En años recientes es extenso el número de personalidades que han pasado por Cuba y han conversado con Fidel. Cada encuentro es una noticia que da la vuelta al mundo. Hace ya muchos años José Figueres Ferrer, político costarricense, dijo: “Se puede estar o no de acuerdo con él, pero Fidel es un impacto en la historia”.
(Ilustración: "Fidel" detalle de un retrato de Osvaldo Guayasamín)
“Pienso que es tan grande que se convierte en una partecita, en una cosa sencilla. Si sintiera lo grande que es, lo mataría el peso.” Alicia Alonso
¡Cuánto deben de estar sufriendo –si todavía tienen vergüenza- los “médicos analistas” que vaticinaron la muerte de Fidel inmediatamente después de que éste fuera intervenido quirúrgicamente! Hasta hace muy poco seguían vociferando en los medios comerciales la fecha y la hora de la muerte del dirigente revolucionario. Mientras las personas educadas de distintas posturas políticas, confesiones religiosas y posiciones sociales, deseaban que se recuperara, los otros -quienes promueven la muerte- esperaban su deceso. El imperio y la CIA han tratado de acabar con Fidel de muchas maneras y no han podido.
El mundo ha visto como ese poder mediático y maniático, enfermo de desprecio por la vida y apresado de cobardía, ha matado al Comandante cientos de veces, pero él sigue resucitando. Quienes en los últimos dos años se han encontrado con Fidel en La Habana, han expresado -como para que los enemigos de la vida escuchen- que “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. Los amantes de la muerte han tenido que tragarse todo el odio que los cobija, porque contra todos sus deseos y pronósticos Fidel está ahí en su puesto de combate, lidiando con lucidez y firmeza todas las batallas que todavía le toca pelear con los pueblos del mundo. Razón tenía Oswaldo Guayasamín, pintor, escultural y muralista ecuatoriano cuando afirmó que: “El pueblo está al lado de Fidel de una forma absoluta, el pueblo de Cuba dice que ojalá Fidel sea eterno. El pensamiento generalizado en América Latina es que Cuba es la realización de todos los pueblos que aspiran a ser; es nuestra esperanza”.[1] Fidel condensa el sufrimiento, la resistencia y las esperanzas de los pueblos pobres del mundo.
Hace seis años en un discurso en La Habana Fidel dijo: “Les prometo que estaré con ustedes si así lo desean mientras tenga conciencia de que pueda ser útil y si antes no lo decide la propia naturaleza, ni un minuto menos, ni un segundo más. Ahora comprendo que mi destino no era venir al mundo para descansar al final de la vida.”[2] ¿Quién puede decir que después de las intervenciones quirúrgicas a las que fue sometido, él ha descansado? Está ahí; sigue acompañando a Raúl en la conducción de la revolución cubana y a los revolucionarios de América Latina y del mundo.
En años recientes es extenso el número de personalidades que han pasado por Cuba y han conversado con Fidel. Cada encuentro es una noticia que da la vuelta al mundo. Risible: los propios medios comerciales que se dedican a atacar a Cuba a Fidel a Raúl y al pueblo cubano, se ven obligados a presentar la noticia que ese huracán humano provoca; en los mismos medios donde los publicistas calumnian a Cuba, aparecen fotos y escritos del encuentro de Fidel con algún visitante. No pueden evitarlo. Hace ya muchos años José Figueres Ferrer, político costarricense, dijo: “Se puede estar o no de acuerdo con él, pero Fidel es un impacto en la historia”.[3]
