Sin duda la llamada operación especial militar de Rusia en Ucrania, ha repercutido en todos los países del mundo. Ambas naciones al ser consideradas como los principales graneros de donde se abastecen diversos países de sus cereales principalmente maíz, trigo, aceite de girasol y cebada entre otros productos agrícolas, han generado un efecto inmediato en la elevación de los precios de los alimentos a nivel planetario. De igual manera al ser la Federación Rusa uno de los principales surtidores de petróleo y gas en Europa Occidental y al afectarse el suministro de esos energéticos, ha disparado la inflación y la elevación de los precios de esas materias primas que han repercutido en las economías globales, pero también de manera directa en los consumidores individuales que han tenido que destinar un mayor porcentaje de sus ingresos para el abastecimientos de esos productos de primera necesidad.
Asimismo el desplazamiento forzado de amplios sectores de la población ucraniana, se han visto en la necesidad de buscar refugio en los países limítrofes al conflicto ya sea en la misma Rusia (ahí se refugian los ucranianos pro-rusos) y en países de la Europa Oriental como Polonia, Hungría, Rumania, Moldavia, Bulgaria entre otros, donde se refugian los ucranianos favorables a insertarse en la Unión Europea y partidarios de incorporar militarmente a Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Incluso otros ciudadanos aprovechan la coyuntura para insertarse como refugiados en escenarios mucho más distantes de otros continentes, especialmente en territorio estadounidense. De igual manera la industria militar mundial ha visto crecer sus ganancias por la alta demanda de armamento y pertrechos que el conflicto bélico requiere. En otras palabras mientras para amplios sectores sociales la guerra genera crisis económica y una elevada inflación y recesión, por el otro lado figuran pequeños grupos acaparadores de poder económico, donde la acumulación de capital se reconcentra e incrementa exponencialmente sus ganancias con el conflicto militar.
Pero también en otros escenarios europeos se tensan situaciones de un posible conflicto político-militar. Tal es el caso de la República de Serbia que sigue reivindicando su derecho soberano sobre Kosovo, ya que históricamente ha formado parte de su territorio. Recordemos que Serbia y la Federación Rusa se han negado a reconocer la independencia de Kosovo que fue incrementado su población musulmana procedente de Albania tras la caída del muro de Berlín. En 2008, la población mayoritaria declaró la independencia respecto a Serbia. Recordemos que los serbios de Kosovo (ortodoxos) quedaron como una minoría en su ancestral territorio. De ahí que la misma OTAN con el respaldo de Washington recientemente en agosto de 2022, se ha declarado en alerta ante un mayor enfrentamiento fronterizo entre Serbia y el gobierno kosovar. Incluso la misma OTAN en su carrera belicista e intervencionista, ha afirmado que defenderá el territorio de Kosovo frente al legítimo derecho del pueblo serbio.
Otro conflicto de larga data y de un matiz profundo en el escenario regional, es el que han impulsado los EU y sus aliados occidentales al apoyar la creación del estado de Israel que sigue expandiéndose a costa de los territorios palestinos. La nación palestina hoy padece la fragmentación de su territorio por la ocupación del sionismo israelí. La Franja de Gaza se ubica marginada, deprimida y reprimida al sur-oriente. En tanto que Cisjordania queda achicada y acechada en su ancestral territorio por la expansión israelita. De tal suerte que el pueblo palestino también ha vivido una prolongada diáspora producto del desplazamiento forzado e impuesto por la política sionista, quedando así fragmentado como uno de los pueblos refugiados en diversos países del mundo.
Un conflicto de nueva cuenta insuflado por Washington es el que se ha generado recientemente contra la República Popular China (RPCh) en la disputa y el reconocimiento de la Casa Blanca sobre Taiwán, autoreconocida como República de China (ROC) desde 1949 por el gobierno de Chiang Kai-shek y de su partido el Kuomintang, cuando fueron derrotados por las fuerzas comandadas por el Partido Comunista de China dirigidas por Mao Zedong. La antigua Formosa, también como entidad colonial en un determinado momento colonizada por el imperio portugués, español, holandés y japones, finalmente quedó bajo la influencia de la hegemonía estadounidense, así como Hong Kong por el Reino Unido y Macao por Portugal, finalmente territorios integrados a la soberanía China respectivamente en 1997 y1999. Ambos territorios adminstrativos chinos, hoy en día muestran la fortaleza de “un sistema de dos economías, un país”. China es una nación socialista con características chinas, donde ambos territorios destacan por contar con una población con la mayor esperanza de vida al nacer (85.2 años) y son a su vez unas de las regiones más ricas del mundo. Según el Banco Mundial, desde 2015 su Producto Interno Bruto (PIB) per capita, “por paridad de poder adquisitivo es superior a de cualquier país del mundo. Con todo a pesar de que la RPCh es la mayor inversionista en Taiwán, los grupos de poder locales siguen empeñados en considerarse independientes de China. Situación en la que hoy Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EU, en una acción provocadora atiza el conflicto, cuando el gobierno de chino ha manifestado claramente como lo manifestó Zhao Lijan, vocero de la cancillería china, que esa intromisión de Pelosi socava “gravemente la soberanía e integridad territorial”.
Esta situación sin duda tensa una serie de conflictos regionales donde EU se encuentra muy involucrado. En el caso de Ucrania armando y financiado la guerra apoyando al gobierno del actor Volodimir Zelenski. En Medio Oriente respaldando a las fuerzas sionistas contra el derecho del pueblo palestino a defender su territorio frente al expansionismo israelí. En esa política, Washington, alienta a Israel como un estado policía en la región al servicio de los intereses imperiales de EU. Por otro lado, la Casa Blanca tiene en el momento actual a China como su principal rival a nivel mundial, provocándola ahora para generar un nuevo conflicto en la región de Asia Pacífico, especialmente al intervenir en Taiwán, pero también al alentar el conflicto heredado de la Guerra Fría con la división de las dos coreas. Ubicando a Corea del Norte como una gran amenaza para Corea del Sur y Japón.
Sin duda, en el escenario del Viejo Mundo, figuran otra serie de conflictos donde la política imperialista de Washington junto con sus aliados occidentales (Reino Unido, Unión Europea, OTAN, etc.) quieren tensar todavía más una serie de conflictos regionales (Marruecos/República Árabe Saharaui Democrática, Siria, Afganistán, Irak, Irán, entre otros con el propósito de generar tensiones y sobre todo fortalecer al llamado Pentagonismo (complejo militar industrial estadounidense), para así resarcir los efectos de la recesión en la que se encuentran la economía de EU y Europa Occidental. Es decir, se sigue la lógica de la Guerra Fría para desgastar económica y militarmente a Rusia y China como sus principales “enemigos” y con ello recuperar su hegemonía, ya muy deteriorada por el modelo neoliberal de las potencias occidentales, el que se encuentra en franca decadencia y en riesgo de hacer explotar un conflicto nuclear. Tal como lo ha señalado el Secretario General de la ONU, António Guterres, que ha advertido la gravedad de la situación al señalar que las tensiones geopolíticas no se están alejando del desarme y se encuentran gastando “cientos de miles de millones de dólares en armas del fin del mundo que no tienen cabida en nuestro planeta”. Agregando: “La humanidad corre el peligro de olvidar las lecciones forjadas en las aterradoras llamas de Hiroshima y Nagasaki”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario