Hace un año, la hegemonía
política, militar y económica de EE.UU. parecía consolidada. Un año después
surge un bloque de fuerzas que apunta hacia la superación de esa hegemonía.
Emir Sader / Página12
Hace un año Estados
Unidos estaba listo para atacar a Siria, capítulo previo a un ataque a Irán,
cediendo a las presiones de Israel. Era tan sólo un capítulo más en el
escenario instaurado desde el final de la Guerra Fría, con el rol predominante
incuestionable de EE.UU., que militarizó a todos los conflictos, de Afganistán
a Libia, amenazando extenderlos a Siria e Irán.
Un año después, el cuadro
internacional ha cambiado radicalmente. Salió de la agenda la posibilidad de
bombardear a Siria, se iniciaron negociaciones de paz con Siria e Irán, con
intermediación de Rusia y bajo la protesta aislada de Israel, Arabia Saudita y
de Kuwait. Impotentes para intervenir, EE.UU. y la Unión Europea han tenido que
aceptar, como hecho consumado, la decisión de Crimea de adherirse a Rusia.
Tampoco logran controlar la rebelión de otras regiones de Ucrania que quieren
seguir un camino similar.
Hace un año se anunciaba
la normalización de la vida en Afganistán, Irak y Libia, con la retirada de
tropas norteamericanas en los dos primeros y con realización de elecciones en
los tres países. Hoy los tres se encuentran en avanzado estado de
descomposición, sin Estados nacionales en Irak y Libia, con violencia en
aumento en Afganistán. EE.UU. vuelve a bombardear Irak, intentando frenar la
ofensiva de los sunnitas radicales hacia Bagdad.
Hace un año el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial todavía parecían reinar soberanos en
la economía mundial. Un año después los Brics han fundado un Banco de
Desarrollo y han creado un fondo de divisas para apoyar a países con
dificultades.
Hace un año las potencias
occidentales creían tener a Rusia sometida económica y políticamente. Hoy Rusia
se ha vuelto un actor fundamental en las negociaciones de paz, como en los
casos de Siria e Irán, así como un apoyo indispensable que EE.UU. necesita para
su retirar sus tropas de Afganistán.
EE.UU. y Europa han
decidido una serie de sanciones en contra de Rusia, pero la respuesta de ésta,
con la suspensión de la compra de productos agrícolas de EUA y de la UE,
sustituidas por compras a países de América latina, ha dejado a las potencias
occidentales desconcertadas y en pánico, revelando toda su fragilidad. La
posibilidad de corte de gas por parte de Rusia aterra a Europa. Mientras tanto,
Rusia y China han firmado un acuerdo estratégico de largo plazo, que incluye el
abastecimiento de gas a los chinos por treinta años.
Obama intentaba parecer
lo suficientemente fuerte hasta un año atrás, amenazando resolver las crisis en
Siria y en Irán mediante el uso de la fuerza. Hoy un consenso de opiniones,
dentro y fuera de EE.UU., lo señala como un presidente impotente, incapaz de
actuar en los múltiples frentes que lo involucran.
Hace un año, la hegemonía
política, militar y económica de EE.UU. parecía consolidada. Un año después
surge un bloque de fuerzas que apunta hacia la superación de esa hegemonía.
Todo ello –entre otras
tantas cosas más– se ha dado en el espacio del año trascurrido desde agosto del
2013. Un año en que el mundo, que parecía tener su correlación de fuerzas
congelada, ha empezado a moverse en otra dirección, en la dirección de un mundo
multipolar.
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