¡Qué dolor para el imperio y para sus ideólogos! Extraviados en sus panfletos no han acertado ninguna. A manera de ilustración, podemos ver como los mismos títulos de los articulillos de tres publicistas del imperio reafirman lo que venimos sosteniendo. Cada uno de ellos balbucea sus deseos desde su oficio: Mario Vargas Llosa con “El principio del fin”[4], Andrés Oppenheimer con “El día en que muera Castro”[5] y Carlos Alberto Montaner –el terrorista de la CIA- con “Raúl y la insoportable sombra de Fidel”[6]. Todos fueron publicados hace más de tres años y reflejan sentimientos de odio, envidia, rencor, impotencia e ignorancia por todo lo que significa Fidel y la revolución cubana para el mundo y contra el imperio. En pleno período especial de Cuba -hace más de diecisiete años-, el escritor Eduardo Galeano con decencia latinoamericana escribió: “Fidel Castro es un símbolo de dignidad nacional. Para los latinoamericanos que ya estamos cumpliendo cinco siglos de humillación, un símbolo entrañable”.[7]
Los mismos medios que satanizan a la revolución cubana, señalando que no es cierto los índices de escolaridad y las posibilidades educacionales de todos los ciudadanos, la gratuidad de la atención médica, el desarrollo científico, la formación deportiva, la seguridad ciudadana, el internacionalismo solidario, la cultura política del pueblo, etc., ellos mismo son quienes se afanan por tener la primicia de cualquier cosa que Fidel haga o diga. Surge la pregunta, si para el imperio y sus publicistas Cuba no vale nada, entonces ¿por qué se interesan tanto en dar noticias sobre la revolución, sus dirigentes y su pueblo? Lo que sucede es que ese acontecimiento glorioso de 1959 llamado Revolución Cubana se convirtió en un movimiento indetenible a lo largo de estos cincuenta años, y ahora Fidel con sus reflexiones y sus atenciones a visitantes de distintos países, sigue moviendo a este sistema económico mundial depravado. Sus análisis y reflexiones sacuden a quienes neciamente insisten en continuar con un sistema depredador del ser humano y de la naturaleza.
Y quienes han visitado a Fidel no son sólo Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa como suele decir la prensa sectaria, sino también se ha reunido con los presidentes Luiz Inácio da Silva, Cristina Fernández, Mauricio Funes, Michelle Bachelet, Leonel Fernández, Manuel Zelaya en fin. Para desesperación de Washington, recordemos que también ha dialogado con Hu Jintao presidente de China y Dimitri A. Medvedev presidente de Rusia. Y como queriendo remover la mugre de la mente de los indoctos publicistas del imperio, digámoslo: Fidel ha estado con personalidades como Gabriel García Márquez, Stella Calloni, Miguel de Escoto, Atilio Boron, Margaret Chan, Barbara Lee y otros miembros del Caucus Negro Congresional (CBC).
¿Para qué seguir? Suficiente. Como puede verse, hay para todos los gustos e inquietudes (gente de la política, la ciencia, la cultura, la academia) pero ninguno de esos encuentros le agrada al imperio. ¡Qué vamos a hacer! Esa es la fuerza telúrica llamada Fidel.
NOTAS
[1] Luis Báez: Absuelto por la historia, Editorial Ciencias Sociales, La Habana Cuba, 2001, p. 143.
[2] Fidel Castro: Discurso pronunciado sobre la crisis mundial, La Habana, 6 de marzo, 2003. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2003/esp/f060303e.html
[3] Ver Luis Báez, op. cit., p. 96.
[4] Mario Vargas Llosa, El País, España, 19 de agosto de 2006
[5] Andrés Oppenheimer, El Nuevo Herald (Miami), EE UU, 2 de noviembre de 2006
[6] Carlos Alberto Montaner, Firmas Press, 8 de agosto de 2006
[7] Eduardo Galeano: Ser como ellos y otros artículos, Editorial Siglo XXI, México 1992, p. 88
[1] Luis Báez: Absuelto por la historia, Editorial Ciencias Sociales, La Habana Cuba, 2001, p. 143.
[2] Fidel Castro: Discurso pronunciado sobre la crisis mundial, La Habana, 6 de marzo, 2003. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2003/esp/f060303e.html
[3] Ver Luis Báez, op. cit., p. 96.
[4] Mario Vargas Llosa, El País, España, 19 de agosto de 2006
[5] Andrés Oppenheimer, El Nuevo Herald (Miami), EE UU, 2 de noviembre de 2006
[6] Carlos Alberto Montaner, Firmas Press, 8 de agosto de 2006
[7] Eduardo Galeano: Ser como ellos y otros artículos, Editorial Siglo XXI, México 1992, p. 88
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