¿La paz se defiende con bombas
atómicas? Parece que, al menos para algunos, la fórmula del Imperio Romano
sigue vigente: “si quieres la paz prepárate para
la guerra”. No hay dudas que la historia
la siguen escribiendo los que ganan. ¿Se podrá empezar a escribirla de otra
manera?
Marcelo Colussi / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de
Guatemala
Según algunos expertos en la materia, la energía
atómica puede ser la solución al problema energético de la humanidad en un
futuro inmediato. De acuerdo con este parecer, esta energía, bien manejada, es
altamente beneficiosa: no produce gases de efecto invernadero negativo –en ese
sentido, es más amigable ecológicamente–, sustituye la dependencia del petróleo
–por tanto su precio no varía dependiendo de las fluctuaciones del oro negro–,
no agota recursos no renovables. Pero por otro lado, quienes la adversan ven en
ella algo sumamente peligroso, por cuanto genera desechos de muy difícil y
costosa eliminación y –muy grave– puede producir accidentes nucleares, que
aunque son raros, en caso de darse son devastadores. Ahí está el recordatorio
de Three Mile Island (Estados Unidos, 1979), Chernobyl (Ucrania, Unión
Soviética, 1986) y Fukushima (Japón, 2011). Aunque lo más criticable de esta
energía es que permite la fabricación de armas de destrucción masiva, siendo
las bombas atómicas los ingenios humanos más pavorosos que se hallan concebido.