Tal como
lo ha afirmado el propio Xi Jinping: “el socialismo con peculiaridades chinas
es el socialismo y no cualquier otro ismo”. Esto implica que ese socialismo
chino seguirá por sus propias particularidades siendo dirigido por el Partido Comunista
Chino.
Desde
Ciudad de México
Una de las más significativas resoluciones del XIX Congreso Nacional
del Partido Comunista Chino (PCCh)
realizado en la segunda quincena del mes de
octubre de 2017, fue ratificar al presidente Xi Jinping en la Secretaría
General de su partido y consagrar en su Constitución el pensamiento del actual presidente
poniéndolo al mismo nivel que su máximo dirigente histórico: Mao Tse-tung
(1893-1976). Logro bien merecido por uno
de los más destacados líderes del orbe y sin duda el más relevante dirigente de
la izquierda mundial.
En este contexto conviene resaltar que en los cinco años de gobierno
que el mandatario Xi Jinping ha llevado
a cabo, se ha reducido la pobreza en la gran nación oriental, sacando de esas
situación a cerca de 14 millones de personas al año. Particularmente entre los
años de 2012 a 2016. Junto con ello se ha logrado que el ingreso per capita anual en las regiones más
vulnerables del gigante asiático (es decir,
en las zonas rurales), ha aumentado un promedio de 10,7 por ciento cada año.
Logro que es muy significativo si consideramos que la República Popular China
(RPCh) cuenta aproximadamente con 1,379 millones de personas. Es así, el país más poblado del planeta. Esto también
nos explica que se considera a China en
nuestros días como la gran potencia en ascenso y una de las economías mundiales
con mayor crecimiento (el PIB creció un 6,8% en el primer semestre de 2017).
A la vez esa potencia va en ruta a convertirse en el eje central de la
economía mundial en las próximas décadas, pero también se tiene que ponderar
que sigue siendo un país en vías de desarrollo. Así lo apuntan Huang Huaguang y Luan Jian Zhang en su obra El sueño chino y el mundo (2013): “Conforme a los datos
estadísticos del Banco Mundial, en 2011 el PIB per capita fue de alrededor de 1.100 dólares, representando el 133
lugar mundial. China todavía cuenta con
una población de 150 millones de
habitantes cuyo ingreso diario no alcanza el estándar de un dólar establecido
por la ONU”. Lo cual implica que si bien es una economía en crecimiento, es
también una nación que se ubica en la periferia mundial, tal como lo postulaba
Deng Xiaoping: “China y los países del Tercer Mundo tiene un mismo destino”.
Esto ha implicado en el pensamiento y praxis de la política de Xi Jinping
que la RPCh ha intensificado sus relaciones de unidad y cooperación con los
países llamados en vías de desarrollo. Tales como los de América Latina, Asia y
África. Esto también implica que el desarrollo
chino en el sentido económico no es el de una economía en expansión y
expoliación mundial como las grandes potencias imperialistas del pasado
reciente y de nuestros días. Muy por el
contrario, se refiere a que China, según Huang Huaguang y Luan Jian Zhang: “…va a intensificar su
unidad y cooperación con los países en vías de desarrollo, y será siempre un
amigo de confianza y socio sincero. Esta es la posición y política firmes de China”.
En efecto, en el discurso político del presidente Xi Jinping, su
propuesta de cooperación con los países del mundo periférico no es del
sometimiento y del intervencionismo militar como lo hacen los EU y otras
potencias occidentales. Discurso imperialista que hoy en día se acrecienta con
la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Donde el mandatario estadounidense
por sus desplantes racistas contra los latinos o musulmanes y afroamericanos, o
excluyentes y clasistas contra niños, mujeres y ancianos pobres contrasta con
el discurso incluyente, cooperativo y solidario de Xi Jinping. En efecto, la
propuesta del socialismo chino como también lo apunto Deng Xiaoping: “es el
socialismo de la paz”.
Si bien China ha pasado por distintas fases de su desarrollo
socialista desde el triunfo de la Revolución Popuar China en 1949, en algunos
momentos replicando el modelo soviético y después corrigiéndolo y radicalizando
el proceso dando un “salto adelante”, también ha orientado adecuadamente su desarrollo con fallas y aciertos. Llegando hasta
nuestros días en los inicios del siglo XXI a construir un socialismo con
características chinas. Tal como lo ha
afirmado el propio Xi Jinping: “el socialismo con peculiaridades chinas es el
socialismo y no cualquier otro ismo”. Esto implica que ese socialismo chino
seguirá por sus propias particularidades siendo dirigido por el PCCh. Pero
también como lo señaló el mismo mandatario en esa modernización del país, se
seguirá en la consolidación de “una sociedad modestamente acomodada”. Especial
énfasis en ese sentido ha dicho con suma razón el presidente chino: “sólo los
pies saben si les ajustan o no los zapatos, y sólo el pueblo de un país sabe si
el régimen estatal es conveniente o no”.
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