La propaganda negra de
la derecha en el país, empezando por el propio presidente Jimmy Morales y su
partido, también el candidato que ocupó el tercer lugar (Edmond Mulet) y otros
actores ultraderechistas, pretenden crear la percepción de un fraude tan grande que debería conducir a la anulación de las
elecciones.
Carlos
Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde
Puebla, México
El miércoles 26 de
junio corrió el rumor de que se estaba fraguando un golpe de estado en
Guatemala. Difícil de creer puesto que hoy los golpes de estado ya no son tan
frecuentes. En realidad la noticia sin fundamento surgió de la decisión de la
Fiscalía General de allanar la Dirección de Informática del Tribunal Supremo
Electoral (TSE). El referido allanamiento se hizo para poder obtener
evidencias, información y copias de respaldo o seguridad de la base de datos
informáticos y digital de la primera vuelta electoral realizada el 16 de junio.
¿Busca la Fiscalía ayudar al TSE o deslegitimarlo?
La derecha guatemalteca
se ha esforzado en difundir la narrativa de que las elecciones recién pasadas
han sido fraudulentas. Han basado sus apreciaciones en el hecho de que en
efecto ha habido inconsistencias alegadamente no sustanciales, entre los datos
registrados y los que inicialmente se reportaron. Todo lo que se ha podido
saber indica que en efecto hubo anomalías como acarreo y compra de votos,
probablemente adulteración de datos y malos recuentos, pero que tales hechos no
alteraron esencialmente los resultados electorales principalmente en lo que se
refiere a las votaciones presidenciales. Tal es el sentir de lo expresado por
algún especialista que se han dado a la tarea de revisar las cifras de las
votaciones y ha adjudicado las inconsistencias a “un error sistemático no deliberado
que no favorece o perjudica a ningún partido en específico”. Otras
inconsistencias se han adjudicado a fallas humanas en el recuento y
consignación de votos que han perjudicado por igual a todos los participantes.
Por todo ello ha sido muy saludable el compromiso del TSE de hacer un recuento
en base a las más de 20 mil actas electorales a efecto de desterrar las
suspicacias.
La propaganda negra de
la derecha en el país, empezando por el propio presidente Jimmy Morales y su
partido, también el candidato que ocupó el tercer lugar (Edmond Mulet) y otros
actores ultraderechistas, pretenden crear la percepción de un fraude tan grande que debería conducir a la anulación de las
elecciones. No es esa la opinión de Alejandro Giammattei, quien debería contender
con Sandra Torres en la segunda vuelta.
Desde hace varios días me he preguntado acerca de la insistencia de la
derecha guatemalteca en la narrativa del fraude Probablemente no les gusta que
haya ganado Torres y su partido (UNE). Este proceso electoral ha estado marcado
por la lucha del Pacto de Corruptos para lograr un resultado que le garantice
impunidad. Aunque Sandra Torres no es Thelma Aldana, representa a una fuerza
que tiene ambigüedad frente a la CICIG. Cualquiera puede conjeturar dicha ambiguedad
cuando se recuerdan los motivos de la renuncia del ex canciller Carlos Raúl
Morales, compañero de la fórmula presidencial de Sandra Torres. En todo caso, la anulación de las elecciones
prolongaría el mandato de Jimmy Morales y daría tiempo a los corruptos. En los
próximos días dilucidaremos los propósitos del allanamiento judicial al TSE. Y
veremos si es sostenible la hipótesis del golpe de estado.
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