Estoy convencido de que parte del proceso emancipatorio que vive hoy el sur, con sus triunfos, derrotas, errores y vicisitudes, pasa necesariamente, desde las Malvinas hasta Puerto Rico, por un renovado proceso independentista. Por lo demás, me temo que el verdadero proceso de descolonización, el de las mentes, será mucho más arduo.
Enfrentarse a una entrevista radial o televisiva casi siempre deja un sabor amargo. Deprime el anclaje del pensamiento único en la mente de muchos periodistas. En parte se debe a la dictadura de la billetera que norma la ideología mediática. Pero el problema es también mucho más hondo. Allí también intervienen consensos hegemónicos, ideas y prejuicios arraigados, y, en gran medida, al miedo. El miedo a la “imagen” internacional. ¿Qué pensarán de nosotros? El miedo a la relación con Irán. ¿Qué dirán los EE.UU.?
Hoy, por ejemplo, el gran problema para los medios ecuatorianos no es la traicionera cachetada de las 7 bases al histórico pero incipiente y frágil proceso de integración de la UNASUR. El problema es el cuco Chávez, el supuesto armamentismo venezolano (nunca revisan las cifras antes de hablar), el populismo.Causalidad invertida de medios perdidos en el tiempo.
Lo “normal” es la dominación de los EE.UU. y el hecho de que 5 países tienen derecho de tener armamento nuclear y un asiento permanente en el Consejo de Seguridad con el poder de vetar cualquier resolución de la ONU. Allí no hay dictadura. Lo “anormal” es el intento de diversificar nuestros lazos, de atrevernos a tener relaciones extra regionales que siempre nos han sido prohibidas por el castrante aislamiento del marco inter-americano.
Lo “normal” es que todavía existan reyes en el mundo. Reyes que heredan su corona de padre a hijo, como en los cuentos de hadas. El de España y de las Indias Orientales y Occidentales (así se llama) que nos manda a callar, por ejemplo.
Este miércoles, fueron llamados a votar los habitantes de dos pequeñas islas del Caribe, San Vicente y las Granadinas, que juntas hacen un estado, miembro de la OEA, de CARICOM, y ahora del ALBA, pero en realidad solamente parcialmente soberano, ya que 30 años después de su independencia, la Reina de Inglaterra sigue siendo su Jefa de Estado. La propuesta era cambiar la constitución, despedir a la Reina, con las gracias y todo, despedir también al “comité asesor británico” y a la corte de justicia, asimismo británica (increíble pero cierto), y remplazarla por una corte propia.
La prensa ecuatoriana nunca habló de este proceso. Un día, un conocido periodista me habló de estos nuevos socios del ALBA cuyo nombre “no podemos ni pronunciar”. ¡Qué sintomático! No son, pues, los mercados que tanto anhelan nuestras élites agro-exportadoras. No interesa si nuestros vecinos americanos siguen siendo colonizados por franceses, holandeses, ingleses o estadounidenses.
Lastimosamente, en San Vicente y las Granadinas, los candados de la mente lograron vencer a la propuesta constitucional. 55 a 43%. La gente votó por la Reina, por su blancura, y por todo lo que significa tener vínculos con la modernísima pero decadente Inglaterra.
Estoy convencido de que parte del proceso emancipatorio que vive hoy el sur, con sus triunfos, derrotas, errores y vicisitudes, pasa necesariamente, desde las Malvinas hasta Puerto Rico, por un renovado proceso independentista. Por lo demás, me temo que el verdadero proceso de descolonización, el de las mentes, será mucho más arduo. Manos a la obra, no perdamos un minuto. A vencer el miedo.
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