Sin embargo, en 2022 es también un trascendental momento ya que se cumplen los 180 años del aniversario luctuoso de Francisco Morazán Quezada. Es el más grande prócer centroamericano del siglo XIX. Ese destacado mártir nació en Tegucigalpa, Honduras, el 3 de octubre de 1792. Su trágica muerte aconteció el 15 de septiembre de 1842 en San José de Costa Rica, cuando las hordas de los fanáticos sectores conservadores lo llevaron al patíbulo para ser fusilado por querer emancipar y unir a los países centroamericanos. En la Carátula del Testamento “in scriptis” del General Morazán, el apuntaba:
“Declaro que mi amor a Centro América muere conmigo. Excito a la juventud, que es llamada a dar la vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imite mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra.
Declaro: que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, a quienes perdono y deseo el mayor bien posible”.
Hoy sus restos descansan en la ciudad de San Salvador, República de El Salvador. Así, la gesta que desarrolló Morazán en su época tiene hasta nuestros días una trascendencia histórica ya que luchó afanosamente por la búsqueda de la integración centroamericana, pero podemos decir que también subyace en su ideario y obra moral, la lucha por la unión latinoamericana. De ahí que en gran parte de los países de nuestra irredenta América se le venere y recuerde como uno de los principales líderes emancipadores de la región.
Se puede reconocer que por el contexto histórico en el que se gestó el quehacer político de Francisco Morazán, fue un tiempo y espacio político y social que abarcó desde el periodo de finales del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XIX. Es decir, el contexto histórico en el que se desarrolló la antigua Capitanía General de Guatemala y el surgimiento de la República Federal de Centro América (esto es, lo que son actualmente los territorios de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica).
En ese espacio centroamericano la gesta morazánica impulsó un proyecto emancipador y modernizador. Las ideas de Morazán cuando gobernó como mandatario la República Federal Centroamericana, contribuyeron en mucho a plantear la propuesta de la unión, integración, independencia y soberanía regional. Hasta hoy en día su ideario sigue siendo medular y guía para el desarrollo político y social de los países del istmo centroamericano. En nuestro tiempo, en la tercera década del siglo XXI, es un momento histórico que se hace mucho más pertinente la revalorización de su pensamiento. Especialmente cuando estamos conmemorando los bicentenarios de la independencia de los países de nuestra América en un contexto donde emergen nuevos proyectos alternativos y progresistas, tal como acontecen y se desarrollan en la propia Honduras, Nicaragua, El Salvador, México, Cuba, Colombia, Perú, Argentina y Bolivia. Pero también es un momento en que se perfilan con más fuerza las posibilidades de cambio político en Brasil con el tendencial triunfo electoral de Luis Inácio Lula da Silva en los comicios del próximo 2 de octubre de 2022. Lo cual apunta a nueva fase mucho más madura y certera de los gobiernos progresistas en la región. Pero también de la urgente y necesaria integración regional para ser más fuertes en el contexto global y menos vulnerables frente a otros polos de poder imperial.
De ahí que en nuestros tiempos, la obra heredada por el gran mandatario centroamericano, resulta imprescindible ya que buscó transformar los campos de la educación, el sistema judicial, entre otros diversos aspectos de la realidad de su gran patria centroamericana. Ideario que siguen siendo vigente y necesario para el progreso de los pueblos centroamericanos. Sin duda, el pensamiento emancipador y unionista morazánico sigue teniendo una huella imborrable.
Recordemos que con toda justeza y precisión ideológica, apuntó el gran luchador e intelectual cubano, José Martí, que el prócer centroamericano era: “un genio poderoso, un estratega, un orador, un verdadero estadista, el único que quizás haya producido la América Central”.
Pensemos que la vida y obra de ese destacado prócer centroamericano nos heredó una enorme huella por la que se le recuerda. El general Morazán, gobernó dos veces la nación centroamericana (1830-1834 y 1835-1839). Como presidente de la Federación Centroamericana, impulsó destacadas iniciativas reformadoras con miras a transformar aquella realidad del siglo XIX. Se reconoce que sus enemigos los destructores de un proyecto emancipador nacional e integrador lo fusilaron el 15 de septiembre de 1842. Sin embargo, ellos no pudieron evitar que dejara una enorme herencia ideológica para la unión necesaria e imprescindible para la Centroamérica del siglo XXI. Pensemos que la vida, obra y pensamiento de Francisco Morazán es la de un hombre comprometido con las mejores causas de los pueblos de nuestra América. Su estatura moral y política sigue resplandeciendo y es una trascendental guía para la integración centroamericana a los 180 años de su inmolación. Especialmente cuando sus pueblos requieren una alternativa moral, política y social que haga frente a la violencia delincuencial, al desempleo, pobreza estructural y la migración irregular que se orienta hacia el norte y que desangran a las naciones más vulnerables de nuestra América.
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