El
destacado papel que tuvo el magisterio en las transformaciones revolucionarias
de Yucatán es de valorarse, no sólo como un hecho histórico, sino como la
muestra de la importancia de quienes tienen a su cargo la formación de las
nuevas generaciones mediante la entrega de su esfuerzo y vocación.
Desde
Yucatán, México
"Salvador Alvarado", mural de Fernando Castro Pacheco. |
I
La
llegada del general Salvador Alvarado en 1915 a Yucatán, marcó el inicio de una
nueva época histórica, significó la consolidación del proyecto revolucionario y
la consumación de grandes aspiraciones sociales que se venían anhelando desde
los años de la dictadura porfirista. En el contexto yucateco, Salvador Alvarado
encontró desde el inicio las condiciones necesarias para poder materializar las
transformaciones económicas, sociales y culturales que la entidad requería. La
condición de estadista del general sinaloense se refleja en su sensibilidad y
audacia para escuchar y retomar las demandas sociales que se venían cultivando
en Yucatán, abrió los ojos y escucho de manera positiva las experiencias
revolucionarias que le precedían, quedando estas manifiestas en las leyes y
decretos que durante su gobierno promulgó. Es decir, Salvador Alvarado
reorganizó en materia legal las estructuras del Estado, preparando el camino
para las futuras contribuciones que de su gobierno emanarían a la Constitución
de 1917 y a la Constitución del Estado de 1918. Las “Cinco Leyes Hermanas” y
las subsecuentes leyes en materia educativa son el aporte principal del
gobernador precosntitucional, leyes que se nutrieron de las voces de los
actores sociales involucrados, un ejercicio que debe servir de ejemplo, debido
a que Alvarado supo hacer participes a los sectores necesitados de su propia
mejoría, incrementando una serie de mecanismo y abriendo canales de expresión
social, por ello sus reformas legales tuvieron la aceptación, pues no son leyes
implementadas por decreto de arriba hacia abajo, muy al contrario, son la
expresión jurídica de la palabra de obreros, campesinos y sobre todo maestros
revolucionarios. Como ejemplo, uno de esos canales de expresión abiertos fue el
Congreso Pedagógico celebrado del 11 al 16 de septiembre de 1915, donde se dio
cause a todo el movimiento magisterial revolucionario que en Yucatán llevaba
décadas organizándose y pugnando por una mejor educación.
II
Desde
años antes de la llegada del general Salvador Alvarado a Yucatán, se venían
manifestando una serie de inconformidades sociales y políticas, que serían base
en las transformaciones revolucionarias. Desde 1907 se había creado la Unión de
Obreros Ferrocarrileros en la que tuvo una participación decisiva Héctor
Victoria Aguilar, siendo impulsor de mejoras laborales y diputado del Congreso
Constituyente de 1916-1917. Su valiosa aportación puede observarse en la Ley del
Trabajo de 1915 promulgada por Salvador Alvarado, ley que recoge las demandas
del grupo de obreros ferrocarrileros que en 1911 habían realizado la primera
huelga con esperanza de alcanzar mejoras en su vida laboral y cotidiana. En el
caso educativo, el 23 de noviembre de 1912 se había fundado la Unión de
Profesores de Yucatán, cuyo presidente fundador fue al profesor Vicente Gamboa
Araujo. Esta agrupación tuvo como objetivo el mejoramiento de la enseñanza y la
condición social del profesorado yucateco, fomentando el intercambio de ideas,
la confraternidad y la protección de los intereses comunes, mediante la
dignificación de los profesores. La agrupación se caracterizó por su elevado
empeño en mejorar la educación en el estado. Para ello organizó “conferencias
pedagógicas” impartidas por los más destacados profesores del momento, quienes
daban a conocer los avances teóricos y sus experiencias en los diferentes
sistemas educativos. También fomentaba la defensa de los derechos laborales del
magisterio y los valores patrióticos. Una de sus principales medidas para
contribuir a la difusión y discusión de las ideas educativas fue la edición de
una revista mensual dirigida por el profesor Albino J. Lope titulada El Paladín Escolar. Todas estas acciones
ubicaron al magisterio en una posición primordial durante las primeras décadas
del siglo XX, por lo que los profesores se convirtieron en actores
fundamentales para la construcción de los ideales revolucionarios en todo
Yucatán.
