El uso ignorante o ideologizado del concepto “terrorismo” nos
lleva a olvidar otros grandes actos de terrorismo, en este caso de terrorismo
de estado. En América Latina, Guatemala y Argentina tienen el primero y segundo
lugar en el infame podio del terrorismo de estado. En el mundo, Estados Unidos
de América y Alemania son los campeones.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
La lucha contra la
impunidad en Guatemala y las reacciones que ésta ha despertado, han generado
también una disputa en el terreno de los conceptos. Dos de ellos han sido escenario de una agria controversia: genocidio
y terrorismo. Con respecto a este último he postulado que la acepción de
terrorismo que me parece correcta es la
que lo califica como todo acto violento
o amenaza de éste que no hace discriminación entre objetivos militares y
población civil y cuyo objetivo es
infundir un miedo extremo sobre aquellos sectores sobre los cuales se ejerce.
El 6 y el 9 de agosto se cumplieron 68 años de haberse perpetrado los
probablemente actos terroristas más grandes
en la historia de la humanidad. Me refiero a las bombas atómicas
lanzadas contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki que costaron en
el primer caso 260 mil muertos (50-75 mil al momento del estallido) y en el
segundo 100 mil muertos (39 mil en el
momento del estallido)(Ernesto Limia Díaz, “Hiroshima y Nagasaki: de la
diplomacia atómica al genocidio”).
¿Fue este bombardeo
atómico un acto terrorista? De acuerdo a
lo que dijo en las horas siguientes al bombardeo de Hiroshima el presidente
estadounidense de aquel momento, Harry S.Truman, la respuesta
sería afirmativa: “Si los japoneses no se rinden, la humanidad observará
los más grandes actos de terror nunca antes vistos”. Independientemente de la
confesión de Truman, las bombas atómicas
sobre Hiroshima y Nagasaki no distinguieron un objetivo militar (la rendición
de Japón y sus fuerzas militares) de la población civil: hombres, mujeres,
niños, jóvenes y viejos que aquellos días 6 y 9 de agosto realizaban
pacíficamente su vida cotidiana cuando de repente un mar de fuego se les vino
encima. El pretexto del ataque sobre Hiroshima y Nagasaki era evitar que medio
millón de estadounidenses murieran
si Japón no se hubiera rendido.
Lo cierto es que para el momento del bombardeo atómico, la Unión Soviética
había accedido declararle la guerra a Japón y eso hubiera generado su rápida
derrota. El objetivo de las bombas atómicas no fue derrotar a Japón sino
advertirle a la URSS qué le esperaba en el marco de la guerra fría. Según la
verdad histórica, aquella matanza en gran escala debería ser considerada un
genocidio. La verdad jurídica al restringir los genocidios a matanzas de grupos
nacionales, étnicos, raciales y religiosos hace que los perpetradores de esta
infamia queden impunes.
Mucho se ha recordado
los inmisericordes bombardeos nazis sobre Londres. Pero lo sucedido en Hiroshima
y Nagsaki solamente le dio continuidad a los que las fuerzas aliadas hicieron
con su bombardeo de Hamburgo en julio de 1943 que mató a 35 mil personas y dejó
125 mil heridos y el bombardeo sobre
Dresde en febrero de 1945, en el que 4
mil toneladas de bombas mataron entre 22 y 35 mil personas. Al convertir a
ciudades en objetivos militares de los bombardeos, en lugar de limitarlos a
instalaciones y fuerzas militares, los aliados convirtieron la guerra en un
gigantesco crimen de guerra, en terrorismo de gran escala. Además de derrotar a
los nazis, el objetivo de los bombardeos fue desmoralizar al pueblo alemán por
lo que los mismos fueron premeditadamente dirigidos a la población civil.
El uso ignorante o ideologizado del concepto “terrorismo” nos
lleva a olvidar estos grandes actos de terrorismo, en este caso de terrorismo
de estado. Este uso elude confrontar que si a terrorismos vamos, los más
infames actos terroristas han sido cometidos por los Estados mismos. En América
Latina, Guatemala y Argentina tienen el primero y segundo lugar en el infame
podio del terrorismo de estado. En el mundo, Estados Unidos de América y Alemania son los campeones.
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