Panamá y su economía
dolarizada puede perder mucho si no maneja sus relaciones con EEUU, China y
Venezuela de una manera que reduzca las tensiones. Ambas grandes potencias
también pueden perder si no son cuidadosas en sus próximas movidas.
Marco A. Gandásegui, hijo / Para Con
Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
La ‘guerra comercial’
entre Pekín y Washington puede tener repercusiones serias sobre la potencia
emergente asiática. Puede ver su marcha hacia la conquista de los mercados de
América latina parcialmente bloqueada por un diferendo que se centre en el
istmo. La posición geográfica del país - que incluye el Canal de Panamá - son
insumos importantes en los planes de los chinos. Pekín puede decidir dar marcha
atrás en espera de una mejor coyuntura. No parece tener demasiado apuro.
En el caso de EEUU, la
estrategia a largo plazo de sus gobiernos ha sido – desde los tiempos del
presidente Jimmy Carter – poner fin a las ‘causas de conflicto’ con el pueblo
panameño. Un enfrentamiento entre China y EEUU en torno a sus intereses en el
istmo podría interrumpir el tráfico marítimo interoceánico del Canal de Panamá.
EEUU sería muy afectado por la pérdida de la comunicación tanto comercial como
militar. El ‘establishment’ norteamericano (que incluye el aparato gubernamental,
corporaciones trasnacionales y el complejo tecno-industrial-militar) considera
a Panamá más que su ‘patio trasero’. Ve el istmo como el puente que domina la
región. El ‘establishment’ nació con la ‘conquista’ del istmo hace 175 años (el
Tratado Mallarino-Bidlack). Le es difícil – si no imposible, por el momento -
aceptar que se está llegando al fin de una era.
La política económica
del futuro gobierno está amarrada al Canal de Panamá y a su usuario más
importante: EEUU. Al mismo tiempo, el presidente electo, Laurentino Cortizo,
sabe que la República Popular de China es la potencia mundial emergente. Panamá
se encuentra en medio del fuego cruzado en la ‘guerra comercial’ que le declaró
la Casa Blanca a China. Más del 20 por ciento de las exportaciones chinas a
EEUU pasan por el Canal. Casi la totalidad de las exportaciones de grano
norteamericano hacia los mercados orientales (China) pasan por el istmo
panameño. La renta que representa ese intercambio beneficia a Panamá con
alrededor de 6 mil millones de dólares que ingresan a su economía anualmente.
Faltando pocos días
para que Cortizo tome posesión de su cargo, ya formó su gabinete y anunció
algunas medidas que tomará a partir del 1 de julio de 2019. El gabinete está
formado por un conjunto de profesionales del sector privado y del Partido
Revolucionario Democrático (PRD). Es una combinación de figuras jóvenes y
mujeres que trabajarán con veteranos de administraciones del pasado. En materia
de política interna, Cortizo no promete iniciativas novedosas. Tiene serios problemas
en el sector social –educación, salud, entre otros– y en el sector productivo
-agro, industria, construcción– sin propuestas para enfrentar las crisis que se
avecinan.
En varias ocasiones ha
definido su posición frente a las futuras relaciones con China y Venezuela.
EEUU ya le envió al futuro presidente mensajes de lo que esperan de Panamá y
sus relaciones con Pekín. Panamá pretende poner su posición geográfica y el
Canal de Panamá al servicio de un centro logístico que conecte la región
latinoamericana. El enviado del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa
Blanca, Mauricio Claver-Carone, señaló que cualquier cambio del staus quo
en el istmo panameño será considerado por EEUU como un ‘peligro’ para los
intereses de ese país.
El secretario de
Estado, Mike Pompeo, le comunicó por teléfono a Cortizo que esperaba que Panamá
siguiera colaborando con la política de Washington frente a Venezuela. El
gobierno saliente de Panamá ha ‘prestado’ sus bases aeronavales para que EEUU
desarrolle sus actividades contra Venezuela. Igualmente, ha reducido su
comercio y ha recibido oficialmente a una representante que se presenta como
enviada del presidente de la Asamblea Nacional de la Republica Bolivariana.
Cortizo ha sido cauto
en sus declaraciones. En varias ocasiones ha afirmado que quiere que Panamá
recupere el rol de mediador entre las partes en conflicto. Menciona el papel
del general Torrijos que fue central en las negociaciones durante las
insurrecciones centroamericanas en la década de 1970. No manifiesta entusiasmo
por la política errática de Washington que maneja a la OEA y al grupo de Lima
sin una estrategia clara. Debe oponerse al uso de la fuerza en cualquier
conflicto que inmovilizaría a Panamá en medio del ‘fuego cruzado’.
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