Por Silvina Friera / Página12
“¿Cómo hago para parecer serio?”, pregunta el hiperactivo Tomás Eloy Martínez, antes de entregarse, entre resignado y tenso, a la sesión de fotos en su departamento de la calle Pueyrredón, donde tiene la mitad de su biblioteca y varias fotos en blanco y negro con Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Jorge Luis Borges. Escribir es un acto de libertad, como dice el narrador de Purgatorio (Alfaguara), su última novela.
El escritor necesitó recuperar parte de esa libertad que perdió cuando en 1975 las amenazas de la Triple A lo obligaron a exiliarse. Desde entonces trató de imaginar cómo habría sido la vida de cada día que no vivió acá, antes y durante la dictadura militar, para exorcizar esa feroz melancolía de haber sido arrancado de su lugar en el mundo. “Probablemente hubiera escrito a escondidas, pero habría guardado esos textos en algún lugar donde nadie pudiera encontrarlos para no poner en peligro a mi familia. El miedo por lo que le pueda pasar a tu familia es mucho más fuerte que el miedo por tu integridad física”, admite Martínez en la entrevista con Página/12. Leer más...
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