Entre los primeros carteles que evidenciaron la anticipada revelación de la imagen del “Guerrillero Heroico”, se puede evocar el impreso, antes de ocurrir su muerte, por la Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina (OSPAAAL), el 16 de abril de 1967, el cual contenía tres fotos que habían sido tomadas durante su misión internacionalista en el Congo. Ese ejemplar con la concepción artística de Alfredo Rostgaard y la realización grafica de Lázaro Abreu Padrón, al que se le insertó la frase: Crear dos, tres...muchos Viet Nam; en los idiomas español, inglés y francés; con una tirada que alcanzó 70 mil copias, fue repartido a todos los países del mundo junto con un folleto que contenía el texto íntegro del mensaje del Che a la Tricontinental.
Sucesivamente, esa foto empleada por primera vez en un cartel con el texto Hasta la Victoria Siempre, que magistralmente esbozó José Gómez Fresquet (Fremez), para el Consejo Nacional de Cultura (CNC), fue simultáneamente reproducida similar a un cartel, en blanco y negro, sin texto y pasó a formar parte de la decoración de salas de hogares y en fachadas e interiores de escuelas y edificios públicos. Y comenzó a difundirse en diversos países del mundo, exponiendo su mensaje de libertad, de la ocupación de los verdaderos problemas del hombre, del derecho de éste a luchar por tener solucionadas sus necesidades, de la existencia de una sociedad sin la explotación del hombre por el hombre, la desigualdad social y el sometimiento de un país sobre otro.
Por otra parte, las marcadas influencias de la vanguardia artística de la pintura, manifestada en la grafica de los años sesenta, posibilitaron que a partir del primer año de la conmemoración de la muerte del Che se vislumbraran carteles en los que, además de la fotografía testimonial, en sus diseños también se sustentaran efectos ópticos y cinéticos, alusiones simbólicas, metáforas visuales, intensidades cromáticas y otras derivaciones de atrayentes configuraciones y efectiva visualización comunicativa. Afamados pintores cubanos, como: Raúl Martínez González y Umberto Peña, y diseñadores gráficos de enraizada formación pictórica, entre los cuales estuvieron: René Mederos y Antonio Fernández Reboiro, contribuyeron con diseños de carteles con interpretaciones personales del art pop.
En esos años de las décadas del sesenta y setenta se sucedieron otros atractivos y eficaces aportes de carteles, que germinaron de las creaciones artísticas de Jesús Forjans, Felix Beltrán; Gladys Acosta, Luis Balaguer, Eladio Rivadulla, José Papiol, Olivio Martínez Viera, Lázaro Abreu Padrón, Pablo Labañino, Daysi Garcia y de otros que se distinguieron por sus proverbiales expresividades graficas. En 1977, para el X aniversario de su desaparición física, la OSPAAAL editó el diseñado por Víctor Manuel Navarrete, en el que se empleó una selección de nueve imágenes del Che, en igual cantidad de cuadros, en que simbólicamente escenificó su preparación en la guerrilla hasta su muerte y que concluyó con una estrella de color amarillo con un fusil insinuando la continuación de la lucha revolucionaria después de su muerte.
Igualmente, en el contexto de la celebración del XV aniversario se contó con la espontanea contribución de obras plásticas del pintor cubano Orlando Yanes, con imágenes del Guerrillero Heroico, que fueron reproducidas en formato similar a carteles. Para esa ocasión la OSPAAAL imprimió una trilogía de carteles en los que se destacaron el conocido Che de la selva de magistral estilización artística del diseñador Rafael Morante Boyerizo, y el diseñado por Rafael Enríquez Vega, conocido por el Che de la sonrisa, donde presentó una idea que rompió con el habitual empleo, hasta ese momento, de su representación a partir de la tradicional foto de Korda, en el que con una ilustración dibujada de su rostro, sobre fondo negro, su sonrisa y expresividad de la mirada logró plasmar un mensaje de confianza y seguridad en la victoria de los pueblos.
En los años noventas y a finales de siglo XX, surgieron expresiones novedosas de presentar la imagen del Che, aportadas por la nueva generación de diseñadores, como el editado en 1996 por Eladio Rivadulla Pérez para la conmemoración del XX Aniversario de la OSPAAAL; impreso en serigrafía con intensas tonalidades del magenta, naranja y el negro, perfiló una secuencia configurada de estrellas, esparcidas en línea vertical, con la que simbolizó la multiplicidad de su legado y la vigencia de su ejemplo.
En 1997, en una exposición organizada por el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, titulada “Evocación”, entre las diversas manifestaciones visuales estuvieron los carteles, en los que junto a los aportes de consagrados diseñadores, participantes en décadas anteriores, estuvieron los diseños de jóvenes graduados en el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), donde se distinguieron las creaciones graficas de: Katia Armas Fernández, Dyango Chávez Cutiño, Javier Cuenca López; Fumero Faure Irenaldo, Alexander Pozo Cruz y Oscar Rodríguez Torres.
Entre los presentados en la exposición "Evocación", despuntaron dos carteles que, en ocasión del XX aniversario de la caída en combate de Ernesto Guevara y en el contexto de la celebración, en La Habana (1997), del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, conquistaron premios durante un concurso denominado La imagen Constante, ellos fueron los diseñados por los jóvenes creadores: Paris Volta; en el que de las delineaciones fingidas de dos montañas representa la conversión imaginada de una paloma blanca que al levantar vuelo va dejando plasmada en sus sombras simulaciones de los elementos configurativos del rostro del Che y debajo el texto Hasta la Victoria Siempre, y la otra obra fue la titulada: ACHE, de Daniel Cruz, donde empleó deleznables configuraciones derivadas de las influencias del art pop y el art nouveau para advertir de alusiones armónicas entre los ideales guevarianos y la practica popular de la religión afrocubana.
A tales novedosas representaciones, le sucedieron otras configuraciones graficas de artistas de la plástica y diseñadores que, con expresiones contemporáneas apoyadas de los recursos y posibilidades que ofrece la digitalización computarizada, propugnan definiciones estéticas de atrayentes configuraciones; reafirman en sus mensajes el augurio de que un mundo mejor es posible y que permiten trascender, a través de el idioma común que ofrece el diseño gráfico, la consagración de la grandeza de la Revolución Cubana y el ideario del Guerrillero Heroico y a decir del Poeta Nacional, Nicolás Guillen, corroborarle al Che, la expresión: “ No porque hayas caído tu luz es menos alta”.
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