Denunció también, que esa presentación judicial fue realizada por el entonces titular de Vialidad Nacional, Javier Iguacel, “comenzó con una feroz campaña política y mediática” que apuntaba a “hacerle un planteo a la sociedad de que se habían cobrado obras pero que no se habían hecho”. Continuando, “empezó con una ficción, un guión que además de bastante malo, era falso”…”nada de lo que dijeron los fiscales fue probado, sino que, al contrario, se comprobó que era exactamente al revés de lo que se decía”.
En alusión al dirigente de Juntos por el Cambio y representante en el Parlasur, Fabián Pepín Rodríguez Simón, quien “se encuentra hace más de 600 días prófugo” de la Justicia, CFK manifestó: “Nosotros nos presentamos en la Justicia, Ustedes huyen. Ante la primera citación que tiene huyen”.
Continuando, tras advertir el “grado de familiaridad” que había en el trato entre José López y Nicolás Caputo (hermano del alma de Mauricio Macri), en el que hablaban sobre pagos de obras y planteos sobre el soterramiento del Sarmiento, en el que aparecían involucrados directivos de Odebrecht, la titular del Senado reconoció: “Me siento muy boluda yo”… “¿No les llamó la atención, a los fiscales Luciani y Mola, que Nicky Caputo formara parte de la asociación ilícita de la que yo era soy jefa?”…”Si hubiesen encontrado esto Luciani y Mola hubieran pedido fusilamiento”.
Asegurando finalmente, la causa Vialidad no es un juicio en contra de ella, “sino al peronismo, a los gobiernos nacionales y populares, a los que pelamos por la memoria, verdad, justicia, el salario, las jubilaciones, la obra pública”.
También CFK hizo referencia a la mención del Fiscal Luciani acerca de que el empresario Sebastián Eskenazi “iba a Olivos”. “Sí, iba a Olivos. ¿Saben quién iba también, Magnetto, Héctor Magnetto, el dueño de Clarín y Telefónica, fue toda la gestión de Néstor (Kirchner) y cuando estaba por terminar la gestión le firmó la fusión de Cablevisión, el negocio más importante, mucho más importante que cualquier obra pública. Todo es así en la Argentina”[1].
De allí la reacción de la gente y la solidaridad de los mandatarios de la región y de Europa que advierten la torpe manipulación de los medios y la justicia, como sucedió en Brasil con el juez Sergio Moro y la ex presidenta Dilma Rousseff e Inácio Lula Da Silva.
El avance feroz del neoliberalismo en este bienio pandémico concentró como nunca las ganancias en pocas manos, conformando la dependencia a sitios comerciales surgidos del aislamiento. Imperio del mercado pago, difusión de las criptomonedas, las estafas por internet y celulares, fue entretenimiento de millares de delincuentes cuyo ingenio liberado al ciberespacio tuvo millones de víctimas, seguramente más que el virus mutante.
Narcisismo al palo, reino estúpido de egos alimentados por programas enlatados de probado éxito internacional, una vez pasado el temor del contagio y con el pretexto de la necesidad de entretenimiento, más allá de la andanada de malas noticias diarias, irrumpieron los Master Chef, incluso para famosos y famosos de cualquier laya, generaron seguidores también de toda calaña.
Esto sin contar con los exitosos jugadores de fútbol de nivel mundial que, como perejil en maceta, nuestra querida Argentina es pródiga, vemos jugar partido tras partido en las diversas ligas del mundo, aunque muchas millonarias estrellas locales, no son pródigos con sus impuestos, como Carlitos Tévez u, otro más, lindo, rubio y latifundista que se resiste a compartir con la sociedad, el fruto de sus tobillos.
Un ex jugador de Vélez, campeón de Tokio 1979, se preguntaba en su atinado artículo a propósito de Gabriel Batistuta, el ídolo que el fisco le reclama 71 millones de pesos por el impuesto de emergencia no pago a las altas fortunas: “cuánta desigualdad es aceptable, distinguiendo entre la desigualdad de oportunidades y la desigualdad de resultados. Dar credibilidad a la idea de que vivimos en una sociedad de meritocracia por excelencia, que recompensa el esfuerzo y el talento natural, no sólo supone faltar a la realidad, sino que refuerza una ideología que legitima el privilegio y bloquea la nivelación social.[2]
El encierro no sólo enfermó a la mayoría sino que los enfermos de avaricia han ido erosionando todas las instituciones y mejorando el lawfare como destructor de la democracia y el orden institucional, pero sobre todo, destruyendo y modificando el sentido común de la población que no distingue lo bueno de lo malo.
