Este viernes, 10 de diciembre se cumplieron 38 años de la recuperación de la democracia y 2 del gobierno del Frente de Todos.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
En efecto, la concentración en pocas manos de los medios hegemónicos de comunicación ha erosionado el sentido común de la población hasta legitimar con su voto la voluntad de la rancia oligarquía y el empresariado oligopólico que maneja los precios de los bienes y servicios a su antojo, como también fuga dinero al exterior según le place, dejando sumido en la miseria al pueblo trabajador.
No es nuevo, es el reiterado y renovado esquema de explotación desde la emancipación de España. Lo nuevo de estos tiempos es la entronización de la mentira y la falsedad en la información y en el manejo de las redes sociales para influir en la opinión de las personas. Lo nuevo es la desfachatez y provocación de los dirigentes de la derecha, quienes dicen y hacen lo que quieren, amparados por una justicia corrupta que les hace el caldo gordo; situación compartida por la dirigencia del llamado mundo desarrollado plegada a esa línea política para unos pocos.
Desde la dictadura cívico militar, las armas mataron, reprimieron, persiguieron, imponiendo el miedo a la sociedad, mientras la economía concentrada en una sola voluntad, desreguló, endeudó fugando capitales, y concentró en pocas manos la producción, comercialización y distribución de bienes y servicios. Cinco años de la alianza Videla – Martínez de Hoz, bastaron para perpetuar un esquema de dependencia y pobreza que perdura hasta el presente.
El endeudamiento con el FMI y otros organismos financieros que imponen condiciones se replicó con los binomios: Menem –Cavallo, De la Rúa – Cavallo y Macri – Dujovne.
El duro aprendizaje, la valiente marcha de los jueves de las Madres en la Plaza de Mayo reclamando ante la Junta por sus hijos desaparecidos, la Asamblea por los Derechos Humanos y los juicios a la cúpula de las FFAA generaron un Nunca más en la sociedad y en la dirigencia política en general, que relegó a los militares a sus cuarteles, los que pese a sus levantamientos en los ochenta y posterior desfinanciamiento, volvieron a sus tareas de defensa, subordinados al poder político.
No fue así con el entramado económico financiero vinculado al poderoso pulpo exterior, ese ha crecido en la elusión y fisuras del sistema jurídico, erosionando el crecimiento de una burguesía nacional – como se la llamaba antiguamente – que sostenga un crecimiento endógeno progresivo.
Nuestra relación con el mundo siguió el mismo derrotero, desde la alineación con los países del Tercer Mundo alentada por Alfonsín en los ochenta del siglo pasado, se pasó a las relaciones carnales con EEUU en el decenio menemista y la continuidad deslucida de la Alianza que sucumbió en la crisis terminal del 2001, próxima a cumplir dos décadas. Años más tarde vendría el progresismo latinoamericano nacido en la Cumbre de Mar del Plata en 2005, hasta que los golpes blandos fueron eliminando y cercando a aquellos líderes. En 2015, nuevamente se volvió a la férula de EEUU y la Cumbre del G20 en Buenos Aires, fue un claro reconocimiento de los poderosos de Occidente al gobierno neoliberal del PRO.
Desde hace dos años volvemos a sostener la bandera de la Patria Grande con la esperanza de fortalecerla, por eso nuestra celebración es compartida con nuestros hermanos y vecinos de siempre.
En cada gobierno neoliberal los niveles de pobreza y desempleo crecieron de manera descomunal; su pico de 62/6% y 18% respectivamente, fue después del desbande del 2001. Un cóctel archiconocido de elevada inflación, déficit fiscal, endeudamiento/default, préstamos condicionados del FMI, fuga de capitales, miseria y desempleo.
Desde nuestro ingreso al Fondo en 1956, los créditos otorgados tuvieron más perjuicios que beneficios, al menos para gran parte de la población que terminó pagando hasta la deuda privada en 1982, con Domingo Cavallo como presidente del Banco Central de la República Argentina. Hasta las apariciones de este personaje (y otros que se repiten) están ligadas a los peores momentos del país.
Este viernes 10 también cumple dos años el gobierno del Frente de Todos; gobierno que, apenas cumplidos los tres meses, recibió el cimbronazo de la pandemia y tuvo que cubrir la emergencia global, optando por la salud antes que la reactivación económica que exigía la oposición y los grupos dominantes. Con una deuda impresionante pisándole los talones con sus vencimientos, tuvo que desplegar todos sus recursos para rearmar el degradado y desfinanciado sistema de salud nacional y articular la protección y resguardo de la población.
El obligado confinamiento, las necesidades de los de abajo, impusieron el pago del ingreso familiar de emergencia IFE, el que en principio se estimaba para tres millones y hubo que multiplicarlo por tres.
Diciembre de 2020 terminó con la llegada de las primeras vacunas contra el Covid 19, que se llevó a casi 120 mil personas, mientras miles requerían respiradores en las terapias intensivas.
Sin embargo, el prolongado cierre de actividades tuvo detractores que salieron a la calle exigiendo libertad; los libertarios, negacionistas, redujeron el poder letal del virus al de una simple gripe. No fue ni es así, sus sucesivas mutaciones muestran su gran versatilidad.
La educación y la apertura de las escuelas fue el nuevo escenario de conflicto, con razón, la falta de sociabilidad de los niños y la obligada modalidad virtual, exigieron mayores esfuerzos de docentes y padres. Cada jurisdicción evaluó sus propias condiciones para dirimirlas con las autoridades nacionales; aquellas gobernadas por la oposición confrontaron y se opusieron a medidas extremas, mientras llegaba la segunda ola de la pandemia.
Para entonces, ya se había vacunado al personal de riesgo y a los mayores, al menos con una dosis, completándose la segunda a mediados de 2021. Momento en que el descontento por la situación económica era extendido y se expresó en las PASO de agosto. Sus resultados golpearon a la gestión; desde fuera y dentro, arreciaron las críticas.
No obstante, las elecciones legislativas de mediano término, no mostraron el triunfo opositor esperado, aunque mantuvieron su mayoría en los distritos gobernados por ellos.
El Frente tuvo que redoblar la apuesta y salir a dar respuesta a los reclamos mientras negociaba y negocia, mejores condiciones con el FMI. El complicado escenario a revertir, planteado en el proyecto de presupuesto 2021 enviado al Congreso genera grandes expectativas, mucho más en una población que espera los beneficios de una justicia social postergada.
Para el viernes 10 fecha en que se cumplen sendos aniversarios, se espera una masiva concurrencia a la histórica Plaza de Mayo en la que habrán tres oradores: el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Fernández y un invitado de lujo, Inácio Lula da Silva, quien espera recuperar Brasil el año próximo, también los acompañará el ex presidente uruguayo, el querido José Pepe Mujica.
Es la primera celebración masiva en que participan los argentinos en familia en esta prolongada pandemia, por ello los músicos populares estarán cantando, embriagando con su emoción a un público esperanzado en mejorar su vida en libertad. En ese ambiente festivo, el presidente aprovechará para homenajear a las Abuelas y la Madres de la querida Plaza. Sabemos que su palabra y la de la Vicepresidenta son esperadas con ansiedad, anhelando que lleven tranquilidad y alivio a los hogares.
Sabemos que en esa multitud están representados todos los habitantes de este maravilloso suelo patrio, razón por la que más que nunca, invocamos la letra de nuestro himno: Al gran pueblo argentino, ¡Salud!
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