La “Marea Rosa”, una conjunción de la derecha y el ultraconservadurismo, va dando pasos a su conversión en partido político…
Cristóbal León Campos / Para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.
A veces quisiera creer que la política conservadora y de derecha tiene un lado curioso, por no decir jocoso e irónico, pero la realidad es otra y en esa política lo que menos existe son las casualidades o curiosidades, ya que sus motivos no logran resguardarse al ser inspeccionados y contrastados con la realidad, o dicho de otra forma los discursos políticos conservadores y de derecha tienen mucho de fantasía y poco de verdad, sobre todo cuando hablamos de los valores éticos y morales que se dicen defender o velar, algo comprobable al mirar los hechos concretos y no las palabras huecas expresadas en una u otra coyuntura.
Hoy en México la derecha política partidista representada principalmente por el PRI, PAN, y los sectores sociales conservadores y ultraconservadores, aglutinados en lo que nombran “movimientos” como la “Marea Rosa”, entre otros, salen a las calles para oponerse a la llamada “sobrerrepresentación”, lo que no sería otra cosa que el número de puestos que tendrá a partir del próximo periodo de gobierno el partido Morena en la Cámara de Diputados, lo que responde al resultado de la cantidad de votos obtenidos en las pasadas elecciones del 2 de junio, lo que viene a ser la muestra de la voluntad del electorado que participó en dicha jornada electoral, así de simple y así de fácil, y no con otro sustento que aquello que la Constitución establece, ya sea que guste o no a uno u otro sin distinción, y es que esto no sería posible sin las estructuras políticas de este país que ha sido gobernado durante más tiempo por los hoy partidos de oposición que por Morena, en todo caso, ¿será que la actual oposición cayó en su propia trampa?
El reclamo -léase berrinche- que esos partidos y sectores sociales manifiestan carece de ética y de moral, o al menos de una moral regida por valores comunes en la sociedad que dicen defender, pues ¿cuál sería su punto de vista si los resultados electores les hubieran otorgado la posición que Morena tiene y tendrá, acaso estarían hablando de “sobrerrepresentación” si fuera el PRI y PAN quienes tendrían mayoría en la Cámara de Diputados? Sabemos que no, por lo que eso que llaman “sobrerrepresentación” es sólo un eufemismo usado de excusa para dejar en claro cuál es su “respeto al pueblo” que eligió y cuál es su postura sobre la “democracia” que juran practicar. La aplastante derrota sufrida por la oposición no sólo marcó la posición de una mayoría de la población del país, sino que, sobre todo, dio luz a lo que ya no queremos los mexicanos y mexicanas, ya que las viejas formas de la derecha y el conservadurismo en el poder sólo dejaron mayor pobreza, marginación, violencia, explotación laboral, precarización del salario, despojo de territorio y muchas otras afectaciones socioeconómicas que aún hacen mella en sociedad.
No es casual que el PRI de “Alito”, hoy autoreelecto en la presidencia tricolor, vocifere improperios sin lógica sobre lo que llama “democracia” sin mirar un poquito el interior de su partido lleno de agujeros que lo hunden en un mar de contradicciones, pues aquello que el PRI nombra como “democracia” no es otra cosa que los privilegios que durante décadas tuvieron sus políticos y que en muchas instancias y gobiernos mantiene, siendo resabios putrefactos de la caduca política que ya debe desterrarse del terreno de lo real para quedar únicamente en lo que es; esa historia oscura de una nación vilipendiada por tantos años. ¿Cuál es la ética que sostiene al PRI y en particular a “Alito” al hablar de “sobrerrepresentación” si su autoreelección es cuestionada por sus propios militantes y los opositores son reprimidos?
La “Marea Rosa”, una conjunción de la derecha y el ultraconservadurismo, va dando pasos a su conversión en partido político; la ruptura interior en las alianzas de la derecha no tardará en dar luz a aquello que jurará será una fuerza política que busque la “democracia”, pues así como en el mundo, en México las expresiones de la ultraderecha van tomando forma para los tiempos ya presentes, en los que las disputas políticas serán más abiertas, y esto no es una casualidad, sino el resultado del reacomodo de la correlación de las fuerzas políticas del país y el orbe. Ya estamos más próximos a ver estas verdades.
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