sábado, 11 de noviembre de 2023

Argentina: Salto al vacío

 Más allá de quién gane la elección presidencial, lo sorprendente es la mayoría de votantes que ha puesto en duda presupuestos democráticos que se consideraban totalmente asumidos por la sociedad.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Pocas veces una sociedad advierte que está a punto de dar un salto al vacío. Gran parte de la misma, sigue encandilada por diversos factores que le impiden ver, justamente, el vacío que la aguarda. Promesa incierta el vacío, reúne justamente promesas vacías que parecen rebotar en la mente, dentro de un maremágnum de frustraciones propias y colectivas, salidas de la novela de terror que fue la pandemia, cuyas consecuencias siguen proyectándose en sus recientes variables. Además, y es algo ya reconocido, la pandemia concentró más la riqueza e hizo crecer las fortunas personales, a la vez que esclavizó y precarizó la vida de la mayoría de la población mundial. Panorama apocalíptico que ha continuado minando al planeta de conflictos bélicos, mostrando una indiferencia abismal ante las miles de víctimas civiles, entre ella millares de niños, poniendo de manifiesto la total inoperancia de los organismos en defensa de los derechos humanos, pero sobre todo, la ineficacia de la ONU, como sucede estos días. Catástrofe humanitaria; el infierno tan temido se ha apoderado de un mundo agónico y perplejo, expuesto al capricho de una minoría dispuesta a salir a la conquista de otros planetas si éste se hace invivible, como en los viejos films de ficción.
 
Las cabezas parecen quemarse ante tanto fuego en derredor. Las voces que se alzan reclamando cordura, son silenciadas por las bombas. Clima aterrador que, a través de la información, se ha trasladado a todos los rincones del planeta, hasta aquellos que se destacan y manifiestan como zona de paz y que, si quieren darse por desentendidos, octubre ha sido el más caliente del mundo desde que existen registros. Vamos… para los negacionistas que disfrutan divulgar que la tierra es plana o que el antropoceno no provocó el calentamiento que padecemos.
 
En este país austral faltan pocos días para el balotaje y gran parte de la oposición eufórica, expone un odio destructor semejante a las contradicciones previas de la guerra civil española, donde un general tuerto, manco y cojo, gritaba ¡Viva la muerte! Una contradicción tan absurda como criminal que desencadenó en una guerra fratricida, cuyas heridas siguen abiertas.
 
Salto al vacío replica, curiosamente el gobernador de Jujuy, jefe del partido Radical, principal aliado de Patricia Bullrich – lo dice convencido –, es votar a Javier Milei. Si gana Milei, no va a haber coparticipación federal y no vamos a poder pagar los sueldos de diciembre, enero, febrero o marzo del año próximo. Vaya vaya vaya, los socios previa las primarias, escapan espantados del nuevo mascarón de proa del ultraliberalismo. 
 
Dato no menor, dado que un amplio espectro de radicales no se siente representado ante los anuncios devastadores de este fenómeno que ha ganado a grandes mayorías.
 
Las renovadas manifestaciones de fascismo han ganado las calles de muchos países del viejo y el nuevo mundo, como si sus respectivas historias fuesen las mismas. Insisten en liberar las armas para que todo el mundo ande armado, sin detenerse a observar que día a día, las noticias de EEUU traen un nuevo ataque a víctimas inocentes en lugares públicos, por alguien que perdió la chaveta. Ese baño de sangre de inocentes, la realizan en nombre de la libertad, del mismo modo que vender los órganos, es parte de la oferta y la demanda del mercado, hecho que no es otra cosa que la vieja ley de la selva. 
 
En todos los casos impera la desmesura, colocarse en los extremos de los extremos con discursos colmados de violencia y descalificación a los otros; arengas xenofóbicas, machistas y descalificadoras.
 
Los sondeos de opinión, que suelen delatar de dónde vienen, intentan frenar esta semana, ese optimismo que, en otro momento hubiera estimulado a candidatos y votantes. Hoy se muestran cautelosos, es más, intentan morigerar expresiones duras o violentas que tuvieron éxito en las primarias abiertas simultáneas y obligatorias PASO. Ahora no es lo mismo. Es necesario tender un amplio manto de olvido que borre entrevistas, artículos y memes que inundaron las redes y, desde luego, instalaron en la cumbre a los violentos libertarios. Cada cual intentaba escalar más alto en la destrucción de instituciones, marginación y eliminación de derechos adquiridos. En ese avance al siglo XIX que enarbolaba Javier Milei, no empuñaba el sable como Napoleón sino la motosierra, dispuesto a arrasar con todo lo construido socialmente, dado que este personaje que pretende erigirse en primer magistrado, sólo ha leído la mitad de los autores que se alinean con su personal versión del liberalismo, cargando toneladas de tierra y desconocimiento por las luchas sociales que intentaron poner freno a la voracidad del empresariado de la revolución industrial. 
 
