Los gestos de
simplicidad, de modestia y de cercanía a la gente de parte del Papa Francisco
han sido hasta ahora, para teólogos como Leonardo Boff, la prueba más
contundente de un cambio positivo dentro de la Iglesia desde marzo de este año.
Sergio Ferrari* / Especial para Con Nuestra América
Desde Brasil
El teólogo Leonardo Boff (fotografía de Sergio Ferrari). |
En torno a la visita
del Papa Francisco a Brasil en los últimos días de julio, el teólogo brasileño
de la liberación y de la ecología Leonardo Boff no escatimó sus elogios hacia
el nuevo Obispo de Roma, a quien considera un hombre “libre de espíritu”; le
emparenta en ciertas virtudes al mismo Francisco de Asís y lo reivindica por su
“espléndido rescate de la razón cordial”. Para Boff, el jefe vaticano es “una
figura fascinante que llega al corazón de los cristianos y de otras personas”.
El legado mayor durante
su visita a Brasil fue su (propia) figura, enfatizó Boff en una entrevista con
este corresponsal, apenas finalizado el periplo del Pontífice. “Representó el
más noble de los líderes, el líder servidor
que no hace referencia a sí mismo sino a los demás, con cariño y
cuidado, evocando esperanza y confianza en el futuro…”.
En el diálogo, Boff -quien había sido duramente
condenado al “silencio y obediencia” por el Vaticano en 1985 por su
conceptualización y compromiso con la Teología de la Liberación-, reivindicó lo
que para él son los aspectos esenciales que dejó este primer contacto del Papa
con Latinoamérica.
Presentó una “visión
humanística en la política, en la economía, en la erradicación de la
pobreza. Criticó duramente el sistema
financiero...definió a la democracia como ‘humildad social’, reivindicó el
derecho de los jóvenes a ser escuchados”, enumera Boff.
Asimismo, subrayó el
aporte del Pontífice en el campo de la ética,
“fundada en la dignidad trascendente de la persona”, y expresada de esta
forma en su “discurso recurrente”.
El teólogo brasilero y
premio Nobel alternativo de la paz de 2001 consideró, sin embargo, que durante
la estadía brasileña del Sumo Pontífice fue el “campo religioso el más fecundo
y directo”. El discurso “más severo lo reservó
para los obispos y cardenales latinoamericanas (CELAM). Reconoció que la
Iglesia – y él se incluía- está atrasada en lo que se refiere a la reforma de
sus estructuras…Criticó la ‘psicología principesca’ de algunos miembros de la
jerarquía”.
Anticipando,
además, los dos ejes principales de la
pastoral según la visión del nuevo Papa: “la proximidad al pueblo…y el
encuentro marcado de cariño y ternura…”. Habló incluso -enfatiza Boff -, “de la
revolución de la ternura, cosa que él demostró vivir personalmente”.
Desde el mismo día de
la elección del Cardenal Jorge Bergoglio al papado, Leonardo Boff, quien en
1992 asqueado por el mal trato vaticano había quitado el sacerdocio, reorientó
bruscamente su respetada voz hacia la defensa del nuevo Pontífice. Nunca entró
en el debate sobre el rol jugado por el Cardenal y la jerarquía católica
argentina durante la última dictadura militar.
Apenas seis años atrás,
en mayo del 2007, a las puertas de la 5ta Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe que se realizaría días más tarde en Aparecida y
donde Bergoglio jugó un rol muy importante, Boff había catalogado a una buena parte de la
jerarquía católica como de “burócratas de lo sagrado” en una entrevista
anterior con este corresponsal. Exteriorizando así su lectura entonces
escéptica hacia la situación general de la Iglesia; su incapacidad
estructural al cambio; y su rigidez para
abrirse a los grandes temas desafiantes de la humanidad, en particular la
ecología y la propia renovación institucional interna.
Los dos Papas
anteriores, Juan Pablo II y Benedicto XVI
fueron para Boff y numerosos teólogos, principalmente de América Latina,
los principales responsables de tratar de deslegitimar la Teología de la
Liberación, sus teóricos y promotores, así como sus propuestas organizativas,
en particular las Comunidades Eclesiales de Base, tan ampliamente desarrolladas
en todo el continente.
Había sido el Cardenal
Ratzinger, entonces Prefecto para la Congregación de la Doctrina y de la Fe y
posteriormente Papa Benedicto XVI, uno de los responsables directos de la
sanción vaticana contra Boff.
Le elección del primer
Papa latinoamericano en marzo pasado, sin embargo, se convirtió en un verdadero
shock de esperanza y punto de partida de un cambio radical de percepción y
valoración de parte del teólogo de la liberación, quien no ha escondido su
deseo explícito, antes o después, de ser recibido por Francisco I y a quien le
ha hecho llegar como regalo, durante su estadía en Río de Janeiro, un ejemplar
de su último y sugestivo libro: Francisco
de Asís y Francisco de Roma: ¿una nueva primavera en la Iglesia?
