Flacso no deber ser refugio para
funcionarios gubernamentales temporalmente desempleados, sino el espacio para
profesores investigadores de carrera con estabilidad laboral, críticos y
autónomos en su pensamiento.
Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
El miércoles 13 de agosto de 2014, fui
honrado por el Consejo Académico de la sede en Guatemala de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales con la distinción de "Profesor
Investigador Emérito René Poitevin". No me toca a mí discernir los motivos
por los cuales las autoridades de la sede tuvieron a bien honrarme. Pero esto
sucedió en el preámbulo de agotadoras semanas de negociación con el gobierno de
Guatemala. Participé como acompañante
de la sede en la comisión que tenía por objetivo resolver la crisis
institucional generada con motivo de la elección de Director o Directora de la
misma. A reserva de que acaso no se haya dicho la última palabra en relación a
dicha crisis, el hecho cierto es que no fue posible llegar a ningún acuerdo con
el gobierno de Otto Pérez Molina. Por ello el decano del Consejo Superior de
Flacso, Dr. Francisco Rhon, no tuvo más remedio que declarar fallida a la
comisión.
Recibo la "Distinción Profesor e
Investigador Emérito René Poitevin" en un momento crucial de la historia
de Flacso Guatemala, el cual puede tener repercusiones para todo el sistema
Flacso. Se trata de preservar el espíritu que ha animado al mismo y el cual
pude percibir en los cuatro años que tuve el honor de ser Consejero a título
individual en su Consejo Superior. Se trata de un espíritu fuertemente apegado
a lo institucional, respetuoso del Acuerdo constitutivo de Flacso y de los
distintos reglamentos. También a los
usos y costumbres que rigen al ya mencionado sistema Flacso. Flacso es un
organismo internacional, autónomo y también intergubernamental. Esto implica un
sistema en el cual el consenso es la norma y la imposición algo impensable. La
democracia tal como es concebida en la institución es una democracia de
consenso.
Los Consejos Académicos de las sedes,
y los órganos de decisión respectivos en los Programas y Proyectos, son actores
fundamentales como también lo son los gobiernos signatarios del Acuerdo Flacso.
La autonomía de Flacso implica la libertad para elegir los temas de
investigación, los enfoques teóricos que deben guiarlos y la libertad de
cátedra en el caso de los proyectos docentes. Flacso no deber ser refugio para
funcionarios gubernamentales temporalmente desempleados, sino el espacio para
profesores investigadores de carrera con estabilidad laboral, críticos y
autónomos en su pensamiento.
Si bien es cierto que Flacso como
institución tiene que ser ajena a todo
tipo de militancia, también hay que recordar que no puede ser tratada como un
ministerio. El Director/a de Flacso no es funcionario del Presidente. Su
relación con el Estado y con los gobiernos de turno es de respeto y coadyuvancia en la solución de los
problemas nacionales y sociales, independientemente de la ideología de dichos
gobiernos. La relación del Estado y los gobiernos de turno con la Flacso debe
ser de respeto a su autonomía y de cumplir con el acuerdo gubernativo para
financiar sus actividades.
Al parecer esto nunca lo entendió el
gobierno actual. Y esa incomprensión puede ser el preludio de la imposición.
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