Las últimas noticias recibidas desde Costa Rica sobre el reciente fallo del Tribunal Contencioso Administrativo en contra de la Universidad Bíblica Latinoamericana (UBL) pone al relieve la vulnerable situación en la cual se encuentran cientos de estudiantes en América Latina a los cuales no se les será reconocido sus estudios por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada (CONESUP).
José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Desde Lima, Perú
Según el blog “La UBL ‘Al Día’”, vocero de dicha institución académica, el 6 de febrero se emitió la sentencia del juicio de la UBL contra el CONESUP en la cual el claustro universitario pierde la demanda. Cabe recordar que la UBL fue reconocida como universidad en 1997, cambiando su anterior status reconocido como el Seminario Bíblico Latinoamericano (SEBILA). Entre otras consideraciones, la aceptación del nuevo status de la institución académica incluía la existencia de “anexos”, conocidos como “Recintos” fuera de la jurisdicción costarricense.
Versiones extraoficiales informan que desde el 2006 el CONESUP realizó observaciones críticas a la estructura orgánica de la UBL. Entre las principales acusaciones del CONESUP se encuentra la no legitimidad de mantener “anexos” o “recintos” fuera del territorio nacional, lo cual escapaba a la capacidad supervisora del CONESUP como ente regulador. La otra observación señalada fue la falta de equidad existente entre los estudiantes de la UBL en relación a los estudiantes costarricenses. El estudiantado de nivel universitario en Costa Rica tiene como exigencia realizar 150 horas de trabajo comunitario en Costa Rica, lo cual estaba siendo infringido por los estudiantes que llegaban a las instalaciones de la UBL desde los “anexos” o “recintos” del extranjero.
En el año 2009 el CONESUP resuelve suspender la aprobación de grados académicos emitidos por la UBL. No obstante dicha resolución, y lejos de suspender sus actividades académico administrativas, la UBL y sus 8 recintos distribuidos en América Latina y el Caribe siguieron matriculando estudiantes para los grados de bachiller, licenciatura y maestría en las áreas de Biblia, pastoral y teología. Evidentemente el programa siguió adelante, tanto así que las diversas agencias e instituciones religiosas siguieron enviando sus recursos tanto económicos como humanos (donaciones, ofrendas, personal voluntario, materiales, etc.).
Si bien es cierto el CONESUP aprobó cambiar el status del SEBILA a UBL, también es cierto que las normativas se encuentran sujetas a observaciones y modificaciones. La UBL y sus asesores jurídicos cayeron en negligencia al no regularizarse frente a las demandas exigidas por el CONESUP. En el blog, vocero de la UBL, percibimos la alegría que les produce que un grupo de estudiantes han sido aceptados por el CONESUP: “Nos alegramos de la noticia de que algunos títulos retenidos desde el 2009 serán inscritos, a la vez lamentamos no encontrar la respuesta esperada del Juzgado, ya que no son reconocidos los cursos realizados fuera de Costa Rica en los Recintos”.
El grueso del problema es el reconocimiento de los estudios realizados en los “anexos” o “recintos”. Quiere decir que los estudiantes que viajaron a San José-UBL para concluir con sus estudios de bachiller, licenciatura o maestría en Biblia, pastoral o teología nunca se les reconocerá su grado académico: en pocas palabras, estudiaron en vano.
Pastores y pastoras, sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos y agentes pastorales interdenominacionales que estudiaron por largos años nunca podrán recibir la prometida titulación universitaria, y en sus respectivos centros de trabajo muchos de ellos y ellas no podrán ser ordenados como ministros y ministras. La UBL como tal ya no existe y solo se especulan posibilidades de convalidar y realizar estudios complementarios en alguna universidad de Costa Rica, lo cual es una posibilidad bastante fuera del alcance de los y las estudiantes perjudicados.
Diversas noticias nos llegan sobre la organización de demandas penales por estafa premeditada que se interpondrán en contra de la UBL y su actual administración. De encontrarse el delito de dolo y estafa, la esperanza del estudiantado es que pueda repararse el daño recibido tanto personal, familiar y de cada una de las iglesias que depositaron en dicho claustro académico sus esperanzas. El sentir generalizado del estudiantado es que la UBL debería suspender sus actividades, no seguir recibiendo estudiantes bajo la modalidad de universidad y apoyo de entidades como la Iglesia Presbiteriana de los EE.UU (PCUSA), la Iglesia Metodista de los EE.UU, la Iglesia Libre de Canadá, la agencia paraeclesiástica Misión 21 en Suiza entre otras. La actual dirección de la UBL debería pensar seriamente en los medios que usarán para indemnizar (reparar) económicamente a decenas de estudiantes que han visto sus sueños esfumarse por la incapacidad profesional y negligencia administrativa de una institución académica que, supuestamente, tuvo los valores de la verdad, la justicia y equidad como estandarte éticos.
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