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sábado, 26 de octubre de 2019

Carta de un habitante del Sur del mundo

¿Con qué derecho -o con qué cuestionable arrogancia- pueden tratarnos de sub-desarrollados quienes nos diezmaron, quienes llevaron el planeta al borde de una catástrofe ambiental, quienes pusieron en marcha un modelo de vida que valora por sobre todas las cosas la propiedad privada y considera que la tierra, el agua, el aire que respiramos o las plantas y los animales de los que nos valemos pueden tener dueño?

Marcelo Colussi / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala

(Hallada en el baño de un restaurante de baja calidad en un barrio popular de Rawalpindi, Pakistán. Escrita a mano en perfecto francés con tinta color azul).

Dirigida a quien quiera leerla
(pero especialmente a los ciudadanos del Norte)

No soy blanco.

Aclaro esto desde un principio para que se entienda bien quién escribe esto, y por qué lo escribe. No ser blanco significa que no pertenezco a ese 30 por ciento de privilegiados -si es que así se le puede llamar- que no se siente discriminado por el simple hecho de tener un determinado color de piel. No ser blanco, es decir: ser oriental, negro, indio, árabe, mestizo o todo tipo de combinación que se desee, es ya un estigma imposible de borrar. Los que sufrimos este estigma, los que padecemos esa pesada carga día a día, somos muchos, muchísimos. Somos, especialmente, los que vivimos en el Sur del mundo (África, buena parte de Asia, Latinoamérica y el Caribe, Oceanía y sus islas). Y representamos mucha gente, la enorme mayoría de la población del planeta.

sábado, 21 de marzo de 2015

Carta desde el Sur

Hallada en el baño de un restaurante de baja calidad en un barrio popular de Rawalpindi, Pakistán. Escrita en perfecto francés. Autor anónimo.

Marcelo Colussi / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala

Dirigida a quien quiera leerla (pero especialmente a los ciudadanos del Norte)

No soy blanco.

Aclaro esto desde un principio para que se entienda bien quién escribe esto, y por qué lo escribe. No ser blanco significa que no pertenezco a ese 30 por ciento de privilegiados –si es que así se le puede llamar– que no se siente discriminado por el simple hecho de tener un determinado color de piel. No ser blanco, es decir: ser oriental, negro, indio, árabe, mestizo o todo tipo de combinación que se desee, es ya un estigma imposible de borrar. Los que sufrimos este estigma, los que padecemos esa pesada carga día a día, somos muchos, muchísimos. Somos, especialmente, los que vivimos en el Sur. Y representamos mucha gente, la enorme mayoría de la población del mundo.