La Cumbre aprobó la resolución sobre la crisis financiera, sin culpar al capitalismo, como pedían algunos de los jefes de Estado. Quienes perdieron el pulso aprovecharon la sesión plenaria para levantar sus banderas. “Lo único bueno de esta crisis es que pasará mucho tiempo hasta que volvamos a escuchar a ese grupo de yuppies que nos daban recetas”, dijo Rafael Correa, presidente de Ecuador, en rueda de prensa posterior a la sesión plenaria.
La declaración de San Salvador quedó en un documento de ocho páginas y 41 compromisos para solucionar los problemas de la juventud iberoamericana, pero no refleja en ninguna parte las contradicciones que manaron durante la primera sesión plenaria, en la que un grupo de jefes de Estado se pronunció en favor de que se condenara al capitalismo como el origen de la crisis financiera que abate al mundo.
Los jefes de Estado aprobaron un documento general que gravita en torno a su intención de favorecer a los jóvenes, dado que ese es el tema de la XVIII Cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica. Pero junto con ese texto aprobaron una serie adicional de comunicados, incluido uno sobre la crisis económica internacional, que fue el que en realidad acaparó la atención de los mandatarios y sus discursos.
Mientras un grupo de países se abstuvo de condenar al sistema capitalista y dio sus muestras de apoyo para solucionar la crisis reformulando el sistema, otro grupo tuvo que conformarse con hacer condenas en vivo, haciendo propuestas regionales para crear “otro modelo económico alternativo”, como dijo el presidente ecuatoriano Rafael Correa.
Correa fue junto al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, uno de los más claros partidarios de inculpar al sistema capitalista en el texto de la resolución final de la Cumbre Iberoamericana por los errores que tienen en vilo a la economía mundial. Tres países de Centroamérica, Honduras, Guatemala y Nicaragua, se sumaron a esta propuesta y pidieron a los países miembros de Unasur que vean a la región como su aliada. El tema de la juventud quedó relegado a manifestaciones de buena voluntad. Leer más...
Los jefes de Estado aprobaron un documento general que gravita en torno a su intención de favorecer a los jóvenes, dado que ese es el tema de la XVIII Cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica. Pero junto con ese texto aprobaron una serie adicional de comunicados, incluido uno sobre la crisis económica internacional, que fue el que en realidad acaparó la atención de los mandatarios y sus discursos.
Mientras un grupo de países se abstuvo de condenar al sistema capitalista y dio sus muestras de apoyo para solucionar la crisis reformulando el sistema, otro grupo tuvo que conformarse con hacer condenas en vivo, haciendo propuestas regionales para crear “otro modelo económico alternativo”, como dijo el presidente ecuatoriano Rafael Correa.
Correa fue junto al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, uno de los más claros partidarios de inculpar al sistema capitalista en el texto de la resolución final de la Cumbre Iberoamericana por los errores que tienen en vilo a la economía mundial. Tres países de Centroamérica, Honduras, Guatemala y Nicaragua, se sumaron a esta propuesta y pidieron a los países miembros de Unasur que vean a la región como su aliada. El tema de la juventud quedó relegado a manifestaciones de buena voluntad. Leer más...
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