El nuevo un ‘bloque
histórico’ panameño es muy débil -y puede fracturarse en cualquier momento- por
dos razones. En primer lugar, no cuenta con un apoyo de los sectores sociales
mayoritarios del país. Por el otro, el Canal de Panamá, la carta principal en
su proyecto, depende del crecimiento de la economía internacional.
Marco A. Gandásegui, hijo. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Este artículo es una
crítica al excelente trabajo del profesor de Filosofía de la Universidad de
Panamá, Abdiel Rodríguez publicado
recientemente sobre las ‘fracturas políticas’ en Panamá. Para hacer una
crítica al mismo partiré de lo que Gramsci llamó el 'bloque histórico'.
Primero a escala global. Segundo, el caso de Panamá.
1. El desarrollo del
capitalismo - su crecimiento y expansión, que requiere la incorporación de
nuevas masas de trabajadores - genera nuevas relaciones sociales. Estas están
subordinadas a las leyes de la acumulación capitalista y a las luchas sociales.
En la segunda mitad del
siglo XX se generaron dos movimientos sociales globales que explican
las contradicciones que sacudieron el sistema capitalista. Cuando terminó
la segunda guerra mundial se produjo un realineamiento del capitalismo a escala
global. La acumulación capitalista se organizó sobre nuevas bases –con EEUU en
el centro, subordinando las antiguas potencias imperialistas- creando un mundo
dividido en tres zonas geo-políticas: centro, periferia y semiperiferia. El
centro construyó las llamadas sociedades de bienestar en Norte América, Europa
y Japón, con la participación limitada de la clase obrera en la realización
(consumo) de los excedentes. Este modelo -o 'bloque histórico'- prosperó entre 1945
y 1970.
La crisis que
experimentó la acumulación capitalista -disminución de la tasa de crecimiento
capitalista- a partir de la década de 1970 sacudió el modelo y como
consecuencia el bloque histórico. Las políticas de ajuste económico
(conocidas como neoliberalismo: desregulación, privatización y
flexibilización) no pudieron frenar la tendencia. Sin embargo, causó una
fractura en el Estado de bienestar que no continua profundizándose. Este
proceso se hace evidente con el colapso de los mercados en 2008. Antes
había colapsado el experimento socialista de la Unión Soviética
y Europa central. África entró en un estado de caos y América latina
parecía ir por un camino similar. El oriente asiático se encaminó por
otra vía, hacia un nuevo centro de acumulación capitalista.
El 'bloque
histórico' que emergió de las cenizas de la segunda guerra mundial desapareció,
llegó a su fin. Sin embargo, aún no aparecen las condiciones sociales para que
surja un bloque nuevo que reemplace el viejo. Hay varias hipótesis sobre las
cuales se debate. Por un lado, la tesis de Arrighi que sugiere que el
centro de acumulación capitalista se desplaza(rá) hacia China. Como
consecuencia surgirá un nuevo realineamiento a escala mundial. Por el otro,
Samir Amín propone un mundo multipolar. Tanto las nociones de Quijano sobre la
'colonialidad' como de Marini sobre la desconexión se complementan con las
ideas de Amín. Una cuarta es de quienes plantean que EEUU aún puede
reorganizar su hegemonía y reconstruir el orden mundial bajo su liderazgo.
2. El impacto de estas
fracturas del bloque histórico a escala global sobre Panamá fue y
es muy importante. A partir de la segunda guerra mundial Panamá inició un
proceso de industrialización mediante la sustitución de importaciones (modelo instaurando
en América latina). Sectores importantes de la vieja clase
capitalista rentista trasladó sus capitales a este nuevo sector bajo la
guía política de EEUU. El bloque histórico formado por el pacto
liberal-conservador de la primera mitad del siglo XX se quebró. Apareció un
nuevo proyecto industrial que requería - para ser exitosa - la absorción
del Canal de Panamá a la economía nacional así como de la creciente
clase obrera a un pacto social inter-clasista.