III
El
Congreso Pedagógico de 1915 tuvo como sede el Teatro “José Peón Contreras”,
albergando a más de dos mil profesores de los diferentes partidos que componían
la geografía política de Yucatán en esos años, hombres y mujeres consagrados a
la misión de enseñar, pudieron expresar, debatir y contribuir a las reformas
educativas que tanto habían anhelado. Los días que duró el Congreso Pedagógico
fueron de elevada agitación magisterial, las posturas y la expresión de las
diferentes corrientes ideológicas y de las últimas teorías pedagógicas fueron
el aliciente para mantener el ánimo y a la atención de la sociedad en el
devenir de la educación, las páginas de La
Voz de la Revolución, cubrieron los pormenores y publicaron importantes
debates entre los profesores.
Como
testimonio de dicho evento se publicó la Reseña
histórica del Primer Congreso Pedagógico de Yucatán, bajo la coordinación del ameritado profesor Rodolfo Menéndez de la
Peña, quien además, tuvo a su cargo la organización general del Congreso. Las
memorias dan muestra de la relevancia de la discusión, en ella se publicaron
los discursos inaugurales y de clausura dictados por Salvador Alvarado y por
Rodolfo Menéndez, pero además, incluye el listado de los profesores
participantes con dados sobre su escuela de origen y partido al que pertenecían,
además, da a conocer las principales contribuciones en materia de discusión,
pueden leerse las intervenciones de los profesores José de la Luz Mena,
Candelaria Ruz Patrón, Agustín Franco, Rodolfo Menéndez, Vicente
Gamboa Araujo, entre otros. Los debates acontecidos durante el
Congreso sirvieron de base a las transformaciones futuras, entre los
principales temas analizados podemos citar a la educación mixta, la enseñanza
agrícola, la escuela racionalista y la educación rural. De igual forma se dio inicio
a discusiones que años más tarde se verían materializadas como por ejemplo, el
lugar de la mujer en la sociedad y la enseñanza que de manera particular
recibía, pues recordemos que meses más tarde, en enero de 1916 tendría lugar el
Primero Congreso Feminista, en el que destacadas profesoras llevarían la
vanguardia en las propuestas.
IV
El 16
de septiembre de 1915, al finalizar el Primer Congreso Pedagógico, Salvador
Alvarado pronunció un discurso dirigido al magisterio, en el cual, lo alienta
para cumplir el que consideraba era el más grande deber de la Revolución:
“Ustedes traicionarán a la Patria, si no cumplen con su deber; al maestro está
encomendada la redención del pueblo y para ello no deben escatimar ni energías
ni oportunidad que yo, por mi parte, lo abandono todo para hacer girar el
volante del Progreso que tiene como eje la educación primaria. La mejor
política; de un gobierno es la protección a la escuela y al maestro, es mi
política, contad con ello”.
Con
la misma fuerza y seguridad les encomienda la tarea a realizar con su accionar
pedagógico por todo el Estado: “la cuestión palpitante, la cuestión capital, es
la cultura del niño; ese es el problema nacional y ustedes son los estadistas
encargados de darle solución”. Con la certidumbre de que en la niñez esta el
porvenir del país, y de la necesidad de que el magisterio se comprometa con la
sociedad, contribuyendo a enmendar el daño causado por tantas décadas de
abandono Alvarado sentencia con su sapiencia de estadista: “Hecho grande el maestro,
recoja su escudo y tiéndale la mano al analfabeta, sacándole de la ignominia,
de su ignorancia, como dijera el señor profesor Menéndez, porque, de otro modo,
seréis culpables, señores, si por vuestro abandono deja de salir de los campos
o de los pueblos un Juárez, un Altamirano o un Ocampo de los muchos escondidos
en el mundo de los olvidados”.
Las
sabias palabras del general sinaloense, a pesar de que fueron pronunciadas a
principios del siglo pasado, mantienen hoy una enorme vigencia, por ser unos de
los pendientes más importantes el otorgar educación a cada niño del país, y por
ser el magisterio quien a su cargo tiene tan importante deber, el cual, debe
ser cumplido con el compromiso que nuestros tiempos reclaman y sin
claudicación, con la seguridad de que se está contribuyendo a conformar un
mejor país. El destacado papel que tuvo el magisterio en las transformaciones
revolucionarias de la entidad es de valorarse, no sólo como un hecho histórico,
sino como la muestra de la importancia de quienes tienen a su cargo la
formación de las nuevas generaciones mediante la entrega de su esfuerzo y
vocación.
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