jueves, 21 de mayo de 2015

El mayor espectáculo del imperio

Se acercan las elecciones presidenciales 2016 en Estados Unidos, empieza el espectáculo. No faltará quien diga ¿y qué?

Fander Falconí / El Telégrafo (Ecuador)

La presencia de un presidente demócrata en la Casa Blanca no siempre ha significado un gran beneficio para Latinoamérica, pero hay cambios que serían inconcebibles en un régimen republicano. Algunos ejemplos: la normalización de relaciones diplomáticas con Cuba y las negociaciones nucleares con Irán. Por eso, aunque veamos de lejos esos comicios, esperamos que no se radicalice más la superpotencia estadounidense.

Hoy la abanderada demócrata es Hillary Clinton, exprimera dama, legisladora y ministra de Estado; es la favorita en las primarias demócratas y puede ganar luego a los republicanos. Algunos políticos progresistas hacen una mueca al oírlo, dada la amistad de los Clinton con elementos de Wall Street; otros dicen con cinismo que sin dinero no hay campaña. Las celebridades de Hollywood, como Robert De Niro y Jennifer López,  también abren sus jugosas billeteras y lujosas carteras a favor de la candidata.

¿Decisiones difíciles? Precisamente así se llama el libro de las memorias políticas de Hillary Clinton que se publicó el año anterior (Hard Choices, 2014,) y cuya promoción y venta fue realizada por la misma candidata, en una gira que parecía el ensayo de la campaña. El resultado fue la constatación de buenas posibilidades para Clinton. A su lado se agruparán los sectores que, por lo general, son menospreciados por los republicanos: grupos GLBTI y pobres en extremo.

El voto hispanoamericano puede ser decisivo en las elecciones de 2016, siendo la minoría de mayor crecimiento en ese país. Contrastando con el tibio apoyo a los inmigrantes en su primera campaña presidencial hace siete años, la Hillary de hoy es una defensora de medidas inmediatas y radicales a favor de los ‘ilegales’.

La recuperación de la economía y el empleo, el plan de salud -el  Obamacare-, la evolución de la creciente desigualdad social serán termómetros importantes para medir las opciones reales de cualquier candidato demócrata.

Frente a eso, ¿qué es lo mejor que pueden ofrecer los republicanos? El exgobernador de Florida, Jeb Bush, otro hijo del expresidente George H.W. y hermano del expresidente George W. Carly Fiorina, la ex-CEO de Hewlett-Packard. Y el senador Marco Rubio, abogado nacido en Miami, de ascendencia cubana. Mientras Hillary ofrece acción inmediata a favor del inmigrante en condición irregular -no hay seres humanos ‘ilegales’-, Rubio, que promete endurecer el bloqueo contra Cuba si es elegido presidente, pide paciencia a sus electores hispanoamericanos y exige controles en la frontera mexicana, para no ofender a sus colegas republicanos.

Pero mientras la mayoría de los estadounidenses de origen cubano lo apoyan (la cuarta parte del electorado hispanoamericano), los demás hispanoamericanos no se tragan su cuento. Hillary, en cambio, cuenta con el apoyo de más de la mitad del voto ‘hispano’. A menos que haya otra complicación electoral tan espectacular, como la que llevó a George W. Bush a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales del año 2000…

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