En la Ciudad de México se celebró los pasados días 30 de noviembre y 1 de diciembre (2021), coincidiendo con el tercer año de gobierno del presidente López Obrador y a pocos días del triunfo electoral a la presidencia de Honduras, Xiomara Castro, el séptimo capítulo del Grupo de Puebla.
Adalberto Santana / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
En su agenda y pronunciamientos destacaron la integración política latinoamericana. Así también propusieron insistir en poner en marcha la Agenda Progresista para “enfrentar la actual crisis económica que ha dejado al descubierto las vulnerabilidades de distintos tipos que afectan a nuestra región”. En ese sentido el Grupo de Puebla va a pugnar que se oriente por “un fortalecimiento y reivindicación del papel del Estado para promover estímulos fiscales y monetarios para la reconstrucción de las economías nacionales y generación urgente de empleos. Las inversiones y financiación públicas serán indispensables para inducir las inversiones privadas e incentivar el relanzamiento del crecimiento económico”.
En otro sentido más social y ligado a un proyecto ambientalista dicho Grupo de Puebla planteó impulsar: “un Modelo Solidario de Desarrollo articulado alrededor de seis ejes: la superación de la desigualdad social, la búsqueda del valor, una nueva política económica, la transición ecológica, la integración como construcción de región y una nueva institucionalidad democrática. Este Modelo basado en un enfoque de género y diferenciado que proponemos como la hoja de ruta del progresismo latinoamericano y caribeño con miras al abandono definitivo del anacrónico modelo neoliberal. Este último con su vocación extractivista ha dejado efectos difícilmente reversibles sobre el medioambiente, ha significado alarmantes niveles de concentración de la riqueza que nos convierten en la zona más desigual del planeta y ha atrofiado los circuitos de redistribución”.
Sin duda son aspectos claves para impulsar en toda la región y en especial con los próximos triunfos electorales y progresistas en Chile (2021), Brasil y Colombia (2022). De darse esa situación América Latina entraría plenamente en una nueva ola de la izquierda regional.
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