Dentro de ese caos propuesto por el jopudo magnate devenido presidente, tuvo sus adláteres mundiales, regionales y locales que, admiradores del amigo del norte, armaron sus redes delictivas, cuando no mafiosas vinculadas al fútbol, los barrabravas, policías corruptas y una justicia armada a medida para liberar amplias zonas, con el cometido de combatir el narcotráfico.
Amos de los medios y con alianzas políticas que garantizaban el “cambio”, como éste no se produjo, nadie reclamó y todos olvidaron, ahora se alinean tras los delirantes libertarios, también becarios de las fundaciones republicanas y democráticas, también situadas en la paradisíaca península de Florida, que eluden impuestos con su altruista cometido de boicotear a los gobiernos progresistas del patio trasero, como ha confesado orgullosamente un lenguaraz oficial representante de las altas esferas del gobierno yanqui.
Con esa consigna, el preclaro ingeniero ungido estadista por las vueltas o fraudes democráticos, estuvo cuatro años con sus viejos amigos surgidos a la vera de la conducción del club Boca Juniors, esa mítica “mitad más uno de la población”, desde donde arribó primero a la jefatura de la CABA y desde allí a la nación.
De ese espectro salieron la mayoría de los políticos amarillos del PRO, siendo el prófugo Fabián Pepín Rodríguez Simón quien aguarda en Uruguay que pase toda esta hecatombe que logró su participación en la designación de los supremos: Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti e intentó desligarse de las amenazas a la ex procuradora Alejandra Gils Carbó.
El fugitivo, defendió su clandestinidad y dijo que si la vicepresidenta no hizo lo mismo “quizá sea porque no se sienta perseguida”[3]. Tras los señalamientos expuestos por Cristina Fernández, Simón Rodríguez dijo no conocer al Fiscal Luciani.
En cuanto al Fiscal Diego Luciani, sus comienzos lo ubican en una unidad antidrogas pegado a un abogado de narcos; más recientemente en reuniones tanto en la Embajada de EEUU como con la plana mayor del Gobierno de Mauricio Macri, que lo designó Fiscal de Lomas de Zamora y su firma aparece en la causa G20, la que utilizó la Agencia Federal de Inteligencia AFI macrista para espiar a CFK. Ahora la acusa. Bueno… el poder de la impunidad de un poder impune, no tiene límites.
El otro Fiscal Sergio Mola, colabora en el caso de la Obra Pública Vial de Santa Cruz por expreso pedido de Luciani. Mola está a cargo de la Fiscalía Federal N° 1 de Lomas de Zamora. Mola se formó en la justicia de Morón, vinculado a Patricia Bullrich, la Embajada de EEUU, también participó en la causa del G20 que impulsó y utilizó la misma AFI macrista.
En la emergencia, la sociedad está en guardia, en guardia permanente. Miles de simpatizantes de CFK se mantienen custodiando su domicilio día y noche, noche y día. Conscientes como la vicepresidenta anunció, que no vienen por ella, vienen por los peronistas, vienen por todos los trabajadores, por los jubilados, por los discapacitados, por los desprotegidos, por los derechos. En fin… por todo lo conseguido en infinidad de luchas sociales.
Manifestaciones que se han producido en diversas provincias como Santa Fe, Córdoba y Corriente, justamente estas dos últimas con gobiernos opositores.
Hasta el presidente Alberto Fernández ha expresado su preocupación ante amenazas recibidas, por lo que hay que estar en guardia.
En guardia contra delirantes rabiosos como el diputado nacional Francisco Sánchez que pidió la pena de muerte para CFK; atrevimiento que más que desagrado, se le ha pedido la expulsión del cuerpo legislativo.
En guardia, en vilo, en vigilia todo el tiempo, contra una derecha capaz de pulverizar siglos de lucha de un plumazo.
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