El
27 de octubre el mundo nuevamente rechazará el bloqueo a Cuba por ilegal e
inmoral, y por respeto y admiración a un pueblo que lo ha resistido con coraje
y sacrificio durante más de cinco décadas.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela
Desde
que se comenzó a aplicar el bloqueo a Cuba, su transitar ha sido contradictorio
y obtuso. Estados Unidos ni siquiera, desde el punto de vista del concepto, ha
querido aceptar su formulación y ejecución, utilizando para ello el eufemismo
de “embargo”, confirmando de esta manera incluso, que terminológicamente, debe recurrir a la falsedad a fin de sostener una
política injusta, que además ha fracasado de manera estrepitosa.
El
embargo es un término jurídico que dice relación con una acción judicial
mediante la cual ciertos bienes quedan afectados hasta extinguir una obligación
pecuniaria, a fin de que no puedan ser utilizados por el afectado ni en su
propio provecho ni en el de terceros.
Resulta evidente que en el caso que nos convoca, no hay obligación de
Cuba para con Estados Unidos, toda vez que el origen de esta acción tiene
claras motivaciones políticas, cuyos fundamentos se basan en la decisión
soberana emprendida por el pueblo cubano de iniciar en 1959, un camino de
desarrollo independiente y soberano, liberándose de la tutela que había
ejercido por 60 años la potencia imperial. Además, ningún tribunal ha juzgado a
Cuba, ni se ha probado delito alguno que pudiera justificar tal medida.
Hablar
de bloqueo, establece con precisión el ejercicio emprendido a partir de una
actitud imperial, si se considera que éste se define como un acto de guerra, de
hostilidad contra un enemigo al que se le pretende doblegar a través de
acciones que buscan impedir que obtenga suministros, mantenga sus
comunicaciones y evite que pueda desarrollar sus actividades con normalidad. El
problema, en este caso, es que Cuba jamás le ha declarado la guerra a Estados
Unidos y, éste formalmente tampoco lo ha hecho. Por eso es que se ha visto
obligado a eludir el término que conceptualmente define esta criminal política
contra Cuba.
54
años después, período en el que 10 presidentes han pasado por la Casa Blanca,
el bloqueo contra Cuba ha mostrado su ineficacia para cumplir los objetivos que
se había propuesto, como lo ha
reconocido el propio inquilino actual de la sede del gobierno estadounidense. El entramado jurídico que sustenta el bloqueo
está montado sobre la Ley de Asistencia
Exterior de 1961, la de Administración de las Exportaciones de 1979, la
Torricelli de 1992 y la Helms-Burton de 1996. Todas fueron aprobadas por el
Congreso de Estados Unidos y es esa instancia la que debe revocarlas, sin
embargo, como dio a conocer la Directora
General de Estados Unidos en el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores,
Josefina Vidal, “el Presidente tiene posibilidades, yo diría que ilimitadas, para
vaciar al bloqueo de su contenido fundamental”.
Durante
el último año (para que sirva de referencia), la política emprendida por el
gobierno estadounidense significó que la economía y la sociedad cubana fue perjudicada en un monto calculado en
3.850.916.000 dólares, en su mayor parte (70%) por dificultades e impedimentos
para realizar exportaciones de bienes y servicios. Las prohibiciones por el
cierre del mercado estadunidense aumentaron 196% en este período. Así mismo,
las medidas punitivas afectan los inventarios que deben mantenerse inmovilizados
en el territorio cubano mientras puedan trasladarse a destinos más lejanos y la
reducción de la inversión extranjera por temor a represalias y sanciones a las
empresas que comercien con Cuba.
Hoy
esta medida es repudiada por todo el mundo. En 1991, por primera vez Cuba
presentó un Proyecto de Resolución contra el bloqueo durante el 46to. Período
de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, pero tuvo que ser
retirado con posterioridad debido a las fuertes presiones ejercidas por Estados
Unidos sobre muchos países. A pesar de ello, a partir de 1992 cuando 59 países
la apoyaron y solo 3 la rechazaron, durante 23 años seguidos, la aplastante
mayoría de naciones (incluyendo todas los de América Latina y el Caribe) que
llegaron a 188 el año pasado, rechazaron el intento estadounidense de aislar a
la isla antillana. Por el contrario, como expresión de otro gran revés de su
política exterior, Estados Unidos se ha
quedado solo apoyado por Israel en la votación anual.
En
la reciente Asamblea General de este año, Jefes de Estado y gobierno de países
de todos los continentes, alzaron una vez más su voz para repudiar tal
política. A través de sus máximos
representantes, pueblos tan distantes y de gobiernos de diversas ideologías,
como los de Ghana, Panamá, Serbia, Benin, Guinea Ecuatorial, Comores, Laos,
Vanuatu, Namibia, México y Mozambique por citar algunos, clamaron por el cese
del bloqueo a Cuba.