Todas señales que
indicarían la apertura de un proceso paulatino hacia la eventual
“normalización” de relaciones entre Boff –en tanto cabeza visible de ese sector
castigado de la iglesia popular- y el
poder jerárquico romano.
Aunque el desenlace del
proceso de acercamiento queda abierto,
los signos indicativos, reforzados durante el viaje del Papa Francisco a
Brasil, son relevantes.
En primer lugar, la
voluntad explícita de Boff y Francisco de avanzar en el proceso de encuentro.
La existencia de importantes canales que facilitan la comunicación casi directa
entre ambos. Sin menospreciar, adicionalmente, las actualizadas reflexiones de
Boff – y otros referentes del sector popular de la Iglesia- (ver recuadro) que
en los últimos cuatro meses no ha dejado de reivindicar las virtudes del nuevo
Papa. A partir de quien, el teólogo
brasilero, cree percibir la posibilidad del cambio interno de una Iglesia hasta
ahora dirigida, casi exclusivamente, por los burócratas de lo sagrado.
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Comentario
Los teólogos de la liberación y el Papa
Francisco
Los gestos de
simplicidad, de modestia y de cercanía a la gente de parte del Papa Francisco
han sido hasta ahora, para teólogos como Leonardo Boff, la prueba más
contundente de un cambio positivo dentro de la Iglesia desde marzo de este año.
Es posible que en el
caso del premio Nobel alternativo 2001, pesen también factores subjetivos para
enfatizar las señales de apertura. Llegando a los 75 años, Boff, que nunca
renunció a su profunda fe, a su pertenencia a la Iglesia y a su adhesión a los
valores cristianos, quiere terminar sus días en “paz” con la institución donde
nació, creció y “militó”. La reconciliación de la Iglesia con Boff – luego de
condenarlo al silencio total en 1985- sería, formalmente, el reconocimiento de
un error o exceso institucional. No sólo hacia el teólogo brasilero sino sobre
todo hacia la Teología de la Liberación, nacida en América Latina y enraizada
sólidamente en ese continente.
La visión positiva
hacia Francisco es compartida total o parcialmente por otros referentes de esa
línea de pensamiento. Su compatriota y amigo, Frei Betto, en una carta pública
que le envió al Papa días antes de su viaje a Brasil, enfatizaba: “Usted
inyectó en todos nosotros renovadas esperanzas en la Iglesia Católica al
adoptar actitudes más próximas al Evangelio de Jesús que las rúbricas
monárquicas predominantes en el Vaticano…”. Y reivindica el gesto del Papa de
criticar abiertamente, en la isla de Lampedusa, “la globalización de la
indiferencia”.
Por su parte, el
teólogo jesuita salvadoreño – de español- Jon Sobrino, otro referente del
sector popular de la Iglesia, subrayaba en junio en un artículo publicado en la
revista de la Universidad Centroamericana de su país, que “después de dos meses
y medio de ser elegido, el Papa Francisco sigue su camino de un modo claro y
coherente”. Insistiendo que se respiran aires de cambio, como los del Vaticano
II (Concilio reformador en los años sesenta)
y de Juan XXIII (el Papa bueno). Aunque enfatizaba que está por verse
como se posicionará ante el capitalismo internacional y como emprenderá de
verdad la reforma de la Curia…
El sacerdote peruano Gustavo
Gutiérrez, uno de los padres fundadores
de la Teología de la Liberación, manifestó en los últimos meses una particular
esperanza en la dinámica actual de la Iglesia. Gutiérrez acaba de publicar en
Italia el libro “De la parte de los
pobres, Teología de la Liberación, Teología de la Iglesia” (Ediciones
Messaggero, Padua, Emi). Antología de ensayos, impresa en Alemania en el 2004 y
escrita a cuatro manos junto con el arzobispo alemán Gerhard Ludwig Müller,
actual Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y amigo íntimo de
Gutiérrez. Recientemente Müller declaró que «El movimiento eclesial teológico
de América Latina, conocido como “teología de la liberación”, que después del
Vaticano II encontró eco en todo el mundo, debe ser considerado, según mi
parecer, entre las corrientes más significativas de la teología católica del
siglo XX».
Si bien las señales de
acercamiento entre Roma y la Teología de la Liberación transitan una primera
etapa, nunca en los últimos treinta años habían sido tan significativas,
bilaterales y consecuentes como en los últimos cinco meses.
*Sergio Ferrari,
colaboración de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria presente en
Brasil
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