El melenudo líder, considera normal desconocer cuánto es el valor de la jubilación mínima o el precio del pan, puesto que desde su altura social y de trabajo en que él está, esas minucias responden a un interés plebeyo y subalterno, que desde su pedestal, descalifica de antemano. 
Su apropiación del término “casta” también resultó un refrito que terminó colocándolo en el centro de la casta que pretendía eliminar. 
 
Hoy ya nadie duda que traicionó aquellos ¿principios? y… lentamente guardó violín en bolsa, bajó el volumen de sus exhortaciones y susurra ¡viva la libertad, carajo! como si el patrón al que responde – Don Mauricio Macri – por si alguien tiene dudas, lo hubiera transformado en un títere de madera. Razón que ha rebelado a parte de la tropa de diputados de La Libertad Avanza que se incorpora en diciembre y desconoce la alianza con Juntos por el Cambio. Contradicción que a todas voces grita, la libertad no avanza.
 
En ese barullo interno, propio de un sitio donde nadie escucha a nadie, el jefe indiscutido, el ingeniero ex presidente, comienza a ser sospechado por quienes le otorgaron la bendición que lo llevó al estrellato de deudores fugadores de capitales, el mismo FMI cuestiona el préstamo exorbitante otorgado, sumado a las causas que acumula que le impedirían la salida del país. En esa condición vulnerable, quien tuvo la impunidad de los intocables, preveía estar lejos de estas tierras en caso de ganar las elecciones Sergio Massa, puede entonces – si sale un tiro para el lado de la justicia – que el hombre al menos, tenga algunos dolores de cabeza, porque como muchos políticos que le precedieron, como Carlos Saúl Menem, condenado a prisión, no logró trasponer las puertas del presidio porque lo ampraban los fueros. En este caso, el vallado jurídico de la alineada justicia tendrá la dureza de un escudo antimisiles. 
 
No contento y, como empecinado dirigente del club Boca Junior, intenta presentarse como vicepresidente de la institución que tiene al frente al indiscutido ídolo boquense, Juan Ramón Riquelme, peronista de cuna como Diego Maradona y que intenta su reelección el próximo 2 de diciembre. Algo que concentrará sus ansiedades luego de las elecciones presidenciales.
 
Anclados en esa ilusoria promesa de esperanza que implora racionalidad en esa muchedumbre que se regocija con anuncios alocados, cabe recapacitar que entre tanto anuncio estentóreo de cambio, lo que está en juego es lo público y lo privado en una discusión que abarca desde lo espacial a lo histórico institucional que, en profundidad pone en dudas nuestra propia identidad nacional, ya que en sorna estos personajes se mofaron del General San Martín, Padre de la Patria o le restaron bravura a los patriotas independientistas que fueron inclementes con las tropas realistas, como hizo Macri en el Bicentenario de la Independencia en Tucumán. En pro de los beneficios del mercado, nadie fue tan hondo. 
 
Siempre a favor del “caballero don dinero” proclaman transformar todo en mercancía sometiendo a oferta y demanda lo público y privado en todas las dimensiones posibles, desde los ríos al mar territorial, hasta calles, escuelas y hospitales, pero también el propio cuerpo humano; si hay alguien con recursos que requiera un trasplante, habrá otro a dispuesto a verder un riñón. Una deshumanización tan flagrante como la deshumanización que están llevando las tropas proimperiales estos días. 
 
Por si quedaran dudas, Roger Stone, principal asesor de la campaña de Donald Trump, felicitó a Milei por su cumpleaños número 53 el 22 de octubre, y lo instó a “hacer la guerra y lograr la victoria”, cueste lo que cueste.
 
En torno a esa guerra sucia que se desarrolla esta semana, el pasado miércoles tuvo lugar el debate entre los vicepresidentes, Victoria Villarruel de La Libertad Avanza y Daniel Rossi de Unión por la Patria en el programa A dos voces del canal TN, reconocido opositor al actual gobierno nacional. Al punto de dedicarle más de quince minutos a la libertaria para que tuviera tiempo de dirigirse a sus votantes, firmes y posibles. Soberbia y despectiva, defendió a los militares muertos por las organizaciones guerrilleras, Montoneros o del Ejército Revolucionario del Pueblo ERP, negando los 30 mil desaparecidos y reduciendo, como en otras oportunidades a 8.153, número mínimo y dudoso, cuando en definitiva nunca se sabrá a ciencia cierta cuántas personas desaparecieron, dado que el único que podría tener cifras es el Estado y éste, estuvo en manos criminales que luego realizaron un pacto de silencio. Soberbia y despectiva, no dejó hablar en ningún momento a su oponente y no hizo propuesta alguna, quejándose de la pobreza o lo mal que la pasan los argentinos. Negó privatizaciones anunciadas, pero en definitiva, volvió a los eslóganes que tienen eco en sus seguidores. 
 
