La figura de Benedetti es el reflejo del intelectual comprometido; hizo suyas las mejores causas de la humanidad, luchó y escribió por y para ellas.
Cristóbal León Campos / Para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.
Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Tacuarembó-Uruguay, y falleció el 17 de mayo de 2009 en Montevideo, capital de su país. Escribió al menos 80 libros de poesía, cuento, novela, ensayo, periodismo, además de grabar diversos discos con la lectura de su obra. Colaboró en revistas críticas como “Marcha”, “Número”, “Tribuna popular”, entre otras. Fue miembro del Consejo de Dirección de Casa de las Américas (Cuba), donde fundó en 1968 el Centro de Investigaciones Literarias que dirigió hasta 1971. Publicó su primera novela “Quién de nosotros” en 1953, de ahí en adelante, su obra se multiplicará alcanzando reconocimiento internacional y siendo traducida a por lo menos 20 idiomas. Su novela “La tregua” (1960) le valió inscribir su nombre en la literatura universal.
Sensible al acontecer de su nación y de América Latina, ejerció la crítica como periodista y ensayista, dejando importantes reflexiones que esperan ser revaloradas. Militó en el Movimiento de los Independientes del 26 de marzo y en el Frente Amplio, tras el Golpe de Estado del 27 de junio de 1973. Declarado antiimperialista, fue obligado a abandonar Uruguay por la dictadura civil-militar debido a sus ideas revolucionarias. Vivió en el exilio casi 12 años, residiendo en Argentina, Perú, Cuba y España, hasta que en 1985 pudo regresar a su tierra. Los temas del exilio tienen una fuerte presencia en sus escritos; el olvido, la patria, la soledad, el amor, la memoria y la solidaridad.
La figura de Benedetti es el reflejo del intelectual comprometido; hizo suyas las mejores causas de la humanidad, luchó y escribió por y para ellas. Una de esas causas que trastocaron la forma en que la realidad era vista y el papel de los intelectuales era interpretado fue la Revolución cubana, cuya influencia sobre Benedetti puede notarse en su ensayo “El escritor latinoamericano y la revolución posible” (1974), en el que menciona: “…la única forma de que el escritor venza su soledad y supere su frustración o su egoísmo (meros síntomas del subdesarrollo cultural) es que aporte su esfuerzo a la lucha de clases […] Solo participando de algún modo en la transformación colectiva, adquirirá el escritor su inalienable derecho a sentirse transformado”. Ahora, Mario Benedetti es recordado en su centenario; por hacer de la palabra estética de vida, amor y humanidad.
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