El nuevo bloque
histórico basado en la industrialización no lograba materializarse siendo
frustrado por las fracciones conservadoras. La Coalición Patriótica Nacional
(CPN: 1952-1960) y el Partido Liberal Nacional (1960-1968) fracasaron. Las
fuerzas sociales contenidas surgen en 1964 y el 'orden oligárquico'
colapsa en 1968. El golpe militar de este último año evoluciona rápidamente
hacia la constitución del nuevo 'bloque' mediante el pacto entre la
incipiente burguesía industrial y la clase obrera, mediada por una fuerza
pública (la Guardia Nacional comandada por Omar Torrijos).
El bloque
inter-clasista (populista) prosperó durante una década. La burguesía industrial
sumó a importantes sectores de la clase obrera a su proyecto desarrollista y, formando un
frente, negociaron con EEUU los tratados del Canal que hicieron realidad la
absorción de los excedentes de la ruta de tránsito a la economía nacional.
La crisis de
acumulación capitalista global golpeó a la región latinoamericana en la
década de 1980, que fue bautizada como la década 'perdida'. En EEUU el
presidente Reagan le declaró la guerra a las organizaciones de los trabajadores
y preparó el escenario para convertir ese país en el guardián en última
instancia de la acumulación capitalista. En Panamá colapsó el crecimiento
económico, escalaron los conflictos sociales y Torrijos murió en un misterioso
accidente. La década terminó con la invasión militar de EEUU y la
oficialización de las nuevas políticas 'neoliberales'.
El bloque histórico
concebido 50 años antes con el proyecto de industrialización llegó a su
fin. La fracción conservadora rentista regresó al poder sobre la base de una
alianza con los 'liberales / nacionalistas', derrotados en la invasión de 1989.
El nuevo pacto no incluyó a la clase obrera ni a los otros sectores
trabajadores (entre ellos agricultores). Este sector fue sometido a una
política de ajuste económico severo desregulando el Estado, privatizando las
empresas públicas y flexibilizando a la fuerza de trabajo. En 2012, por primera
vez en la historia de Panamá, cayó en forma absoluta el número
de obreros industriales: de 110 mil en 2011 a 108 mil en 2012.
El nuevo bloque
histórico formado en torno a una alianza entre rentistas conservadores y
'liberales' descansa sobre la incorporación del Canal de Panamá a la
economía nacional. Sin embargo, no para impulsar la acumulación
capitalista sobre la base de la explotación de una creciente fuerza de trabajo
industrial. El nuevo modelo de crecimiento introducido a fines del siglo XX, en
cambio, se basa en la captura de excedentes de la ruta de tránsito.
Además, sobre el despojo de trabajadores, agricultores e, incluso, pueblos
indígenas.
Es un bloque muy débil
-y puede fracturarse en cualquier momento- por dos razones. En primer lugar, no
cuenta con un apoyo de los sectores sociales mayoritarios del país. Por el
otro, el Canal de Panamá, la carta principal en su proyecto, depende del
crecimiento de la economía internacional. El colapso de los mercados del centro
en 2008 y la recesión que se ha apoderado del centro del capitalismo no presenta
un buen augurio. Sin embargo, el crecimiento de China, la incorporación de cada
vez más trabajadores a la clase obrera y las demandas de materias primas de ese
país oriental han logrado evitar que la región -incluyendo a Panamá- caiga
en una recesión.
El crecimiento
económico del último lustro en Panamá ha logrado mantener el grado de
estabilidad política que le permite a la alianza rentista-'liberal' celebrar
torneos electorales y colocarse en índices de democracia. Un primer indicio de
una 'fractura política' en el bloque histórico –al cual apunta Rodríguez-
podría ser la falta de ‘gobernanza’ (autoritarismo) y/o el fin de la
alternabilidad en el poder.
29 de
agosto de 2013.
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