Algo quedó claro, ella que responde al sector más duro y comprometido con las FFAA, tendrá un lugar importante en Defensa y Seguridad y bajo la consigna: “el que las hace las paga”, pretende reprimir protestas sociales como cortes de ruta. El mismo esquema represor de la dictadura que bajó salarios, destruyó la industria nacional y sobreendeudó al país de manera extrema, con un dato más, prometen romper relaciones diplomáticas con Brasil y China, nuestros principales socios comerciales. Eso sí, sumisos y dóciles al imperio del norte al grito: “¡Viva la libertad, carajo!”
 
Hoy, jueves 9 de noviembre, Javier Milei estuvo en Mendoza. “El peluca”, como lo llaman sus seguidores, volvió a la provincia y celebró los 34 años de la caída del Muro de Berlín, como “el día en que se derrumbó el socialismo y ganó el capitalismo”. “No importa cuán difícil parezca la batalla. Las fuerzas del cielo siempre se van a imponer”, remató exaltado y aguerrido como siempre. Anticipando que va a ser la elección más importante de los últimos 100 años.
 
Desmedido y apocalíptico, sabe que su discurso cala hondo en los jóvenes varones de 16 a 25 años, dado que él como ninguno captó las frustraciones de ese sector de la población que más padeció los efectos de la pandemia, las posteriores crisis económicas y la ausencia de perspectivas. “Pero el éxito de Milei no se limita a expresar el malestar general y la crítica conservadora, prometió eliminar los impuestos a los juegos electrónicos y las importaciones de consolas y equipos, un tema especialmente sensible para los jóvenes y en absoluto marginal: se calcula que en Argentina hay unos 12 millones de gamers.”[1]
 
De allí la cautela con que debe manejarse la campaña estos días, puesto que para aquellos que nada tienen que perder, dar un salto al vacío, los tiene sin cuidado. Que la democracia esté en riesgo o sus instituciones, no es algo que está en el centro de sus preocupaciones, empeñados en luchar día a día para ganar su sustento, viven prendidos a la pantalla que les proporciona trabajo, diversión e ilusiones con que llenar sus días vacíos. Es una realidad, una realidad que fue descuidada por el peronismo que, empeñado en sortear obstáculos y dificultades dejados por el gobierno de Macri, no dio respuesta ni esperanzas a esta mayoría que sólo ha respirado una atmósfera ennegrecida y fétida y que, a la primera asonada de cambio, saltó como mariposas a las farolas.
 
Más allá de quién gane, lo sorprendente es la mayoría de votantes que ha puesto en duda presupuestos democráticos que se consideraban totalmente asumidos por la sociedad. La mitad de ellos, como resulta evidente, está en disidencia con esos presupuestos y tal vez avancen hasta imponer su voluntad al resto de los ciudadanos, dado que sus representantes van a estar en el Congreso. Hecho que pone de manifiesto, un inmenso fracaso cultural donde los mayores fallamos. Preocupados por las coyunturas económicas y distraídos por el barullo cómplice de los medios hegemónicos con los voraces capitales financieros, descuidamos la brecha de valores que se iban licuando lentamente en la cabeza de los jóvenes nacidos en la crisis de 2001; aquellos niños que gateaban en épocas del trueque e hicieron sus primeros palotes con el gobierno de Néstor Kirchner y tenían cierto entendimiento con la crisis del campo de 2008 que partió a la sociedad en dos. Fruto de ese primer partido sectorial agropecuario del que surgió el PRO, son los enceguecidos militantes del libertario Milei que quieren terminar con todo lo construido hasta el momento. Desean un cambio de 180 grados porque no tienen nada que perder.
 
El monstruo ahora está vivito y coleando y quiere su parte en el reparto de la torta de ingresos y beneficios nacionales, una cuestión de derechos establecidos en la Constitución. Nos guste o no. 

[1] José Natanson, Milei, juventud y suicidio, Le monde diplomatique, Edición 292, octubre 2023, pág. 2.

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