sábado, 22 de junio de 2019

Argentina: El corazón de las tinieblas

Más que dos modelos de país, lo que está en juego en las elecciones de octubre es la supervivencia del Estado de Bienestar, máxima expresión de los derechos sociales e individuales conquistados dentro del desarrollo del Estado liberal moderno surgido de la Revolución Francesa, con todos los defectos que le podamos achacar como a los movimientos de izquierda que han quedado rezagados frente al versátil capitalismo voraz.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Aunque no quisiéramos, siempre estamos volviendo al memorable y oscuro relato de Joseph Conrad, publicado el último año del siglo XIX y que dejó una huella imborrable en la literatura como recurso de describir lo indescriptible. Sin nombrar al Congo y su majestuoso río, ni al rey Leopoldo de Bélgica y su ambicioso proyecto de explotación de marfil y tesoros que guardaba esa región, como tampoco la infinidad de esclavos torturados a su paso, pudo exponer una desgarradora historia que lo inmortalizó. Muchos recordarán el film Apocalipsis Now de Francis Ford Cópola de 1979, con un Marlon Brandon despiadado e irreconocible, inspirado en ese gran libro.

Este domingo 16 de junio – cuando se cumplían 64 años del olvidado e inolvidable bombardeo de la Plaza de Mayo por aviones de la Fuerza Aérea de la Marina Argentina, con un millar de ciudadanos entre muertos y heridos arrasados por furiosos gorilas que luego aterrizaron en Uruguay – un “misterioso” apagón en todo el país, sur de Brasil, Paraguay, Chile y Uruguay dejó a millones de habitantes sin luz ni agua, como también sin los elementales servicios, muchos de ellos indispensables para la vida.

Qué pasó, no se sabe. Según el Secretario de Energía, Gustavo Lopetegui (ex CEO de la empresa aérea LAN, exponente de la meritocracia imperante), fallaron los conductores de alta tensión entre Yaciretá y Salto Grande. Pero en definitiva, no sabe. Lo desconoce o, elude las causas, porque comprometen el núcleo de la gestión.

Los que tocamos de oído, que somos la mayoría de la población, tenemos derechos a especular en cualquier sentido, puesto que las empresas prestadoras primero cortan el servicio y luego hay que hacer el reclamo, previo pago de la deuda por más abultada que sea. Y ahora, en reciprocidad nos cabe preguntar: ¿quién pagará ahora los platos rotos? ¿Los simples y sufridos ciudadanos otra vez? ¿Quién se hace cargo? Y ¿el rol mediador del Estado? Porque desde luego, hay entes reguladores en cada provincia para mediar entre las empresas de suministro y los consumidores. Ni pensar en el costo millonario que significaría la demanda judicial en cada caso.

¿Y sí la paranoia nos atravesara pensando en la posibilidad de un atentado cibernético? Porque en tren de elucubrar podemos recordar que ocurrió algo similar en Venezuela hace un tiempo, aunque fueron tres días. Broma o intimidación de los chicos del norte que también podríamos agregar. Amigos son los amigos y favores son favores, podría decir un Donald en campaña de reelección a un Mauri en la misma situación o viceversa. Pero no nos volvamos locos, el florido y primaveral octubre está lejano o no.

Lo grave y por demás, sospechoso, es que nadie más salió a dar una explicación seria, racional y convincente. Claro, podemos entender que era domingo y los funcionarios como cualquier hijo de vecino, no trabaja ese día. Además, se celebraba el Día del padre, más motivos para estar todos recluidos en la intimidad de sus casitas y en familia. 

Pasó un domingo a la mañana, a partir de las 7,06 hs., en un día de poca actividad, pero fatal para hospitales o edificios donde todo funciona con electricidad desde cocinas, calefactores y ascensores. Imaginemos el pánico en salas de urgencias, quirófanos e infinidad de usuarios que no pueden dejar de tener ese suministro indispensable.

Pero… qué hubiera pasado un día de semana con subterráneos, semáforos, etc. y más etc. También debemos agradecer que ocurrió en invierno, cuando el sistema funciona casi a la mitad de su potencial. Si hubiera pasado en un verano tórrido, con todos los aparatos de refrigeración encendidos, hasta habría atenuantes.

Bueno, alguna de las desquiciadas respuestas esgrimidas es que: “estamos tan bien que colapsó el sistema por sobre oferta”. Recuerda otras descabelladas como: “la gente no compra en supermercados porque prefiere hacerlo por Internet”, Marcos Peña (sic) o, “hay una nueva tendencia en Buenos Aires de dormir en la calle” por el aumento de gente en situación de calle. (Clarín). Un verdadero disparate, como tantos que ocurren en este “corazón de las tinieblas” neoliberal armado como para el enriquecimiento y deleite del legendario y aterrador Señor Kurtz, ese personaje sin alma creado por Conrad para encarnar la ambición y perversidad extrema del otrora imperio belga.

Se aumentaron las tarifas de manera descomunal – tal el pretexto de dolarizar el mercado interno – al sólo efecto de mejorar el suministro (justificación nunca comprobable) y darle aire, mucho más que aire a las empresas energéticas; empresas pertenecientes a los grupos amigos e integrantes del gobierno, por si algún desprevenido no se enteró.

Responsables del colapso han sido: Cammessa y Transener empresas surgidas estos últimos tres años para concentrar la oferta (suministro, transporte y distribución domiciliaria), ambas vinculadas a la cúpula de la cúpula. Porque todos los caminos conducen a Roma. Qué pasó entonces, ¿no se hicieron las inversiones necesarias y que se propalaban a los cuatro vientos cuando se les llenaba la boca con denuncias de déficit energético? Vaya uno a saber… o, mejor no saber. Por eso demoraron los twiter oficiales y las comunicaciones del Secretario responsable del área.

También se celebraban elecciones en cuatro provincias, en las que se demoró el acto eleccionario y, en las cuales volvió a ganar el peronismo, sumando más derrotas oficialistas. Cuestión que, además de ponerlos nerviosos los puede llevar a extremos insospechados como este apagón.

Más que dos modelos de país, lo que está en juego en las elecciones de octubre es la supervivencia del Estado de Bienestar, máxima expresión de los derechos sociales e individuales conquistados dentro del desarrollo del Estado liberal moderno surgido de la Revolución Francesa, con todos los defectos que le podamos achacar como a los movimientos de izquierda que han quedado rezagados frente al versátil capitalismo voraz.

El cacareado republicanismo que esgrimen, como su defensa a la democracia, lo vienen sosteniendo en el país desde el golpe a Yrigoyen en 1930, para ir quedándose con todos los recursos, como reversionando sucesivas “conquistas al desierto”.

Es de esperar que este inédito apagón haya iluminado la cabeza de los desencantados, a la de la mayoría sufriente dicididamente opositora y a la de los desprevenidos que aún esperan que las cosas mejoren en el futuro.

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