Los fondos buitres no quieren arreglo,
quieren todo o nada, en unas condiciones leoninas que Argentina no puede
aceptar porque provocaría que otros tenedores de deuda reclamaran las mismas
condiciones.
Rafael
Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
Los buitres del capitalismo quieren "todo o nada". |
En el estadio actual de desarrollo del
capitalismo domina el capital financiero, al que lo caracteriza la
especulación. Se siente cómodo el capital, libre de las ataduras de los bienes
materiales, de las incomodidades de la producción.
La especulación del capital financiero
ha llevado al borde del abismo a países de todo el orbe y ha pauperizado la
vida de millones de personas. Organismos financieros internacionales como el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, por ejemplo, actúan como sus
comparsas o, mejor dicho, como parte de un sistema en el que, tanto el capital
especulativo como ellos ocupan un lugar y juegan un papel. Igual pasa con las llamadas
evaluadoras de riesgo que, como ya se ha demostrado, clasifican a los países en
función de cuán bien se amolden o no a los designios de las normas establecidas
por este sistema.
De más está decir que el sistema trabaja
para que el capital gane. Al capital le interesa reproducirse, crecer, no
necesariamente producir. Produce solamente si no tiene otro ámbito en el cual
crecer. En el espacio de la especulación financiera crece, generalmente, mucho,
sin producir nada. Los grandes capitales especulativos provienen de muchas partes.
¿Quién podría imaginarse que los fondos de pensiones de los dulces abuelitos de
Noruega, por ejemplo, pueden comportarse como fondos buitre, es decir, como
inmorales y avorazados capitales especulativos?
No hay, pues, imágenes de piratas con un
parche sobre el ojo tuerto ni banderas con calaveras y tibias cruzadas: los que
manejan los fondos buitres son señores de traje y corbata, ejecutivos perfumados
que comen en los mejores restaurantes, navegan en yate por el Mediterráneo
y se reúnen en los más sofisticados
edificios de Nueva York. Son, sin embargo, implacables. Tienen la sartén por el
mango y eso los hace prepotentes y abusivos.
Argentina logró reestructurar un muy
alto porcentaje de su deuda internacional a la llegada de Néstor Kirschner al
gobierno, pero un 7% quedó en manos de estos especuladores. Las condiciones de
negociación con ellos son pésimas, empezando por el hecho que se dejan abierta
la posibilidad que sea un juez de Nueva York quien dictamine en caso de
reclamos como los que se han presentado ahora, y aunque el juez norteamericano
que dirime la disputa ha ordenado reiteradamente que las partes negocien, no se
llega a consensos: los fondos buitre no quieren arreglo, quieren todo o nada,
en unas condiciones leoninas que Argentina no puede aceptar porque provocaría
que otros tenedores de deuda reclamaran las mismas condiciones.
Hace quince días, cuando se reunieron
los países del llamado BRICS en Brasil, decidieron crear un banco que funciones
con capital propio y bajo otras reglas que las establecidas en el orden
económico vigente.
Viendo lo que sucede con Argentina se
entiende la importancia que está decisión tiene, y la necesidad de dar pasos
concretos en la estructuración de un nuevo orden económico mundial. Es, claro
está, solamente un paso, pero da una buena señal de hacia dónde debe caminarse.
Cuando se habla del contrapeso que
países como los BRICS pueden generar con este tipo de decisiones como la
creación del banco, se está haciendo referencia precisamente a situaciones como
esta, generadas por quienes son los únicos beneficiarios de un sistema en el
que ponen las reglas de acuerdo a sus
propios intereses.
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