga. Y aconteció luego, que otro poeta nicaragüense, Ernesto Cardenal, granadino y sandinista igual que su maestro en las letras y el alma insumisa, le dedicó la magnífica –valga el adjetivo y el adjetivar- “Epístola a José Coronel Urtecho.”