Se ha considerado que el informe especial de 2018 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC, es el más importante en la historia del grupo de expertos. Fue, más que una llamada de atención, una sólida advertencia, el momento humano para limitar el calentamiento a 1.5 °C como tope, para lo cual se requieren transiciones sin precedente en todos los aspectos de la vida.
John Saxe-Fernández / LA JORNADA
En el texto se subraya el hecho de que ya estamos padeciendo las consecuencias de un calentamiento global de un grado Celsius, que ha significado condiciones meteorológicas extremas, crecientes niveles del mar y un menguante hielo marino en el Ártico, así como letales olas de calor, lo que significa millones de personas expuestas a inundaciones, daños de infraestructura en zonas bajas, extinción de especies, insectos, plantas y vertebrados, que con un aumento de 1.5 grados Celsius pierden más de la mitad de su hábitat.
¿Qué se hizo al respecto desde entonces? Hacia la COP27, la ONU señaló que el mundo todavía está muy lejos del objetivo de mantener el calentamiento global por debajo del umbral peligroso.Según nota de CNN (Ella Nilsen y Radina Gigova, 26/10/22) la ONU informó que el calentamiento global aumentará entre 2.1 y 2.3 grados Celsius, peligrosamente alto y mucho más allá de los 1.5 grados.
En otro informe The Lancet apunta que gobiernos y empresas siguen dando prioridad a los combustibles fósiles en detrimento de la salud de las personas. Según el informe, citado por CNN, las olas de calor extremo en 2020 provocaron un aumento de 68 por ciento en muertes relacionadas con este fenómeno.
Lo que sigue prevaleciendo es la injusticia climática. Según datos científicos disponibles cuatro países son los que tienen más responsabilidad por las emisiones de CO₂ en perspectiva histórica: Estados Unidos, con 24.5 por ciento; China, 14; Rusia, 6.8, y Alemania, 5.5 por ciento. Cerca de 190 países en conjunto serían responsables por la otra mitad.
¿Cuánto de energía se consume per cápita? Estados Unidos está entre los países líderes al emitir 16 toneladas de dióxido de carbono (CO₂) per cápita al año, mientras en Argentina la cifra es de cuatro toneladas y en Uganda es de 0.1 toneladas per cápita al año. Esto significa que una familia estadunidense típica de cuatro integrantes es responsable de las emisiones de 16 argentinos, 600 ugandeses o una villa somalí de 16 mil habitantes. (ver Elizabeth Kolbert, Annals of a Warming Planet, The New Yorker, 21/11/22).
A 30 años de la memorable Cumbre de la Tierra, (Río de Janeiro, 1992) se elevó la voz de alarma sobre el calentamiento planetario en histórico discurso del presidente cubano Fidel Castro Ruz. (ver Mañana será demasiado tarde.facebook Cubadebate, subido el 5/06/22). En ese momento las emisiones de CO₂ estaban en alrededor de 22 mil millones de toneladas y había que reducirlas prácticamente a cero. Durante la conferencia de Kyoto, 1997 ya habían aumentado a 24 mil millones, por lo que el Protocolo de Kyoto consignó compromisos vinculantes. Esa característica fundamental fue abolida por iniciativa de Estados Unidos y desde entonces no hay obligaciones vinculantes en ninguna de las conferencias hasta la fecha.
Los resultados están a la vista. Para Copenhague 2009, las emisiones ya ha se habían incrementado a 32 mil millones de toneladas al año. La cifra alcanzaba 35 mil millones durante la COP21 (París, 2015). La capa de hielo del Ártico se ha venido derritiendo, muchos glaciares han perdido en tiempo récord miles de millones de toneladas de hielo y olas de calor se acentúan en todo el mundo, pero hay regiones más expuestas, como las tropicales, y el IPCC, en su informe de 2021, advierte que existen límites fisiológicos a la temperatura que un ser humano puede soportar (Agence française de développement, AFD, 6/08/21).
El problema climático no es un asunto meramente atmosférico, sino también es de clase, como lo muestra un estudio de Oxfam sobre justicia climática, Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono (Tim Gore, 21/09/22). Al respecto, la activista ambiental del Chad, Hindou Oumarou Ibrahim, señala que los pueblos indígenas soportan desde hace tiempo el peso de la destrucción ambiental y
ha llegado el momento de escucharnos, integrar nuestros conocimientos y dar prioridad a salvar a la naturaleza antes que a nosotros mismos, mientras Sharan Burrow, lideresa sindical, exige una transición justa para las trabajadoras y trabajadores, sus familias y comunidades. Los jóvenes menores de 35 años exigen estar representados, pues no tienen voz en los procesos de toma de decisiones, por lo que la única enviada especial de la juventud designada, la egipcia Omnia El Omrani, de 27 años, reclama una cuota específica, que se hable más de pérdidas y daños para los países en desarrollo y que no se rindan en conseguir el tope de 1.5 grados Celsius de calentamiento global, que ya es una catástrofe.
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