sábado, 13 de julio de 2024

Francia: un durísimo revés para la ultraderecha

 Más allá del resultado positivo en las elecciones de Francia y también en Inglaterra, el asedio de la ultraderecha en Europa y el mundo entero no para.

Consuelo Ahumada / Para Con Nuestra América

“El pueblo francés ha rechazado claramente el peor escenario posible”, señaló Jean Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa (FI) y del Nuevo Frente Popular (NFP), tras conocerse los resultados electorales. Cientos de personas se congregaron en las calles de París a celebrar la derrota del neofascismo. Se escucharon dos himnos emblemáticos de las revoluciones francesas, la Marsellesa y la Internacional.
 
Y no era para menos. La tensión era extrema, por lo que el alivio fue enorme, no solo en el país sino en el mundo entero. En medio de turbulencias y crisis, generadas por la globalización neoliberal y la pandemia, proliferan organizaciones y partidos de ultraderecha, en particular en el viejo continente. Varios han llegado al gobierno.
 
Hace un mes hubo una fuerte alarma por su notorio avance en las elecciones del Parlamento Europeo en varios países, pero en especial en Francia, Alemania e Italia.
 
Como resultado, el presidente francés tomó la decisión inconsulta de disolver la Asamblea Legislativa y convocar elecciones anticipadas para el 30 de junio y el 7 de julio. En la primera ocasión ganó el partido Reagrupamiento Nacional (RN), de la ultraderechista Marine Le Pen (33.1%), seguido por la izquierda (28%), y Ensemble, la fuerza de Macron (20%).
 
Pero una semana después se revirtió la tendencia y el resultado: primero, el NFP; segundo, Ensamble y tercero la temible RN.  
 
¿Cómo se dio tan importante giro? En cuestión de horas, se conformó un frente republicano, una alianza entre la izquierda y el centro, con el objetivo de impedir que la ultraderecha y el neofascismo obtuvieran mayoría absoluta de escaños para conformar el gobierno.
 
Por supuesto que la alianza implicó esfuerzos y sacrificios. Se retiraron muchas candidaturas de los partidos aliados con el fin de apoyar a quienes tuvieran mejores opciones. Hubo una enorme movilización nacional. Hasta el astro del futbol Kylian Mbappé, además negro e inmigrante, calificó el resultado de la primera vuelta como catastrófico y llamó a derrotar a Le Pen. En plena Eurocopa.
 
La conformación de un frente republicano tiene trayectoria en la historia reciente de Francia. Desde finales de los ochenta ha sido una política muy efectiva para evitar que la ultraderecha, representada por los Le Pen, primero Jean-Marie con su Frente Nacional y luego su hija y sucesora Marine, con el RN. Ello llevó a respaldar primero al conservador Chirac (2002) y después a Macron (2017 y 2022).  
 
Pero, más allá del resultado positivo en las elecciones de Francia y también en Inglaterra, en donde los conservadores fueron derrotados, dando paso a un gobierno laborista, el asedio de la ultraderecha en Europa y el mundo entero no para. Por ello, no puede bajarse la guardia.
 
¿Qué defiende Marine Le Penn? En reciente entrevista en CNN aclaró que su partido no era de ultraderecha sino que estaba entre el centro derecha y el centro izquierda. Como siempre, el disfraz de centro. Habló de unas elecciones emancipatorias en las que los franceses tomarían el control de su propio destino.
 
Con esta respuesta, insistía en su tendencia a desmarcarse de su padre, a quien ella misma expulsó del partido en 2015. Pero salvo cambios cosméticos, sigue su misma línea.
 
Cuestiona a la Unión Europea, respalda a Israel en el genocidio contra Palestina. En lo interno, confronta a Macron e intenta llegar a una juventud, cada vez más escéptica y frustrada por la falta de oportunidades y los recortes públicos. Llama a subir salarios, rechaza la ampliación de la edad de jubilación, defiende la exención de impuestos a las familias más vulnerables y un mayor empleo para jóvenes.
 
Pero el punto central de su programa es la inmigración y la defensa de la identidad blanca, un reflejo de su xenofobia y racismo, en un país con larga historia colonial y enorme población inmigrante. Sus discursos antigénero y homófobos son notorios.  
 
Anunció que emprendería desde el poder reformas tendientes a reducir la inmigración y concretaría la expulsión de inmigrantes ilegales.
 
Propone cambiar el derecho de suelo (quien nace en Francia o reside allí por al menos cinco años es francés/a), por el de sangre (solo lo son quienes tienen progenitores franceses). 
 
Quiere acabar con las ayudas públicas a los inmigrantes y reservarlas solo a la población nativa francesa, así como garantizar su prioridad en el acceso a vivienda social y al empleo público. Anunció la exclusión de quienes tengan doble nacionalidad de cargos estratégicos en el gobierno.
 
Por su parte, el NFP, conformado por varias organizaciones de izquierda y progresistas, defiende un programa opuesto.
 
 Se compromete a la derogatoria de la reforma de las pensiones de Macron que retrasó la edad de jubilación, entre otras medidas nefastas.
 
Defiende un incremento del salario mínimo a 1.600 euros netos, aumento en un 10% la nómina del Estado, incremento de los salarios de los becarios. Propone congelar los precios de artículos y servicios básicos, incluidos energía y combustible.
 
La vivienda social también es una prioridad, así como la sanidad y la educación públicas. Asimismo, se compromete con la reforma de la Política Agraria Común (PAC). Anunció que restablecerá el impuesto de patrimonio, reformará el impuesto de sucesiones e impulsará las energías renovables.
 
En materia de política internacional, defiende a Palestina, anuncia que suspenderá el apoyo a Ucrania y acabará con la sumisión a EE, UU.   
 
Claramente, es un programa orientado a la inversión pública y social, la defensa de la soberanía nacional, y el rechazo a la guerra, en abierto desafío a las políticas de Macron y de los organismos financieros internacionales.
 
En la coalición triunfadora, Francia Insumisa obtuvo el mayor número de diputados y Mélechon es la figura más destacada. Sin embargo, parece no contar con la fuerza para convertirse en primer ministro. Falta ver qué sucederá en la negociación interna del NFP y con Macron.
 
 Por último, Mélechon tiene estrechos vínculos con el Grupo de Puebla y los gobiernos progresistas de Latinoamérica y el Caribe. Y esto resulta muy alentador.  

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