En
este marco, pareciera un contrasentido la visita de Penny Pritzker, Secretaria
de Comercio del gobierno de Estados Unidos a Cuba. Tal vez podría entenderse
este viaje como un intento del presidente Obama de presionar al Congreso para
que acelere la derogación de las leyes que mantienen el bloqueo, sin embargo
como señala el destacado analista cubano Esteban Morales, la funcionaria
estadounidense al comentar algunas medidas tomadas por su gobierno el pasado 18
de septiembre puntualizó que “las
últimas regulaciones estaban diseñadas para apoyar al sector privado emergente
en Cuba y colocarnos más cerca de alcanzar los históricos objetivos de política
del presidente Obama”. El mismo Morales reflexiona al respecto “Su histórico
mesianismo y la prepotencia los lleva a pensar que los demás somos tontos.
Están tan acostumbrados a manipular a los otros y que les salga bien, que
llegan a veces a desplegar una diplomacia tonta. Por eso su mayor reto será
continuar negociando con Cuba de manera equilibrada y en igualdad de
condiciones. Con respeto de su soberanía e independencia…”
En
tal contexto, durante su reciente visita a Estados Unidos para participar en la
Asamblea General de la ONU, el presidente de Cuba, Raúl Castro, fue enfático al
referirse al tema del bloqueo durante su intervención en la magna cita. Así
mismo, en la reunión bilateral que sostuvo con el presidente estadounidense, en
un ambiente “respetuoso y constructivo”, según informó el canciller cubano
Bruno Rodríguez, el mandatario cubano le
reiteró a Obama su opinión respecto de que va a haber relaciones normales entre
Cuba y Estados Unidos cuando el bloqueo, que causa daños y privaciones al
pueblo cubano y afecta los intereses de los ciudadanos estadounidenses, sea
levantado.
De
igual manera, el máximo responsable cubano de la política exterior expuso que
el ritmo del proceso hacia la normalización de las relaciones entre los
gobiernos de Esta¬dos Unidos y Cuba dependerá del levantamiento del bloqueo,
que persiste en su totalidad y está en completa aplicación. Por ello, y
considerando que el proceso de restablecimiento y normalización de relaciones
no ha significado cambios sustanciales
respecto del bloqueo, Cuba presentará nuevamente un proyecto de
resolución similar al de los 23 años anteriores. Este proyecto será debatido y
votado por la Asamblea General el próximo martes 27 de octubre.
Vale
decir, que también al interior de Estados Unidos, son cada vez más, los que
alzan sus voces para exigir el fin del bloqueo. En una declaración emitida por
Engage Cuba, un grupo lobbysta de Estados Unidos que favorece las relaciones
bilaterales, al referirse a la visita de las Secretaria Pritzker expuso
que la misma es “un avance positivo que
fortalecerá el momento sin precedentes en las relaciones Cuba-Estados Unidos”
para concluir reafirmando que “A la vez que aplaudimos este viaje, consideramos
absurdo que la política de Estados Unidos prohíba a nuestra propia Secretaria
de Comercio promover las exportaciones estadounidenses durante su viaje a Cuba.
El Congreso debe hacer su trabajo y levantar el embargo para un mejor
fortalecimiento de los negocios en ambos países”.
Por
su parte, en una carta fechada el pasado 8 de octubre y enviada a los líderes del Congreso de Estados Unidos,
nueve gobernadores de ese país han solicitado el levantamiento del bloqueo, por
ser un impedimento para la normalización de las relaciones entre ambos países.
En la misiva exteriorizaron que “Como gobernadores de los estados de Estados
Unidos, escribimos para compartir nuestro apoyo al fin de las sanciones
comerciales actuales impuestas contra Cuba. Es hora de que el Congreso tome
medidas y retire las restricciones de viaje, financieras y otras que impiden
una relación normal y el comercio entre nuestro país y Cuba”.
Así
mismo, conocidas encuestadoras de Estados Unidos han mostrado que en los
últimos meses ha habido un sustancial crecimiento del rechazo de la población y
sectores sociales de ese país al mantenimiento del bloqueo a Cuba. En
particular, esa cifra es aplastante entre los ciudadanos estadounidenses de
origen cubano. Entre ellas, están la encuestadora Bendixen, Public Policy
Polling, Universidad Internacional de la Florida, Hearst Corporation, el Pew
Research Center y la empresa Associated Gik quienes confirmaron lo señalado anteriormente.
Ya
hace un año, el 12 de octubre de 2014, The New York Times, el medio de comunicación
más influyente del país, publicó un editorial en el cual señalaba el beneficio
que significaba para los dos pueblos la
eliminación del bloqueo y el aumento de los mecanismos de intercambios
culturales.
En
este contexto, será verdaderamente interesante constatar qué postura asumirá
Estados Unidos el próximo 27 de octubre. Un voto en contra, sería reflejo de
una actuación contradictoria con el discurso del presidente, y de alguna
manera, expresión de la debilidad que se ha hecho manifiesta en sus últimas
decisiones de política exterior. Otras opciones, son que se abstenga o se
ausente de la sala durante la votación. Más que una decisión referida a un tema
internacional, la misma se sustentará en consensos y equilibrios internos que
el presidente considerará, sobre todo cuando la campaña para elegir su sucesor
o sucesora está lanzada. Queda por ver también que hará Israel en esta
situación. Lo único seguro, es que el 27 de octubre el mundo nuevamente
rechazará el bloqueo a Cuba por ilegal e inmoral, y por respeto y admiración a
un pueblo que lo ha resistido con coraje y sacrificio durante más de cinco
décadas.
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