Siempre hubo pobres y los habrá, machaca en el inconsciente colectivo un viejo adagio inventado por algún rico desde los albores de la civilización mercantilizada, racionalizada al extremo por el utilitarismo capitalista industrial que induce al consumo sin límites e infinitamente más en esta etapa financiera.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
En ese clima aberrante, de desigualdades extremas, quieren volver al frustrado blindaje y a las recetas de un resucitado Domingo Cavallo, quien ya integra los equipos de asesores de la precandidata a presidenta, actual presidenta del PRO.
Dentro de los dislates vistos últimamente, está el criticado spot publicitario del actual legislador de la CABA, Roberto García Moritán y ex precandidato a Jefe de Gobierno por Republicanos Unidos, decimos ex precandidato porque en las últimas horas se bajó – tal vez por los efectos no deseados de los publicistas del spot – y se plegó a Jorge Macri, primo del ex presidente, quien también se alegró de esa decisión.
Pero vayamos a la filmación que mostraba García Moritán, esposo de la modelo y conductora Ana Carolina Ardohain, más conocida como “Pampita”, allí decía el impetuoso legislador: “Una avenida que conecta el norte con el sur de la ciudad. En el medio, un edificio que concentra todos los piquetes protestas y los acampes”… “Este año tenemos la gran oportunidad de recuperar el orden y la libertad”.
El spot contiene un mensaje que precisa expresamente: “La imagen de Evita será relocalizada a cargo del gobierno nacional”[1]. Cabe aclarar para quienes no conocen el centro de la Ciudad de Buenos Aires, la avenida a que se refiere el desbocado militante, es la Avenida 9 de Julio, “la más ancha del mundo”, según el tradicional orgullo porteño, donde está el Obelisco y el edificio que se desploma es el del actual Ministerio de Desarrollo Social de la Nación de 22 pisos, en cuyos frente norte y sur tiene la imagen de “La abanderada de los humildes, Eva Perón”, sugiriendo de un plumazo, terminar con los reclamos y desde ya, con los derechos sociales adquiridos de los argentinos. Algo que el borrado ex presidente, instaba en las entrevistas con “dinamitar” todo lo hecho por los gobiernos peronistas.
Siguiendo idéntica línea, el PRO viralizó en las redes el cantito coreado por jóvenes militantes: “Yo la quiero a Patricia de presidente, para que construyamos este presente, para que construyamos una Argentina, en la que estemos todos menos Cristina…”
De terror, simplemente de terror. No cabe otra expresión en una democracia. Más teniendo en cuenta el magnicidio sufrido por la vicepresidente hace más de un año, donde estos dirigentes le restaron importancia al frustrado atentado, haciendo caso omiso a la crítica interna y de dirigentes y analistas políticos de todo el mundo.
Cultivando ese negacionismo que los caracteriza, porque se les llena la boca con la palabra república y sus instituciones o, el desgastado y tergiversado concepto de libertad, siguen alimentando el odio a través de la usina de medios que manejan.
Con una inflación en leve descenso, con los cachetazos semanales que despliega la negociación de la deuda con el FMI, los salarios de los trabajadores y los jubilados van a la saga, mientras los CEOS de las principales empresas, multiplican sus jugosos emolumentos, decenas de veces. De allí que CFK, siempre recuerda que no hay que poner tanto el acento en las necesidades insatisfechas de los pobres, sus salarios, los subsidios y ayudas de diversa índole que puede suministrar el Estado, sino observar cómo crecen las ganancias de los sectores acomodados de la población, cuestión que podría orientar políticas tendientes a cortar de plano las elusiones, las fugas de capitales, las evasiones multimillonarias de impuestos y, desde luego, desarticular una justicia amañada al servicio de los poderosos e intentar poner freno a las obscenas desigualdades sociales. Cuestión que, como se decía hace décadas, eso es “Argentina año verde”.
Para promover un poquito de envidia, los chicos del norte han dado la nota estos días, incautándole bienes al multimillonario empresario británico Joe Lewis, dueño del club de fútbol inglés Tottenham Hotspur. Los fiscales federales lo acusaron de canalizar ilegalmente información no pública a asociados para comerciar con ella. Los fiscales de Manhattan lo acusaron el martes de dar propinas a amigos y asociados, incluidos sus pilotos, asistentes personales y parejas, de 2019 a 2021.
Convengamos que este señor de 86 años, amigo del ex presidente Macri, tiene una propiedad en Lago Escondido, donde es amo y señor de un territorio estratégico a la defensa nacional.
No miremos a los pobres, a la gente que vive en la calle y afea las ciudades y deben ser desalojados como residuos, como dice el actual precandidato de la CABA, Jorge Macri, lo interesante sería husmear un poquito en la gente elegante y paqueta que se sirve de los magros bolsillos de los de abajo que, influenciados por los medios, intenta parecerse muy, pero muy a la distancia de aquellos arquetipos que le pinta la publicidad.
Mientras la remuneración promedio de los trabajadores registrados no alcanzó los 300 mil pesos en mayo, los directores ejecutivos, los famosos CEOS, cobran hasta 8 millones de pesos brutos, son contar con otros beneficios de sus puestos laborales, según un relevamiento privado. Siguiendo con la información, el salario de una empresa grande, fue en mayo 35 veces mayor que el salario promedio de los trabajadores registrados en el RIPTE y, 91 veces más que el salario mínimo de ese mes. Los datos son el resultado del estudio de Remuneración Argentina 2023 que realizó la consultora Michael Page y se basa en entrevistas realizadas entre abril y mayo de 2023[2].
Siempre hubo pobres y los habrá, machaca en el inconsciente colectivo un viejo adagio inventado por algún rico desde los albores de la civilización mercantilizada, racionalizada al extremo por el utilitarismo capitalista industrial que induce al consumo sin límites e infinitamente más en esta etapa financiera. Lo sabemos. Pero como lo sabemos, desde los márgenes, desde ese eufemismo que nos relega a habitantes de países emergentes, nos cabe la pregunta: ¿emerger, de qué? si desde nuestra infancia institucional siempre hemos estado en un pozo; abismo que la pandemia transformó en sima, un verdadero osario de frustraciones colectivas que, hasta las posibles soluciones disuasorias en la interminable discusión con el Fondo, no pasan de eso. Un engaña pichanga más.
Conscientes de ello, de la barrera de obstáculos que instala día a día la derecha en su amplio abanico de versiones, sin ninguna promesa de solución, con el sólo objetivo de bancar los intereses restringidos de la minoría, los de abajo, debemos doblegar las energías y volver al ruedo cada día dispuestos a defender los derechos adquiridos en décadas de lucha; marcar la cancha en las calles, en las escuelas y universidades, en las fábricas y los talleres; en los pueblos y en las ciudades de este vasto territorio.
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